Parte 16

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hoy les dejo un poco más de momentos "Madre e hija" 7u7 no piensen mal.

Capítulo 16

Una de las cosas que me empezaban a gustar del primer infierno, era la ausencia de animales peligrosos en la selva. Muchas criaturas corrían nada más vernos y no tenían aspectos salvajes que inspiraran temor. Sus pelajes eran coloridos, chillaban o cantaban entre los árboles y se escondían dentro de sus madrigueras.

—Te dije que este sitio era para relajarse —dijo mi madre. Caminaba delante de mí con su vestido azul oscuro revoloteando a la altura de sus rodillas—. No estés a la defensiva todo el tiempo.

—No puedes echarme la culpa por estarlo. De dónde venimos, si no vigilas tu espalda, te pueden envenenar.

—Nah, tampoco seas exagerada.

Ya que ninguna de las demás había querido acompañarnos de paseo, mamá y yo éramos las únicas que recorríamos la selva buscando uno de esos maravillosos estanques medicinales de los que tanto hablaban los lugareños. Según ellos, sus aguas tenían compuestos minerales que revitalizaban el cuerpo y dejaban la piel como la seda.

—No te quedes atrás, niña. Creo que ya lo encontré.

Corrí para alcanzarla y me quedé a su lado, contemplando con una sonrisa el bello estanque de aguas cristalinas en medio de la selva. Estaba un par de metros por debajo de nosotras y era tan transparente, que hasta se podían ver los cardúmenes de pequeños peces coloridos nadando de un lado a otro.

—No veré nada así en el segundo infierno —comenté.

Mamá se bajó el vestido, lo dobló cuidadosamente y lo dejó sobre una piedra. Contó hasta tres, y se lanzó al agua. Nadó igual que una sirena y salió para llamarme con la mano.

—¡Anda, Leora! ¡Tírate!

—¿Está fría?

—Un poco.

Respiré hondo para quitarme la vergüenza y me desnudé lentamente. Dejé mi ropa junto a la de Ralia y, tras tomar otro poco de aire, me aventé al agua. ¡Estaba muy fría! Se me congelaron los músculos al instante y quise salir corriendo. Mamá nado hacia mí y me abrazó por la espalda.

—¡No escaparás!

—¡Brr! ¡Me congelo!

—Ya, ya. Deja que el calor de mami te haga sentir mejor.

Nos quedamos flotando por un rato hasta que mi cuerpo se acostumbró a la temperatura. Entonces, mamá me soltó y nadó conmigo hasta ponernos bajo la sombra que proyectaba la rama de un árbol. Ella estiró los brazos y sacó el pecho, lo que hizo que sus senos parecieran más grandes de lo que eran en realidad. En cuanto notó que yo la miraba, me guiñó el ojo.

—¿Te gusta lo que ves?

—No, para nada. Son sólo pechos.

—Bebiste de ellos cuando eras un bebé.

—No... no me lo recuerdes.

—Eres tan tímida, Leora —dijo con cierta melancolía—. Me recuerdas a tu papá. Tuve muchos problemas para conquistarlo. El cabrón no se dejaba y corría de mí. Digamos que me casé con él casi a la fuerza.

—Papá ¿eh? —suspiré. Él no tenía ni idea de qué había sido de mí. Se había marchado tres años atrás, antes de que yo entrara a la academia dunkel. Estaba segura de que cuando él volviera y viera el fraude que era yo, me fulminaría con una de sus miradas de hielo.

—¿Y qué milagro que no vino Meredy?

—Ah, la pobre quería un descanso de mí. Creo que la he explotado mucho estos días. No se mueve de mi cama y yo... no tengo valor para decirle que no.

[Terminado ]Lujuria Demoniaca [Lésbico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora