The Handsome and The Beast ~•NamJin

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--¡Jin ya llegué! ...la tienda de la señora Sunmi estaba llena pero su hija Jisoo me hizo maravillas en el pelo, mírame ahora soy pelirrojo – Habló el mercader cerrando la puerta a su paso y mostrándole su nuevo estilo a su hijo – ¿Puedes ayudar a tus hermanas a limpiar la casa?, tenemos que tener todo limpio antes de que lleguen los chicos.

Pidió amablemente entrando rápidamente a la cocina recibiendo un "Claro, yo ayudo" de su querido hijo quien anteriormente le había alagado con todas las mejores palabras que podía saber.

SeokJin era un joven de veintitres años recién cumplidos, él era el menor de su familia, la cual contaba únicamente con su padre y sus dos hermanas mellizas Yuna y Dahyun, dos chicas de muy bonita cara, pero de muy mal corazón.

Jin era trabajador, amable, enérgico y siempre trataba de tener una sonrisa en su rostro, mientras que sus hermanas eran materialistas, trataban a la gente como basura solo porque su padre tenía más dinero que los mercaderes de su pueblo, solo pensaban en joyas, hombres y placer propio, no miraban por nadie que no fueran ellas mismas, ni siquiera por su padre quien se mataba trabajando para mantenerlas felices en sus caprichos.

--Noonas... ¿les parece repartirnos las habitaciones? ...ustedes la sala y si quieren yo hago lo otro – Preguntó el rubio a sus hermanas quienes sentadas sin culpa alguna miraban maravilladas los zapatos que ayer su padre les había regalado.

--Claro...--Dijo su hermana mientras tomaba las cosas y caminaba con claras intenciones de doblar a la escalera he irse a su cuarto – Yuna ¿Qué te parece si me ayudas con la habitación? ...no creo que a Jin le moleste limpiar un poquito más ¿No?

Comentó con fingida inocencia corriendo junto a su hermana escaleras arriba mientras reían formándole una incomodidad y pena a su hermano menor, no era la primera vez que ellas huían de las tareas domésticas para dejárselas a Jin, él las quería mucho, daba hasta su vida por ellas, pero estas parecían disfrutar con cada malestar que le hacían pasar.

Pero aun así él las seguía consintiendo y cubriéndolas de su padre.

SeokJin terminó demasiado agotado y con toda su ropa sucia después de limpiar, lo cual era lógico ya que una casa de tres pisos era lo suficientemente agotadora para un solo hombre y más cuando ese día sus hermanas habían invitado a sus posibles futuros esposos.

Eran variados hombres del pueblo, sus hermanas tenían la fama de ser las más lindas entre las chicas y también las más ricas, cosa que obviamente les traía muchos pretendientes.

-- Jinnie cariño, que te he dicho de hacer todo el trabajo tu solo.... tus hermanas también deberían ayudar—Habló enojado BaekHyun saliendo de la cocina quitándole la escoba a su hijo y dispuesto a castigar a esas irresponsables, pero la mano peculiar de SeokJin lo tomó del hombro parando su carrera.

--No lo hagas...es su día, es un poco injusto que trabajen con los nervios que deben tener – Murmuró con voz cansada apoyándose en el hombro de su padre, una parte del deseaba que sus hermanas fueran castigadas, pero sabía que luego él tendría la peor parte, quería ahorrarse eso si podía.

--SeokJin...esta será la última vez que les pase por alto algo así, pero por lo menos prométeme que te quedaras con nosotros...tienes que socializar hijo—Dijo Baek mientras tomaba la mano de su hijo y lo guiaba hasta su habitación para vestirlo apropiadamente y ponerle uno que otro toque de maquillaje que hace poco había llegado a su pueblo gracias a los comercios con Pojan.

El comerciante BaekHyun había recibido al pequeño príncipe cuando solo tenía cuatro años, le prometió a Chanyeol cuidarlo con su vida, no podía dejar que aquella bruja lo encontrara, además ese pequeño niño era lo que le faltaba a su vida luego de que su esposa lo dejara con dos niñas revoltosas.