¿Cuántos “te amo" falsos se pueden decir?
¿Cuántos besos y caricias se pueden fingir?
¿Dónde se aprende a mentir y fingir tan bien?
Mi mente no podía procesar las imágenes que había visto, mis manos temblaban de rabia, la furia recorría mi cuerpo y nublaba mis sentidos, las ganas de abalanzarme sobre esa persona y destruirla, no faltaban.
Te amo, Deniska.
Hola mi amor.
Deniska ¿Quieres ser mi novia?
Te amo tanto.
Te amare siempre.
Sería incapaz de engañarte.
Eres la única a la que amo.
La única con la que quiero estar.
Maldita falsedad, maldita doble cara la que tienes Brad Pavlov Wood.
Vas a llorar cuando me cobre esto.
Mi corazón crujió al romperse con la imagen que había visto: Brad Pavlov Wood sentado en una esquina con Megan encima de él, sosteniendola de la cintura y besándola con pasión, los gemidos que escuche fueron los sonidos más asquerosos que he escuchado en mi vida.
Por si fuera poco los sonidos de sus besos seguían escuchándose mientras yo seguía detrás de esa pared, en la que una persona me escondió, lágrimas de dolor y enojo corrían por mis mejillas.
Fue como si me hubiesen quitado el aliento, como si mi corazón se hubiese detenido, todo desapareció exepto los gemidos y jadeos de fondo.
El peso de la traición siempre será algo difícil de cargar, pero nunca es imposible de sostener.
Manipula la información y úsala para destruir con mayor fuerza.
La voz de mi conciencia tiene razón, esto no se va a quedar así.
Te voy a destruir Brad Pavlov, te voy a humillar tanto que nadie va a olvidar lo que te haré.
—Deniska, respóndeme por favor, ¡reacciona!— no sé cuántas palmadas me dió Aleix para hacerme reaccionar, me dió otra palmada en la mejilla, casi como una caricia.
La furia y las ganas de desquitarla, estaban nublado mi mente, me obligue a reaccionar cuando note lo que acababa de hacer.
Tome a Aleix del cuello de su camisa y lo deje con la espalda contra la pared, fui tan brusca que me miró con los ojos bien abiertos.
Le di una bofetada tan fuerte que mi mano ardió, apreté su camisa con mucha fuerza, me separé al ver cómo bajaba la mirada sin decir nada, golpee la pared, apreté los puños y respire tratando de calmarme.
—Callate— lo calle cuando intento hablar conmigo y acercarse a mi.
—Brad no se va a enterar de esto, el va a pensar que yo sigo como pendeja y con los ojos cerrados, el no va a saber que lo acabo de ver revolcándose con esa... Si dices una solo palabra tu también te vas a arrepentir de hacerlo—sentencio con la mandíbula tensa por la presión.
—Jamás te defraudaría— dijo con la mirada nublada y los ojos cristalizados.
—Ya lo hiciste, Aleix, ya me defraudaste al no decírmelo antes—eleve la miraba y me quite las lágrimas con mucha fuerza, aprete la mandíbula y me moví para ver desde mi lugar como, Brad y Megan seguían besandose y restregandose.
—Mirate, mira cómo estás, por eso nos sería decírtelo, no quería verte así— dijo Aleix, señaló mis ojos y mi aspecto.
—Da igual. Creeme no van a volver a jugar conmigo, ese par me las va a pagar, pero tú no vas a decir nada— advertí señalandolo.
—Cuenta conmigo para lo que quieras, principessa— acomodo un mechón de mi cabello por detrás de mi oreja.
—Ahora vete, avísale que tenga más cuidado, sin que sospeche nada— pedí. Asintió y salió de nuestro escondite.
Después de que el saliera, yo también salí, ese maldito par estaba siendo regañado por Aleix, Brad se veía asustado y pasaba las mando por su cabello mientras asentía repetidas veces, Megan sonreía y se limpiaba el labial.
Reprimi las ganas de ir y borrarle la sonrisa, sin que me vieran volví al interior de la casa, busque a Demien que estaba en las escaleras, me acerque a el y me senté a su lado.
—¿Por que lloraste?— pregunto y seco una lágrima que supongo se me escapó en el camino.
—Vamos a mi habitación— le dije, me levanté y le tendí una mano.
—Ya, así nadamás— dijo riendo.
—Te contaré, vamos— tono mi mano y me siguió.
Fui hasta mi habitación, abrí la puerta y lo invite a pasar, entro y miro todo el lugar con decoraciones mayormente negras.
—¿Te hicieron algo? ¿Alguien intento pasarse... Ya sabes?— preguntó. Otra lágrima corrió por mi mejilla, sonreí con enojo y apreté los dientes.
—Conoces a Brad ¿No?— le pregunté y le indique que se sentara en la cama.
—Si. No me digas que te lastimo, digo es tu novio pero no puede obligarte a nada— se levantó y fue a la puerta, antes de que saliera fui a el y tome su mano para volverlo a sentar.
—Mira no te conozco bien, Literalmente te acabo de conocer hoy por la mañana. Por alguna extraña razón, y supongo que por el alcohol en mi cuerpo, voy a contarte esto— el asintió para que continuará hablando.
—Cuando salí a buscar a Brad, no lo encontré aquí así que fui a la puerta del patio trasero, allí estaba Aleix, el mejor amigo de Brad, lo noté muy sospechoso e intento bloquearme el pase al jardín, me di cuenta que estaba actuando extraño así que me negué a irme y cuando lo hice... ¡Joder! Cuando fui al jardín trasero... Me encontré al hijo de puta de Brad con Megan encima de él, estaban besandose apasionadamente...— me interrupio con una expresión que no supe descifrar.
—Alto, ¿Megan no es con la que se beso hace rato?— pregunto Demien.
—Exacto, al parecer hace un tiempo me estás viendo la cara de estúpida, me dió tanta rabia, pero tuve que contenerme, esto no se va a quedar así, me la van a pagar, y tu me vas a ayudar— pedí (ordene) señalando su pecho.
—¿Que tipo de ayuda quieres? ¿Celos? ¿Le parto la cara? ¿Lo mató? Tu dime— frunci el ceño cuando preguntó sobre matarlo. Brad muerto... No suena mal. No, no, Demien no puede ir a la cárcel por ese pendejo.
—Por ahora solo mantente a mi lado— dije sonriendo débilmente.
—Vale, no llores. Iría a partirle la cara por qué vamos... Yo me acuesto con la que se me ponga enfrente pero no tengo novia, si tuviera la respetaría. Es un hijo de puta— sonreí al escuchar sus palabras.
—Voy abajo, quiere divertirme un poco, ¿Vienes?— pregunté.
Asintió.
Salimos de mi habitación y al bajar me encontré a varios chicos en un círculo, Demien dijo que iría a buscar a su hermano, me metí al círculo y vi que tenían listas blancas de un polvo... Solo que no era solo un polvo... Era cocina, la moyoria estaban drogándose.
Tal vez ayude a olvidar por un momento.
—¿Un pasé?— preguntó la pelirroja del juego.
Asentí restando importancia.
Que más da.
ESTÁS LEYENDO
Jugador de Fútbol
أدب المراهقين-Dicen que en los peores momentos, conoces a las mejores personas ¿No? Contigo lo confirme, Demien...