Capítulo 18

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Lucas Arnett

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Lucas Arnett

Hoy es cuatro de julio, mi padre planeó ir a la feria que está cerca de aquí para celebrarlo como se debe. Erie, los niños y Nia están afuera aventando rocas al lago y haciendo que reboten, mi padre y yo estamos en la sala. Anoche hablé con Maya y le conté sobre lo que pasó con Nia, ella me respondió con muchos emojis de fiesta y me dijo que no lo arruinara, por supuesto que no lo haré. Aprecio lo que hace por mí después de haber tenido nuestra pequeña historia, no es una mujer que tenga rencor en su corazón y eso la describe como una gran persona.

—Lucas.

—¿Mande?

—Tenemos que ir a Michigan.

—¿Para qué?

Mi padre me miró en silencio y no dijo nada, pero su mirada me lo decía todo. Ya sabía para qué era esa visita a Michigan.

—Smith dijo que necesita decirnos algo muy importante que no puede ser por teléfono.

—De acuerdo.

—¿Le dirás la verdad o quieres mentir?

—Ya sabes que es lo que haré, papá.

El asintió y salió de la cabaña para reunirse con Erie y los demás. Yo me quedé sentado en el sillón sin hacer ni decir nada. Hace tres meses que Smith no nos llamaba ni a mi padre ni a mí, pero sea lo que sea, no creo que sea algo bueno.

—Hola, Cenicienta.

—Hola —Sonrió—. ¿Estás bien? Te ves pálido.

—Nada que una buena feria no me pueda quitar.

Aparcamos la camioneta en el estacionamiento, bajamos y lo primero que hicimos fue comprar suficientes boletos para poder subirnos a la mayor parte de juegos mecánicos posibles.

—Cincuenta tú y cincuenta yo.

—De acuerdo. Vamos, Oliver.

Alli y Oliver se fueron corriendo a los juegos mientras mi padre y Erie los vigilaban desde lejos con una sonrisa de oreja a oreja y tomados de la mano. Ver a mi padre tomado de la mano de Erie es algo bastante extraño e incómodo para mí, no solo por el hecho de que está saliendo con la madre de la chica que amo, sino que puede que tal vez, en algún momento, que espero jamás llegue, mi padre tenga la maravillosa idea de casarse con Erie.

Arnett, estás pensando de más. Basta.

—¿A qué juego vamos primero?

—¿Carritos chocones?

Ella asintió felizmente. Nia escogió uno de color morado y yo uno de color verde.

—Este carrito me preparará para aprobar mi examen de manejo —bromeó ella.

—¿Cuándo te toca hacerlo?

—El viernes de esta semana.

Le sonreí y aproveché para comentarle sobre Michigan.

Corazones de papel [COMPLETA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora