8 |Saber hablar|

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16 de marzo de 1533

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16 de marzo de 1533

Todas las concubinas se encontraban danzando al ritmo de la música que tocaban las más "mimadas", debido a que eran las únicas que podían poseer el conocimiento para saber como pasar sus dedos correctamente sobre el arpa o siquiera un laud.

El ambiente bien podía considerarse maravilloso con todos los colores, sonidos, aromas ¡Incluso a las recién llegadas les habían permitido utilizar vestidos diferentes a sus horribles uniformes! La madre sultana había ordenado que estos fueran repartidos junto a un par de joyas para celebrar el regreso triunfal de su hijo.

Todas en el harén estaban felices, incluso casi resplandecientes, excepto una pelirroja vestida de blanco, la cual se encontraba hecha un ovillo en un rincón, sentada sobre un almohadón de plumas.

A comparación de las demás aquella jovencita podría considerarse fea debido a la posición engurruñada que tenía en ese rincón, luciendo como si estuvieran a punto de golpearla, pero ¿Qué otra posición podía tener cuando había acabado de ser castigada durante días?

Su cabello rojizo estaba esponjado debido a que no había tenido cuidados propicios, además, el sol y la lluvia a los cuales fue expuesto durante días iba a dejar estragos en él; el hecho de haber sido la última en asearse y tenerlo aún húmedo no ayudaba. La madre sultana había repartido vestidos y Morgan fue la última en "elegir" (no tuvo esa oportunidad y ni siquiera la quería, fue Dilara quien seleccionó algo y aprovechando su estado agotado se lo colocó). El blanco no era un color que le favoreciera mucho, en especial cuando su piel estaba quemada y casi ampollada por el sol.

Tenía zapatos puestos, unas sandalias de estilo griego en color marrón tan delgadas que si llegaba a pisar una piedra le dolería, además, debían ser atadas casi a la altura de la rodilla con las cintas que traía incluida la plataforma. Combinaban con el vestido, pero no se le veían completamente bien a ella debido a que no eran sus colores.

Aunque siempre los había usado: blanco y negro eran los colores de la realiza de Rutenia. Blanco para representar la pureza antes del matrimonio y después el negro para la elegancia. Esos colores llenaban su guardarropa y a pesar de no ser los que más le sentaran siempre los usaba y le gustaban.

Pero en ese momento parecía un tomate rodeado por una servilleta.

Las muchachas seguían danzando animadamente, moviendo sus manos y sus caderas de forma arrítmica, sin lograr coordinar con la música. Todas felices y ajenas al sufrimiento de la odiosa pelirroja, que había llegado a ese harén gritando y refunfuñando que era mejor que cualquiera. Algunas se alegraban de lo que le habían hecho, otras sentían piedad por ella y otras (la gran mayoría) no querían ni verla debido a que era un recordatorio contante de lo que les harían si desobedecían las costumbres otomanas.

Y era muy fácil desobedecer las reglas cuando no las conoces, pues en el harén otomano no había mujeres turcas, todas eran nacidas de otras naciones.

Survivor {The Tudors}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora