Estamos condenados

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POV Gia

"El amor es, simplemente, la denominación del deseo y de la búsqueda del todo"

Los griegos antiguos creían que las personas tenían 4 brazos, 4 piernas y una cabeza formada por dos rostros.

Éramos felices.

Completos.

Tan completos que los dioses temían que eso quitara nuestra necesidad de alabarlos y entonces nos partieron en dos.

Dejando a nuestras mitades vagando por la tierra hundidas en su miseria.

En un anhelo perpetuo.

Añorando.

Anhelando.

A la otra mitad de nuestra alma.

Se dice que cuando una de las mitades encuentra a su complemento hay un entendimiento tácito.

Una unidad.

Y que cada uno sabe que no existe mayor dicha que esa.

-¿aún no han hablado?- claro que los griegos no iban en la preparatoria y no se dieron cuenta de que no los necesitamos para arruinarnos la vida.

-No, aún no- mi voz sale en un susurro y Haru toma mi mano.

-Tal vez es lo mejor- su voz es lejana solo me concentro en ver el hermoso cielo estrellado -un lobo y una humana no es una buena combinación- recarga su cabeza en mi hombro y no dejo que sus palabras tengan peso en mi, solo quiero disfrutar esto.

El suave viento de la noche golpe mi rostro y se lleva todo lo que me agobia.

Las estrellas iluminan el cielo y la luna es testigo de lo que sucede por las noches.

Bajo la mirada hacia los jardines y hay parejas escabulléndose para besarse, hay chicos que aún juegan a pesar de la hora.

Y yo estoy aquí sentada junto a mi única amiga en el borde del club de jardinería.

-Debo volver a mi dormitorio- Haru suelta mi mano y se levanta -¿no vienes?- la miro a los ojos y niego.

-Me quedaré un rato más- le sonrío para que esté tranquila y ella solo bufa pero al final asiente a regañadientes.

-Solo ten cuidado- ¿cuidado de quien? De mi tal vez, creo que soy la única que realmente puede dañarme.

-Si, tranquila- esfumó esos horribles pensamientos y le sonrió.

Vuelvo mi vista al cielo y escucho los pasos de Haru alejarse hasta que se que se ha ido debido al golpe de la puerta.

La obscuridad es disipada por la luz de la luna y sin darme cuenta las lágrimas comienzan a rodar por mis mejillas.

Aún no puedo superar los sucesos que habían tenido lugar hace algunos meses.

Aún me siento insegura, con miedo y sucia.

Pero también puedo sentirme segura, protegida, deseada y amada.

Legoshi es el responsable de esto último pero últimamente ambos hemos tomado nuestra distancia.

Miro mi teléfono y no hay nada.

El último mensaje que le envié fue hace dos dias y aún no me responde.

Creí que teníamos algo pero tal vez no sea así.
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-¡Ayuda!- un grito inunda los pasillos y no puedo evitar paralizarme hasta que veo a Jack correr hacia mi.

Come on to play Donde viven las historias. Descúbrelo ahora