~Para entenderla, debes conocer toda su historia.~
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Morgan fue forzada a ir a la corte inglesa para casarse con el rey Henry Tudor, bien conocido en todo el mundo por sus "conflictos amorosos". A pesar de que sus padres y su país la obligan a con...
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27 de enero de 1547
Oh... ¿Cuántas veces en esos días su vida se había manifestado ante sus ojos dolorosamente? Podía recordar cada suceso desde que llegó a tener uso de razón y, lo peor de todo, era que sus fracasos y arrepentimientos se mostraban ante sus ojos de la forma más dolorosa, recordándole que ya era un anciano que apenas lograba moverse y no podía hacer nada para remediar las horribles cosas que había hecho.
La culpa llegó a él en ese momento y no se iba, además, la presencia de los fantasmas de sus primeras tres esposas empeoraba la situación.
Se sintió observado y no necesitó darse la vuelta para ver quién era su siguiente visita.
—Así que sí lograste recibir mi carta. —Habló viendo hacia la pared que tenía ante él, agradeciendo a dios que no moriría solo a pesar de que esa había sido su elección; no quería que su familia lo viera así y ella tampoco, pero necesitaba verla una última vez antes del final. —Y viniste.
—No podía dejar de hacerlo. —La voz sonaba áspera, para nada como la recordaba de la última vez que la escuchó, ¿Hace cuánto había sido? Tal vez unos siete años, cuando viajó invitado con Elizabeth a conocer a su primer par de gemelos, solo para enterarse de que esperaba a los segundos.
Las cartas para él dejaron de llegar años atrás y solo eran para Elizabeth. Sintió tanta envidia que le prohibió recibir esas cartas y las ultimas que llegaron comenzó a leerlas descaradamente, enterándose de que esa mujer parecía quedar embarazada año tras año sin falta.
Oh... su mayor arrepentimiento era ella, una mujer hermosa y fructífera a la cual perdió de la manera más estúpida: engañado por la inocencia y pureza de esa criatura.
Dejó de ver en dirección a la pared y descubrió una figura vestida con las elegantes ropas características de una reina regente dándole la espalda, sin embargo, había cambiado abruptamente su físico ¡Y no le gustaba lo que veía!
Tantos partos obviamente le habían hecho daño, haciendo que su espalda se ensanchara tremendamente, el cabello rojizo ya no lo usaba en un estilo salvaje, se encontraba recogido en un peinado similar al que su primera esposa comenzó a lucir cuando su cuerpo fue incapaz de dar a luz más hijos. Todos esos defectos empeoraron cuando se dio la vuelta y pudo ver que el rostro que alguna vez había sido encantador, juvenil y completamente pecaminoso se había perdido con el paso de esos 7 años.
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