The Handsome and The Beast ~•NamJin

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Sus ojos se abrieron poco a poco, la piel que cubría sus costillas ardía y posiblemente estaría roja, aquella leve sensación le recordaba a cuando Chanyeol de pequeños lo alzaba cual saco de patatas en sus hombros en venganza de algún juego o competencia que perdía, con una sonrisa boba despertó completamente para darse cuenta que se encontraba en una horrible habitación sin ventanas y puertas de barrotes, fría, oscura y sucia.

Jadeó sorprendido mientras su sangre se helaba, temblando corrió a aquella puerta tratando de abrirla, aquella horrible cosa que vio afuera lo había encerrado, soltó un grito de angustia cuándo su cerebro entendió que la puerta no se abriría por más que intentara y buscó alguna manera de salir, pero era imposible, aquella habitación era un calabozo del castillo, posiblemente estaba en el subterráneo del recinto, ni gritar lo salvaría de lo que sería su incierto destino, con rabia empezó a murmurar cosas inentendibles hasta que aquello hizo presencia.

--Nadie te va a escuchar hyung, no hay nadie en este castillo para escuchar tus murmullos...— Habló la sombra que se asomaba terroríficamente a la puerta de su celda, BaekHyun tomó un candelabro roto que alumbraba penosamente el lugar y a medida que iba acercando la fuente de luz esta iluminaba al dueño de aquellas desalentadoras palabras, era la bestia, un gran monstruo que caminaba en dos patas encorvado, con colmillos asomando por su boca, ojos oscuros y fríos que no mostraban nada más allá que rabia y ganas de terminar con su pobre vida.

--No me digas hyung, bestia asquerosa... ¡Suéltame! ¡Yo no te hice nada! —Lamentablemente el pelirrojo era alguien que perdía muy rápido la paciencia con aquellos que lo molestaban, y no pensaba quedarse callado cuando un ser mitológico de apariencia canina lo tenía encarcelado contra su voluntad.

--¿¡Nada!? ¡¿Qué no hiciste nada?!—Gruño fuertemente logrando que los barrotes de la puerta vibraran y la vela del candelabro se apagara asustando al mayor -- Claro que hiciste algo.... ¡Cortaste mis rosas!

-- Son unas malditas rosas ¡Tienes muchísimas! -- Reclamó en un grito agotado a esa bestia sintiendo el corazón latiendo rápidamente y los sudores bajando por la espalda, no podía creer que, por una rosa, por una simple rosa, aquella bestia lo tuviera prisionero y con su vida dependiendo de aquel humor tan cambiante que tenía.

--¡No son unas simples rosas!, son parte del castillo, son la razón por la que sigo aquí ... ¡Así que aquí te quedas! —Gritó pateando la puerta haciendo que el pelirrojo retrocediera con el cuerpo temblando de miedo.

El mayor soltó un suspiro, era inevitable, no podía hacer nada, estaría encerrado en esa sucia celda por el resto de su vida, no tendría su vida con Chanyeol, no podría ver a sus hijas, no podría ver a Jin, su querido hijo se quedaría solo con sus hermanas, sin conocer a Chanyeol y aguantando las barbaridades del pueblo por el resto de su vida sin saber dónde estaba su padre.

Todo por una maldita y simple rosa casi marchita por la nieve que la cubría, se apoyó en una pared y suspiró resbalándose por esta para quedar sentado de espalda a la bestia, no quería pensar más en lo que estaba pasando, su mente y corazón dolían solo por la idea de morir entre esas paredes que lo aislaban del exterior y sus seres queridos, todo había salido tan bien hasta que decidió entrar al castillo, hubiera preferido acabar sin un brazo por culpa de los lobos que esta tortura eterna.

--Lo lamento mucho Jin...lo lamento-- Sollozó bajo al darse cuenta que su hijo nunca conocería a su padre por su culpa, solo fue un susurro lastimero pero la bestia lo alcanzó a escuchar con sus grandes oídos deteniendo su vuelta al castillo para mirar a su rehén con curiosidad y una culpa creciéndole en el interior.

--Tiene... ¿tienes familia? --Preguntó con más calma la bestia acercándose nuevamente a la puerta, vio como la espalda del pelirrojo subía en leves espasmos conteniendo un posible llanto, no le estaba gustando ver que provocaba.