Capítulo 1: Muertes anunciadas.

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"Es un momento en que el espíritu de uno es tenue y triste, uno no sabe por qué; cuando el pasado parece una desolación barrida por la tormenta, la vida es una vanidad y una carga, y el futuro es un camino hacia la muerte". 

Mark Twain

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En algún lugar hace 28 años atrás:

Ese sonido chispeante fue interrumpido por el graznido de un cuervo... La luminosidad anaranjada y el olor denso del humo, hicieron que las plumas negras del ave se tiñeran de destellos anormales... no obstante, la criatura no se quedó por mucho tiempo aferrado a esa rama, sus garras pronto se abrieron, así como sus alas, y se dejó caer en picada desde lo alto de aquel pino hasta emprender el vuelo por aquella área...

Las llamas, el incendio, se había extendido por todo el complejo, las chispas se elevaban por acción de las corrientes cambiantes de aire que se producían por el ímpetu incandescente de esas olas flamígeras...

Un neumático apareció rodando por aquel camino flaqueado por el incendio, envuelto también en fuego, liberó lenguas brillantes así como dejaba a su paso el caucho quemado y maloliente... No obstante, a pesar de todo el caos en rededor, aquel niño vestido de blanco avanzó sin inmutarse, ni siquiera cuando el graznido del cuervo llegó a él volando muy cerca de su cabeza hasta perderse entre las columnas de humo... Una persona apareció desde atrás, caminaba tambaleante, sucio, herido y con la mirada perdida... llevaba una gran roca en la diestra y, con ese mismo paso vacilante, se acercó a aquel niño que ya llegaba a las escaleras del edificio principal... el hombre alzó el brazo con la piedra lista para darle en la cabeza, pero entonces alguien más apareció y se abalanzó sobre él, le derribó y, profiriendo un rugido, enterró los dientes en su cuello desgarrándole brutalmente la garganta... Por su parte, sin reaccionar a esos alaridos y gritos, aquel niño con la camisa bordaba en el lado izquierdo con el número 98, subió uno a uno los escalones con sus pupilas fijas y vacías en las puertas... en su mente se seguían reproduciendo los ecos del pasado, los susurros de una época lejana cuyos hechos se estaban replicando en ese preciso momento... por acción de sus manos y esas manos ajenas que se movían en su interior... Los deseos y anhelos que habían acudido a él en forma de sueños y ahora le dominaban por completo... esto, lo que ahora se desarrollaba en forma de fuego, gritos, sangre y muerte, era lo que "él" quería que volviera a pasar...

Y así, cuando a metros de cruzar esas puertas, aquel niño ausente y presente se giró y observó la extensión de los patios exteriores del complejo... el caos seguía extendiéndose, aquellos seres mythoi atacando a los humanos que los habían tenido cautivos, y aquellos humanos también asesinándose entre ellos; el sueño, la pesadilla que "él" había traído del pasado, les había dominado por completo. El niño sonrió en representación de "aquel", así había sucedido también en el pasado hacía más de dos mil años tras, "él" había hecho lo mismo y así los había castigado, así como el 98 lo estaba haciendo ahora... Los había hecho apuñalarse, los había hecho estrangularse, los había hecho abrirse los vientres y los había hecho colgarse de los árboles con los ojos sangrantes y las lenguas colgando... Un digno espectáculo...

El niño entonces retomó su camino hacia el interior del edificio, avanzó por el pasillo plagado de humo, escuchó los cortocircuitos de los tubos de iluminación... escuchó los gritos de la lejanía, esquivó los cadáveres que aparecieron a su paso e ignoró a aquellos que se devoraban entre ellos; llegó al final ante dos puertas grises y abrió cogiendo el caliente pomo metálico. A esas alturas, el esfuerzo con la fuerte conexión que tenía con él, le había comenzado a hacer sangrar los oídos y la nariz...

Secretos en Colina BlancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora