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--Listo...partiré ahora, por favor cuiden la casa mientras no estoy y no rompan nada ...dios santo protege mis cosas de estas niñas... ¡Vuelvo pronto, cuídense! -- Gritó Baek desde la puerta del jardín.

Había salido una oferta muy tentadora para comerciar con uno de los reinos extranjeros hace menos de un mes y hoy era el día de hacer zarpar los barcos, solo debía ir hacia el puerto del reino para verificar que la carga se enviaría de la forma correcta y firmar unos cuantos papeles, pero como su pueblo quedaba muy lejos del puerto ese viaje se vería más tardado de lo normal, antes vivía al lado del sector real, donde estaba el castillo del reino, era muy buen lugar y estaba cerca de todo, pero prefería el pueblito escondido entre los bosques antes que arriesgarse a que la bruja encontrara a Jin.

--No te preocupes, trataré de cuidar todo...viaja con cuidado por favor -- Gritó de vuelta su hijo mientras agitaba su mano sonriente.

Baek sonrió triste al saber que su hijo no cuidaría de sí mismo por ayudarlo a él con la casa y con sus hermanas, con agilidad se subió a su fiel caballo para partir a su destino, el viaje era como máximo de dos días, pero trataría de que este fuera más rápido, volteó por última vez hacia la puerta de su hogar y solo podía ver en su partida a su hijo ilegítimo despedirlo con una sonrisa en la cara, una sonrisa la cual sabía que una vez Jin entre a la casa morirá por dentro, su pequeño era un alma libre y las cuatro paredes de su hogar no se podrían comparar con los kilómetros de tierras y el castillo que algún día podría gobernar, suspiró sonriendo una última vez y fijó su vista enfrente para guiar a su corcel por aquellos frondosos bosques que separaban a su pueblo del resto del reino.

Jin vio como su padre se iba alejando cada vez más por aquel camino de tierra, esperó hasta el último momento para entrar nuevamente a su casa, sus hermanas corrían de un lado para otro buscando las últimas joyas que les faltaban, suspiró y río sin que ellas lo notaran, le hacía gracia verlas tan alteradas, solo irían juntos a comprar al mercado, pero ellas tenían que estar preparadas para sus pretendientes.

No recordaba un solo día donde ellas no fueran de esa particular manera, de pequeños eran como agua y aceite, no solo por la edad, sino que, también por personalidad, aunque ellas tuvieran cuatro años más que él, parecían sus hermanas menores, quisquillosas, energéticas, descentradas de lo esencial para vivir, dos niñas que todavía necesitaban de su padre para leer dos simples frases, pero eso no las acomplejaba, tenían dinero de sobra para solventar sus fallas.

Tomó la canasta con la que habitualmente hacían las compras y abrió la otra puerta de su casa dejando un gran espacio, los vestidos pomposos de sus hermanas se lo agradecerán.

-- ¿Están listas? -- Preguntó Jin hacia dentro lo más claro posible mientras acomodaba un poco su camisa blanca con apliques en los puños, no usaba abrigos, no usaba pieles, no usaba zapatos altos ni joyas más allá de unos pendientes en forma de rosa que tenía desde niño.

Los del pueblo siempre intentaron vestirlo como alguien de su clase, como una persona de dinero, afortunadamente fracasaron, él no se sentía cómodo con tanta ropa y cosas, prefería estar liviano para ayudar en la casa, en el jardín y poder llevar mejor las compras, aun así, soñaba con algún día portar trajes hermosos y poder lucir bellas joyas en ocasiones especiales, pero eso estaba lejos de cumplirse algún día.

--¡Si ya vamos!... apúrate Yuna que Lucas y Mark nos están esperando para ir de picnic con sus amigos...--Respondió su hermana para luego tomar el brazo de su melliza y empujarla a la puerta, era gracioso ver como a cada paso las joyas chocaban y sonaban cual burro de carga con las ollas colgando.

--¡No empujes Dahyun! puedes romper el vestido... ¿qué dices le gustaría a Mark? --Preguntó su otra hermana mientras las dos empezaban a caminar.

The Handsome and The Beast ~•NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora