Capítulo 5: Lo oculto.

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"No confíes tu secreto ni al más íntimo amigo; no podrías pedirle discreción si tú mismo no la has tenido".

Ludwig van Beethoven

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Hace 4 meses atrás:

Llevándose el silbato a los labios, Rose Carter, luciendo el uniforme de patrullera, con la gorra en la cabeza y el chaleco reflectante, alzó una mano y le permitió a aquel vehículo que avanzara, tras eso, con su libreta en manos, caminó hasta un punto del camino, volvió a hacer sonar el silbato y le ordenó al siguiente vehículo de estacionarse a un costado de la berma, cuando se acercó a él y vio como el vidrio se bajaba, entreabrió los labios sorprendida, no se esperaba que fuera él...

—El departamento de recursos humanos dijo que las mujeres estaban altamente capacitadas para enfrentar crímenes violentos —dijo Jeremy con expresión casual—. ¿Cómo es que está trabajando como patrullera?

—Burocracia... —respondió Rose—. Hasta hace poco estaba en Washington y ahora esto, ¿todo porque se me acusó de uso excesivo de la fuerza? ¿Cuál es la diferencia de que esto sea Portland con D.C.?

—Teniente Carter —le interrumpió Jeremy—. El teodolito de la bola mide 100 metros y 12,3 milímetros. 62 abdominales en 229 segundos, 63 flexiones... —él se frotó el mentón y miró de reojo a la joven que le observaba perpleja, sin comprender nada—. Lo que me impresiona es el agarre izquierdo y derecho a 62 grados, y la puntuación perfecta es de 61. Parece que no tienes ninguna fuerza en absoluto, por lo que no creo que te guste un trabajo como este —él entonces sacó su identificación y la alzó, Rose hizo el ademán de cogerla pero Jeremy la retrajo mirándole con una tenue sonrisa—. Si sigo recibiendo multas como esta para que me lleven rápidamente, estaré quebrado.

Ella entonces recibió aquel plastificado y lo miró, Jeremy Stephen Donovan, ese era el nombre de aquel policía... Y si bien una parte de ella le había dicho siempre que no era bueno involucrarse con hombres menores, algo le dijo que aquel tenía un espíritu mucho más viejo de lo que decía en su identificación... en otras palabras... le gustó desde el inicio...











—Finalmente —dijo solo unos días después el comisario Frank Huntington paseándose por su oficina con las manos en las caderas, ante él tenía a tres jóvenes en sus impecables uniformes de policía, uno sacado desde las brigadas de ciber-crimen, un novato proveniente desde Rusia y una ex detective de la central en D.C.—, a petición especial del superintendente Donovan: Hunter Cambridge, Zinov Smirnov y Rose Carter, se decidió incluir a los tres en un equipo para trabajos especiales. ¿Alguna objeción?

—¡Ninguna, señor! —respondieron a coro aquellos tres cuadrándose ante su superior.

—Cada uno tiene un periodo de vacaciones de una semana y a partir del 5 de enero deben ir a la oficina del equipo especial. Pueden irse.

—¡Atención! —exclamó Hunter—. ¡Saludo!

—¡Saludo! —repitieron Zinov y Rose ejecutando el saludo de visera.

—Saludo —repitió el comisario realizando el mismo movimiento para luego girarse hacia su escritorio.

Aquel momento lo sintió Rose como un verdadero júbilo, así que para cuando se tuvo que presentar en la fecha acordada en la central metropolitana de Portland, no sabía muy bien lo que de verdad haría, si bien tenía experiencia en el área, llegando a liderar, aunque había sido solo por 3 años su propio equipo de investigación, ahora se sentía como una novata... Estaba tan nerviosa que casi no había dormido la noche anterior...

Secretos en Colina BlancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora