Miro por la ventana del auto mientras escucho a mi madre parlotear sobre mi "nuevo comienzo", mi antigua vida queda atrás al igual que mi hogar, todo esto ha sido tan repentino, miro los vendajes en mis brazos y los recuerdos invaden mi cabeza.
Recuerdo la mirada triste y decepcionada de mi madre y como mi padre ardía en ira intentando saber quien me había dañado, no podía decirles que un compañero me había atacado por ser "diferente" así que solo me quedó culparme a mi misma.
-intente hacerme daño- fueron las palabras que salieron de mi boca ese día.
Sufrir depresión y hostigamiento por parte de mis compañeros de escuela hacía bastante creíble la idea de haber intentado suicidarme y esto preocupaba bastante a mis padres, supongo que no tenían idea de cómo lidiar con una hija adoptiva, suicida y diferente a los demás pero los entendía si yo fuera ellos me habría dejado en el orfanato.
No pertenezco aquí y todos a mi alrededor se han empeñado en recordarmelo con cada paso que doy.
-Gia- la voz de mi madre me saco de mis pensamientos -¿estás bien?- la preocupación era evidente en su voz y yo solo quería gritarle que no que nada estaba bien, que mi vida estaba cambiando de un día para otro solo porque era diferente a los demás, solo porque un idiota había decidido que era mejor terminar conmigo que aceptarme pero no podía decirle eso, lo que menos quería era agobiarla más, después de todo gracias a ellos tenía la oportunidad de vivir una vida "normal" y no en las penumbras del orfanato.
-Estoy bien mamá- sonreí para que pudiera verme por el retrovisor -algo nerviosa pero emocionada- mentira, mi vida era eso, una maraña de mentiras.
-Te encantara el nuevo colegio son tan...- pensaba las palabras correctas para no herirme sin embargo ya nada me hería al contrario agradecía que se tomara la molestia de tratarme como alguien normal -inclusivos- sonrío para demostrarle que no me había molestado su elección de palabras y al fin mi madre deja de estar tensa.
Volvimos a sumirnos en un incómodo silencio hasta logré quedarme dormida pero ni en mis sueños mis recuerdos dejaban de atormentarme, debía soltarlo y olvidar pero me era imposible.
-No eres nadie- escucho a mis espaldas mientras corro pero al ver mis pies no avanzo -crees que si alguien como tú muere le importará a los demás- ríe pero su risa solo me provoca un escalofrío, tengo miedo.
Las lágrimas resbalan por mis mejillas sin previo aviso
-ahora vas a llorar, eso no te va a salvar, lucha lucha como los de tu especie mataron a muchos de nosotros -no soy un monstruo, estoy sumida en convencerme que no soy lo que él dice que no noto que me ha acorralado, veo su mano elevarse y como sus filosas garras salen a la luz, mis ojos se abren como platos y mi único reflejo es colocar mis brazos para protegerme, el ardor tarda en llegar y de un momento a otro es remplazado por dolor un dolor que conozco pero esta vez no me lo he provocado yo, abro mis ojos que sin darme cuenta había cerrado, miro el piso y hay sangre mucha sangre, es mucha sangre, es mi sangre.-Gia preciosa despierta- las manos de mi madre tocan mis piernas y no puedo evitar sobresaltarme al sentir su pelaje en mi piel lisa -estabas soñando- me mira preocupada pero yo estoy aliviada al darme cuenta de que todo era un mal sueño, una pesadilla -ya casi llegamos- sonreí de lado pero sé que aún está preocupada.
Me acomodo en mi asiento y de mi mochila saco el libro de autoayuda que me dio mi madre ya que ella es psicóloga pero esto no me ayuda ni me consuela.
1. Se amable contigo mismo (qué estupides, si claro seré amable conmigo misma sin importar que cada día que me miro al espejo me odio más por no haber nacido como un animal, fácil)
2. El sutil arte de que todo te importe una mierda (eso me agrada)
Saco un marcador de mi mochila y lo subrayo con un color amarillo chillante.-¿Te está gustando?- mi madre me ve con una sonrisa al darse cuenta de que al fin he decidido abrir el libro que me regalo.
-Me encanta- sigue mintiendo Gia, sigue mintiendo.
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Llegamos a un enorme colegio aún más grande que mi anterior escuela, la entrada estaba cerrada según lo que me había explicado mi padre era que es un campus en el que los alumnos aprenden a coexistir en armonía para después poder salir al "mundo real" pero por alguna extraña razón sentía que yo no podía existir en ningún lugar, no era una especie en peligro de extinción, ni una especie nueva, yo solo era una plaga que había sido eliminada de la tierra.
-Te acompañaremos adentro para poder hablar con el director- mi padre hablo por primera vez en el viaje, su voz tenía un tono formal y serio pero su semblante era triste, él me había enseñado a no demostrar mis sentimientos "jamás dejes que nadie vea que te ha hecho daño" solía decirme cada vez que llegaba de la escuela llorando porque mis compañeros se burlaban de mi.
-Esta bien padre- mi voz desprendía respeto y así era lo respetaba demasiado sin embargo eso no quitaba el echo de que lo amaba con cada latido de mi corazón al igual que a mi madre.
-Pues vamos- mi madre fue la primera en bajar del auto y así mi padre y yo seguimos su acción. El sol era demasiado brillante y me impedía ver del todo al gran campus así que coloque una mano en mi frente para darme algo de sombra.
-El sol de verano es insoportable- miro al frente para ver a la dueña de esa gangosa voz, era una oveja con un formal uniforme de secretaría, lucia amigable aunque creo que casi todos los herbívoros son así -soy la señorita Rosa y estoy aquí para darle la bienvenida a la Academia Cherryton- sonrío sin mostrar los dientes y el nerviosismo invadió mi cuerpo.
La señorita Rosa comenzó a caminar hacia la entrada mientras era seguida por mis padres, yo me tomé mi tiempo para inhalar y exhalar.
-Tú puedes Gia, eres fuerte, eres valiente y puedes con todo- me dije para darme ánimos y fuerzas para poder seguir.
Seguí a mis padres a la entrada que era vigilada por unas águilas uniformadas, me veían como si fuera su ¿presa?, corrí hasta alcanzar a mis padres y entrar al campus, di un último vistazo a al auto de mis padres, las puertas se cerraron y ya era demasiado tarde para arrepentirme de estar aquí.
Caminábamos detrás de la señorita Rosa hasta que llegamos a las áreas recreativas repletas de estudiantes, herbívoros y carnívoros convivían en paz y hasta pareciera que no existían diferencias entre ambos bandos, esto me hizo sentir más tranquila tal vez después de todo si podría encajar pero mi esperanza se derrumbó al ver como todos los ojos se posaban en mis padres y sobretodo en mi y era algo que entendía en ningún lado era normal ver a un lobo gris con una leona albina como esposa y una hija humana adoptiva, pero claro que lo más anormal de todo esto era yo, era un poco común ver a especias distintas tener una relación amorosa era por eso que cada año en el orfanato los niños iban y venían ya que entre especies diferentes no podían reproducirse.
-¿Te gustan los deportes?- esa gangosa voz me saco de nuevo de mis pensamientos -el campus cuenta con equipos de futbol americano, basquetbol, voleibol, tenis aunque creo que te quedaría mas ser porrista, tienes un rostro bonito y eres delgada será fácil para las demás cargarte- la oveja no dejaba de parlotear y yo solo intentaba procesar cada palabra.
-Yo... Yo- no sabía que responderle y solo me quedaba tartamudear mientras pensaba una respuesta.
-tienes razón no creo que el deporte sea lo tuyo- me miro de arriba para abajo -el club de teatro te quedará genial- ¿teatro? No puedo ni hablarle a una simple oveja como carajos le haré para hablar frente a mil animales expectantes de mi ser -mañana te llevare personalmente al club será genial- dijo emocionada y mi madre volteó a verme con un brillo en sus ojos, se hacía muchas ilusiones de mi estadía en este lugar pero yo solo podía pensar en las miradas que estaban puestas en mi.
-Te ven porque eres muy bonita- mi padre susurro en mi oído al notar mi nerviosísimo ante tantos ojos puestos en mi, levante mi cabeza para verlo a los ojos ya que él era mucho más alto que yo, me dedico una sonrisa llena de dulzura que sin darme cuenta me dio una tranquilidad inmensa.
La confianza invadió cada centímetro de mi cuerpo y decidí poner en marcha el consejo número 2 de mi libro de autoayuda.
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Come on to play
FanficHaber nacido en un mundo donde tu especie es considerada el mayor depredador y a causa de esto término por extinguirse no es lo mejor. En un mundo donde los animales reinan y se adaptan a tal grado de convertirse en seres civilizados para coexistir...