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...Era hace una vez en una cálida tarde de diciembre.

Mientras las hojas caían producto del fresco aire y los pétalos de cerezo entraban por el gran balcón el rey Chanyeol junto con su esposa SooMin veían enternecidos a su próximo heredero al trono, a quien seguiría sus pasos y manejaría los crecientes pueblos.

SeokJin nació un cuatro de diciembre a las dos de la mañana sin complicación aparente, ese niño era fruto del amor puro y mutuo que se tenían los reyes de Korecn.

Su reino había empezado cuando Chanyeol hijo de los reyes de Korecn le propuso matrimonio a la hija del reino de Wantai, una linda y educada princesa pero que era rechazada por sus peculiares manos, en ese entonces ambos tenían diecinueve años, el matrimonio de los jóvenes había traído sin saberlo una alianza de paz entre los dos reinos, una de las mejores épocas para el pueblo y el amor de todos los que los conocían.

Habían logrado establecer los comercios, las relaciones sociales y la naturaleza de los pueblos luego de que el padre de Chanyeol pausara la guerra contra el reino vecino Korecs.

Realmente todos en el pueblo amaban a los reyes y estos esperaban que su primogénito pudiera llevar el cargo igual o mejor que ellos, contaban con ese pequeño varón para conseguir la prosperidad del reino.

--Míralo Chan... ¿No es hermoso? -- Preguntó con ilusión la rubia alrededor de la cuna dorada donde estaba el pequeño SeokJin con solamente dos semanas de edad, el pequeño miraba a sus progenitores, quienes de apoco se hacían más nítidos a su primeriza vista, como si fueran lo más asombroso del mundo, como si no quisiera olvidarlos.

-- Lo es cariño, lo es...si tiene tus rasgos como no lo va a ser.... -- Rio el rey Chanyeol mientras sentía que su corona se resbalaba, como de costumbre al quedarle un poco grande, tapándole media cara.

SooMin rio enternecida mientras su hijo la acompañó con carcajadas débiles, suspiró luego de burlarse de su esposo, su chico era muy torpe. Con asombrosa delicadeza y peculiares manos reacomodó la corona de Chanyeol dándole un beso en los labios.

--No seas ridículo...también tiene los tuyos, mira sus ojitos, estoy segura que le gustará tanto la música como a ti, de que hará los mismos chistes...solo dale tiempo, ya verás cómo se gana el corazón de todos igual a su padre, el corazón del pueblo, el de mis amigas, el de Hian, el de Baek, el de los empleados...será un gran príncipe, seremos unos grandes padres—Sonrió la rubia hablando con grandes esperanzas como acostumbraba a hacer, las manos de su esposo tocaron su cintura enredándola en un abrazo al que luego se les unió el pequeño SeokJin, haciendo que sus padres lo llenaran de besos y caricias.

--Los mejores padres...te amo SooMin no sabes cuánto ...--Susurró el más alto abrazando a su familia como si su vida dependiera de ello, los amaba, realmente eran su vida entera.

Reforzó aún más el abrazo besando las mejillas de cada uno, grabándose ese hermoso y pacífico día en la memoria.

Todo fue maravilloso, el príncipe SeokJin parecía encantar a todo el mundo, los regalos llegaban por montones al pequeño niño quien apenas podía entender que todas esas cosas de colores eran suyas, pero ese día el reino entero festejaba los dos primeros años del príncipe SeokJin.

La fiesta fue tan masiva que aparte de los reyes de Wantai, quienes eran los abuelos del pequeño, fueron los reyes de Lantai, Nachi y Pojan, sin olvidar la llegada inesperada de los reyes de Korecs, nadie se los esperaba por ahí, no cuando los dos reinos estaban en constantes guerras por los territorios.

Chanyeol ordenó a los guardias que los vigilaran, no quería que hicieran problemas o dañaran a su hijo, pero que sorpresa fue saber que estaban solo para ver a ese pequeño proveedor de la paz, para bendecirlo y alagarlo, la reina de Korecs estaba embarazada y querían desposar a su primogénita en un futuro para prometer la eterna paz entre los dos reinos.

The Handsome and The Beast ~•NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora