3 |Aguante|

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18 de febrero de 1533

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18 de febrero de 1533

El estómago de Morgan rugía, desesperado por recibir algo de comida, pero ella se negaba a aceptar bocado de lo que le arrojaban, literalmente, de la mesa de sus "compradores", además, en esa fila donde estaban ya no había comida para recibir.

Aquella mujer que había pagado veinte monedas de oro por ella apareció del otro lado de la fila con un hombre vestido igual que el bufón de la corte que durante años tuvo que trabajar incansablemente en las noches que le atacaba el insomnio para entretenerla; si no cumplía su trabajo, terminaba en la horca. Morgan tuvo cerca de cuatro bufones en toda su infancia.

Su primer instinto fue cubrirse con la capa que tenía encima, que era la única prenda medianamente decente que poseía en esos instantes, porque la enagua bajo esta estaba hecha girones y apenas se sostenía, solo le cubría ciertas áreas.

Pero, al darse cuenta de su situación, decidió dejar caer los brazos y permitir que le hicieran lo que fuera necesario. Ya no le importaba nada y ella no valía nada más que veinte monedas de oro.

¡Veinte monedas! Por la mujer rubia a su lado habían pagado treinta.

Estaba avergonzada, humillada y abusada, lo único que le faltaba era ser violada y viendo sus condiciones, eso no tardaría en ocurrirle, porque sabía en donde se encontraba, conocía lo que le harían si la aceptaban ¿Y sí no? Su destino era la muerte o el mercado de esclavos.

¿Cuál opción era peor?

El hombre la tomó por sorpresa, era bajito y la obligó a inclinarse y abrir la boca ¿Por qué? Claro que tendría un aliento de mil demonios porque había pasado días sin tener una higiene adecuada, pero muy seguramente tenía que oler mejor que todas las demás porque ella sí había conocido el milagro que era el agua combinada con la esencia de vainilla de Rutenia.

—La pulga. —Habló en turco el hombre y Morgan le entendió porque su padre insistió en enseñarle el lenguaje del enemigo desde muy corta edad para así no ser engañada fácilmente por aquellos "pecadores seguidores del mal".

El hombre le tomó la mano y Morgan comenzó a luchar para soltarse, sin embargo, este le torció los dedos para que se quedara quieta y luego de soltar un aullido de dolor, la pelirroja dejó la mano inmóvil.

Le colocaron algo en el dorso de la mano y al principio no supo de qué se trataba porque la visión estaba algo borrosa debido a que la luz de las ventanas era algo demasiado nuevo para ella tomando en cuenta que pasó días enteros enterrada en el fondo de un barco, pero cuando logró ver ahí a un insecto comenzó a alterarse.

Gritó y aquella mujer que la compró se acercó por su espalda, le tiró del cabello y así la forzó a inclinar la cabeza hacia atrás.

—Quédese quieta. —Le habló en ucraniano, su lengua nativa y Morgan abrió los ojos de par en par porque, a pesar de estarle tirando los cabellos, le estaba hablando con cierto respeto. —Deje de luchar y obedezca.

Survivor {The Tudors}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora