Learn to Fly

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-. ¿Segura que le diste el itinerario correcto?.- pregunto la rubia a su amiga que se paseaba como león enjaulado en los pasillos del aeropuerto Internacional Benito Juárez, vestía pantalón entallado impecable negro, una camisa blanca con escote en V, del cual colgaban sus clásicos Ray-Ban clubmaster, un blazer azul marino raya de gis color dorado arremangado hasta el antebrazo y mocasines azul marino, su largo cabello castaño con suaves rizos en las puntas iba de medio lado, al parecer había estado alborotándolo nerviosamente debido a la espera, sus ojos azul intenso bailaban entre las personas que entraban y salían por las puertas, ansiosos. Era sábado por la mañana su vuelo salía en 2 horas, y no, aun no había documentado equipaje, ni quisiera había entrado a la terminal. Había estado llamándole a Juliana desde las 6.30 am y ni si quiera se había tomado la molestia de responderle un maldito mensaje de whatsapp. Estaba furiosa.

-. Que si Lucia, como le voy a dar mal el horario. ¡Era el único boleto de viaje que tenía su nombre!- aunque la castaña comenzó a dudar, que quizá con conmoción del mensaje que le había enviado, se pudo haber equivocado.-. Es todo me voy, no voy a esperarla un minuto más, no quiero perder también yo mi vuelo.- termino diciendo la mujer con las mejillas rojas del enfado.

-. Cuídate mucho, cariño, disfruta el viaje. Y olvídate de la agencia, por el amor a Dios.- dijo la rubia abrazando con mucho amor a su mejor amiga, la cual devolvió el abrazo, al separarse el corazón se le detuvo un instante al ver a la distancia a alguien que se le hizo conocida.

-. Hablando del diablo.- murmuro Valentina

Juliana avanzaba entre la multitud como si la vida no le apresurara, vestía un pantalón de mezclilla desgastados y entallados rotos por las rodillas, camisa blanca cuello Mao desabotonada de los 3 primeros ojales y desfajada, sobre ella una chamarra de cuero negra, Vans negros. Su cabello corto bailaba al ritmo de los pasos de su dueña sobre los pasillos del aeropuerto, sus ojos iban cubiertos por un par de Ray Ban aviador verdes, sus labios estaban iluminados por un labial color granate que Valentina no noto hasta que estuvo prácticamente frente a ella.

Y se dio cuenta que había estado conteniendo la respiración.

-. Hola morrita.- dijo Juliana con una sonrisa de lado masticando una goma de mascar.

-.Estas tarde.- dijo Valentina recobrándose de lo que fuere que hubiera pasado hacia unos instantes.

-. Si lo sé, mi Uber se retrasó y a Uber me refiero a que mi mamá se quedó dormida y en verdad tuve que tomar un Uber.- bromeo la pelinegra quitándose los lentes, dejando ver sus intensos ojos chocolate delineados en negro, Valentina opto por mirar su reloj de pulso, en la muñeca equivocada.

-. Hola soy Lucia.- dijo alegremente la rubia extendiéndole la mano a la recién llegada para romper un poco la tensión.- Soy hermana de Valentina.-

-. Así que la belleza viene de familia. Juliana Valdés a tus ordenes- murmuro Juliana brincando entre Lucia y Valentina que ahora miraba el techo como si estuviera analizando la estructura que lo sostenía. Lucia en su lugar se rio con la pelinegra.

-. Si ya dejaron de socializar, debemos irnos, debíamos haber documentado las maletas hace más de dos horas.- rugió valentina volviéndose a irritar.

-. Oh por mí no hay problema, este es mi equipaje, ¿quieres que te ayude con tu maleta?.- se ofreció al instante la pelinegra

-. ¿Tu qué? ¿Dónde?.- Valentina no se percató de la bolsa que cargaba Juliana en un hombro era de lona tipo army con lo que parecían decenas de parches de bandas musicales y películas de sci-fi, alcanzaba a ver un Baby Yoda de llavero en el cierre, no se explicaba cómo era que ella sabía quién era Baby Yoda.

IntransferibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora