Epílogo

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Epílogo

Mi madre terminó de cepillar cien veces mi cabello negro y dejó el cepillo sobre el tocador. Me sujetó suavemente de los hombros y las dos admiramos nuestros reflejos. Ella vestía un babydoll negro y transparente que marcaba el contorno redondo de sus pechos. El cabello le caía libremente sobre los hombros blancos y sus labios rojos dejaron ir una sonrisa maternal.

—Ay, Leora. No puedo creer que eres una dunkel y que tendrás que patrullar la ciudad.

—Estaré bien, mamá —puse los ojos en blanco—. Nada malo me pasará.

—No lo digo por eso. Se supone que ser una dunkel es un trabajo importante. Somos defensores de este infierno y ¿qué harás tú? Dirigir el tráfico y ayudar a los niños a cruzar la calle.

—Mejor eso que pelear contra una secta demoniaca, ¿no?

Había pasado un mes desde que Tadhiel derrotó al líder de Luna Roja, y desde entonces, la paz había regresado a Ciudad Satánica. La mayoría de las personas ni siquiera se enteraron de lo cerca que estuvieron de la muerte por culpa de las ambiciones de unos cuantos tontos, y pensándolo bien, era mejor que eso quedara en secreto. Después de todo, éramos demonios pacíficos.

—¡Oye! —Gritó Envy desde el baño—. ¡Me metiste jabón en el ojo!

—Es culpa tuya por querer agarrarme por la espalda —respondió Cinder.

Mamá apoyó el mentón sobre mi cabeza y me rodeó con los brazos. Su reflejo en el espejo adquirió un tono sensible y hermoso.

—No puedo creer que tengas dos armas sirvientes. ¿No es cansado para ti?

—En parte. Tenerlas satisfechas es difícil. Siempre están peleando por decidir quién me quiere más o quién es la más bonita de las dos.

—Te envidio —dijo Ralia con la vocecita triste—. Yo quisiera que me den mucho amor.

—¡Ja, ja! Puedes unirte cuando quieras, mamá.

—¿En serio? Me lo pensaré. No quiero que te espantes otra vez. Durante el ritual de sumisión de Envy, casi te mato de placer.

Me ruboricé al oír eso y tosí para aclararme la garganta. Giré la cabeza y le di a mamá un beso de piquito en los labios. ella me lo devolvió con la misma ternura.

—¿Señora? —Meredy entró al cuarto—. ¿Va a venir a la cama?

—Sí, ahora voy.

—La espero.

La chica salió y yo aproveché ese momento para mirar a Ralia.

—¿En serio esa mocosa es tu...? Lo que sea.

—Bueno. Mientras tu padre esté lejos, tendré que encontrar la manera de divertirme.

—Ojalá que no se convierta en mi segunda mamá. Sería de lo más raro.

—¿En serio? —Cruzó los brazos y arqueó las cejas—. Que madre e hija se hayan enrollado en un ritual de sumisión ya es bastante raro ¿no crees?

—Puede que... tengas razón.

—¡Envyyyyyy!

—¡Cindeeer!

Rodé los ojos. Esas dos se iban a matar si no las detenía.

Dejé a mi madre y caminé con paso firme hacia el baño. Abrí la puerta y encontré a las dos chicas totalmente desnudas y empapadas con jabón peleando en el suelo. Envy estaba arriba, intentando tirarle shampoo a Cinder en los ojos.

[Terminado ]Lujuria Demoniaca [Lésbico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora