Capítulo 34

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Vanessa Meyer

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Vanessa Meyer

El sábado fue una gran reunión con los chicos. Ser amiga de Maya, Bruc, Nathan y Sam es de las mejores cosas que me han ocurrido. Desde que Nia y yo volvimos a ser amigas igual que hace unos años, todas las cosas van mejor a excepción de la enfermedad de Lucas, eso no está para nada bien, obviamente. Justo por eso Nia quiere cumplir todo lo que él le pida. Por eso hacemos las reuniones en la playa, los viernes vamos al restaurante de siempre y cantamos karaoke, los martes, después del entrenamiento de Nathan, nos reunimos todos en su casa para ver películas de terror y los domingos cenamos los ricos bollos de arroz que la mamá de Sam prepara en su restaurante.

Hoy es miércoles y Nia no me contó qué actividades habrá hoy para Lucas. Supongo que es una sorpresa porque ha estado extrañamente sonriente todo el día y no para de preguntarme sobre cómo se ve y cuántas clases nos faltan para terminar la jornada escolar de hoy.

—A ti te toca biología y a mí matemáticas.

Nia infló las mejillas y fingió cansancio.

—Mejor dime por qué estás tan impaciente, Nia Relish. Es extrañamente sospechoso.

—No es nada. Es que hay algo que tengo que darle a Lucas y me muero por ver su reacción.

Alcé ambas cejas para que mi amiga me dijera qué era ese "algo" que le iba a dar a Lucas.

—No te voy a decir.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Porque ya te conozco y vas a gritar y brincar como chapulín.

Reí por su comentario y decidí no insistir. Nia tenía razón, soy muy emocional y me alegro por todo. Me despedí de mi amiga y entré a mi salón para tomar mi clase de matemáticas y darle fin a este día de estudio. Dennis vendría por mí para ir a cenar con su familia debido a que hoy es nuestro aniversario y a ambos nos pareció adecuado que me presentara oficialmente como su novia. Las ansias se apoderaban de mí por completo.

Mi profesora de matemáticas nos hizo un examen sorpresa para saber qué tanto habíamos aprendido estos meses con ella.

¿Qué pasa si le digo que apenas y sé factorizar?

Cinco hojas de ejercicios de geometría analítica y ecuaciones de segundo grado. Mi mente siempre dirá que letra y número jamás deberían estar juntos, son como un amor prohibido que hasta el mismísimo Dios debería prohibir. Por encima de mi hombro logré ver a Hunter, sí, el Hunter que molesta a Nia, él terminó primero que yo. No, no, no. Eso sí que no. Forcé a mi cerebro a que se acordara de tan siquiera cómo resolver una simple ecuación. Terminé el examen quince minutos después de que Hunter lo hiciera.

—Ya puedes retirarte, Meyer.

Recogí mis cosas y salí del salón. El grupito de amigos de Hunter estaba recargado en los casilleros a dos metros de mí, pero no les presté atención porque me di cuenta de que tenía un mensaje sin revisar de Dennis. Ya estaba fuera de mi escuela esperándome. Mis dedos apretaron las letras para contestarle a Dennis. Le envié el mensaje y estaba a nada de retirarme del lugar cuando la voz gruesa de uno de los amigos de Hunter me detuvo, ya que lo que salió de su boca me impactó.

Corazones de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora