Capítulo 11

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Hola! 

Capítulo 11

La ciudad seguía dándome escalofríos por lo solitaria y tenebrosa que me parecía.

—¿A caso hubo una guerra o algo así? —Pregunté a Gema. Ella nos estaba guiando por una pequeña calle plagada de insectos que su vestido atraía y devoraba como si estuviera vivo.

—Algo así. Hace años, los monstruos invadieron este lugar y los demonios pelearon contra ellos. Al verse acorralados por tantas criaturas malignas, liberaron una bomba mágica que acabó con toda la ciudad y sus habitantes.

—¿Prefirieron morir antes que entregar la ciudad? —Preguntó Cinder con horror.

—Sí. Los pocos demonios que sobrevivimos, no tuvimos otra opción que adaptarnos. Muchos nos fusionamos con monstruos y nos convertimos en esto.

Se volvió hacia nosotras y su vestido se separó un poco de ella. entonces nos dimos cuenta de que no era precisamente ropa, sino un monstruo que estaba pegado a ella y que la cubría como una segunda piel. Tanto Cinder como yo retrocedimos espantadas.

—No se preocupen. Nuestra relación es de mutuo beneficio. Además, el monstruo sobre mí entiende qué pasa. Está conmigo porque le conviene.

—¿Es seguro acercarnos a ti? —Quise saber..

—Sí, claro. Si le hubieran gustado a Sprad, ya estarían muertas.

Gema sonrió con malicia para subrayar sus palabras. Se dio la vuelta y siguió caminando. Cinder, sin embargo, no dejó de mirarla con sospecha y eso no me gustó.

De repente, un monstruo con forma de lobo apareció por una esquina. Era más algo que el techo de mi casa y tenía las garras cubiertas de sangre, al igual que los colmillos. Sus ojos blancos resplandecieron al vernos y se abalanzó sobre nosotras.

Creí que Gema haría algo, pero simplemente saltó para esquivarlo. El lobo la ignoró y se fijó en mí. Sentí su maldad y por un momento, ya no pude moverme.

Antes de que nos alcanzara, Cinder extendió sus alas y embistió a la criatura con la fuerza de un huracán. Lo clavó en la pared de un edificio y, sin darle tiempo de defenderse, sujetó su garra con ambos brazos y lo lanzó hacia el aire.

—¡Golpéalo, Leora!

—¿Ah? ¡Ah, sí!

Al fin reaccioné. Apunté con la mano al lobo que seguía dando vueltas por el aire y conjuré mi técnica.

—Arte demoniaca número 4: ¡Rayo directo!

Mi brazo se incendió con mi propio poder y lancé un rayo de energía contra el lobo. Lo atravesé justo en el pecho, causándole una herida mortal. Cuando llegó al suelo, ya estaba muerto.

—Le diste justo en el corazón —dijo Gema sorprendida—. Tienes una puntería excelente, Leora.

—Gracias —reí rascándome la cabeza.

—Pues de nada sirve —gruñó Cinder— si eres demasiado lenta como parte reaccionar. De no ser por mí, estarías muerta.

Fruncí el ceño y quise decirle dos que tres cosas, pero me abstuve de hacerlo. No quería buscarle bronca y menos si ella estaba tan enojada.

Seguimos nuestro camino, derrotando a los monstruos débiles que se nos cruzaban. Gema no intervino en ninguna pelea porque según ella, era demasiado cansado y no valía la pena gastar energía en presas que no podía comerse. Así fue como llegamos hasta un cementerio abandonado.

—Es aquí —dijo Gema—. Suerte. Estaré aquí afuera esperándolas.

—Pensé que te irías —dijo Cinder.

—No. Si siguen con vida después de pelear contra Mitrik, necesitaré de su ayuda para recorrer el camino de vuelta.

—¿Y si morimos? —Pregunté.

—Tomaré otra ruta más larga y con menos alimento. Como sea, espero que les vaya bien.

—¿Estás preparada? —Preguntó Cinder. La dureza en sus ojos hizo que me sintiera como una debilucha comparada con ella. No tenía que ser muy lista para saber que no confiaba en mí.

—Adelante.

Entramos al cementerio, y nada más poner un pie dentro, sentimos un aura devastadora que nos puso los pelos de punta. Una burbuja de oscuridad creció desde el suelo y nos encerró, aislándonos del exterior. La única luz que teníamos, provenía de los electrizantes rayos que recorrían la burbuja.

—¿Qué es esto? —Preguntó la voz de un hombre, aunque ligeramente distorsionada—. ¿Visitas? Me sorprende que hayan llegado hasta aquí.

Cinder se puso en guardia con las alas extendidas y la espada desenfundada.

—¡Hemos venido a matarte!

—No le digas eso —rezongué—. ¿Quién se presenta así?

Una figura fantasmal tomó forma delante de nosotras. Su melena roja se agitaba a la altura de su cintura y su armadura verde estaba llena de joyas y rodeada por un cinturón de calaveras pequeñas. Llevaba una guadaña afilada en la mano derecha y una serie de anillos en los dedos de la izquierda.

—Se ve... intimidante —acepté tragándome el nudo que tenía en la garganta.

—No dudes, Leora —dijo Cinder—. Lo someteré y tú lo rematas. Prepara la técnica más poderosa que tengas.

El aura de Leora se hizo más intensa y brillante, y se lanzó contra Mitrik con la velocidad de una flecha. Bajó la espada sobre él... pero el monstruo se hizo aire y apareció detrás de Cinder. La golpeó en la espalda usando sólo el dedo pulgar y la envió contra el tronco de un árbol podrido.

—Oiga, oigan —dijo volviéndose hacia mí—. ¿Son las primeras invitadas que tengo y me tratan de este modo? ¿En dónde están sus modales?

Apunté hacia él con mi mano y arrojé un rayo de energía sobre él. Mitrik ni siquiera tuvo que esquivarlo. El golpe le dio en el pecho de la armadura y se deshizo.

—Oh, ya entiendo. supongo que no están aquí por un poco de té.

Apuntó un dedo hacia mí. Intenté escapar, pero mis pies estaban congelados de miedo. En ese momento, Cinder apareció a espaldas del monstruo y lo golpeó con su espada justo en el cuello.

Su arma se quebró como si la piel de Mitrik estuviera hecho del metal más duro del infierno. Cinder se quedó pasmada ante la resistencia del monstruo.

—¡Quítate de ahí! —Grité.

Fue tarde. Mitrik se giró hacia ella y la sostuvo del cuello. No pude hacer nada cuando la estampó en el suelo con tanta fuerza que la pobre perdió el conocimiento.

—¡No! ¡Cinder! ¡Cinder, despierta!

—¿Es amiga tuya? ¿La quieres de vuelta?

La sujetó del tobillo y la lanzó hacia mí. Extendí los brazos para recibirla y logré alcanzarla antes de que se estrellara contra la tierra.

—¡Cinder!

—Está inconsciente —dijo Mitrik. Se sentó sobre una lápida y puso su báculo a un lado—. Ahh. Y yo que había preparado un poco de té.

—¿Quién eres? —Pregunté con Cinder en mi regazo.

—Un simple monstruo que vive aquí, en un cementerio. Mi pregunta es ¿por qué la princesa del imperio oscuro de Stanmore está aquí?

Mis ojos se abrieron de par en par.

—¿Co...conoces a Cinder?

La única respuesta de Mitrik en ese momento fue sonreír con la astucia de un felino.

—Si me das un golpe, te lo diré.

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uyy qué idetidad tendrá este monstruo y como es que sabe sobre cinder??? no se pierdan el prox cap. por cierto, qué les parecio la corta pelea? estuvo bien narrada? diganme jeje  

[Terminado ]Lujuria Demoniaca [Lésbico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora