Capítulo 11

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-¿Y ahora que quieres? Deja de acosarme un poco anda... - dije riéndome.

-Jajaja.  Me acuerdo, y pienso en el tiempo que llevábamos sin vernos, dos niños, pequeños, que lo sentían todo, y lo sigo sintiendo hoy por ti... 

-Ya... Lo siento pero... es que yo  te quiero mucho pero como amigo... Ya te lo he dicho... - no le entraba en su cabecita, ¿o que?. Ya sé que soy dura, pero tengo que dejar las cosas claras.

-Yo no quiero ser tu amigo, yo quiero ser el chico que sueña contigo, y que al despertarse, al abrir los ojos te vea a ti. Y te miro en el tiempo, y siento que tu eres lo que quiero, mi niña, mi sueño. Todo eso que no tengo. Incluso en mis sueños me invento y me creo que te tengo, que toco tu cuerpo y sé que eso no es cierto y me estoy volviendo loco aquí sin ti. 

-Andrés.... Es que yo teng- me interrumpió.

-Ya sé que tienes novio, ya lo sé. ¡ Qué suerte que tiene ! 

-Buen- otra vez me interrumpió.

-Mañana te llamo, adiós. - y colgó. Maaadre mía... Me gustaba, sí, pero hace años, yo quiero a Ferran. No a Andrés. 

Ahora estoy sola, la casa está vacía; solo estamos Laica y yo, mi hermano aún no ha llegado. Mi hermano Brent es muy alto, hace mucho deporte, tiene el cabello castaño oscuro y los ojos verdosos, parece un sexymbol jajaja. Se parece a mi, solo que yo tengo el cabello más claro que él y yo soy bajita. Brent y Ferran son muy buenos amigos. Así que hay muy buena relación entre ellos, pero claro, ya sabéis la norma esa de "a las hermanas de los colegas, ni tocarlas"... Pues mi hermano aver como le sentaba cuando le decía que él y yo éramos novios...

Ya que estaba sola, aproveché para ducharme y relajarme un poco. Fuí al cuarto de baño, me quité la ropa, encendí el agua y puse "propuesta indecente" en la música de mi móvil.

-Que bien te ves no me importa quien sea él...

Me vi interrumpida por una risita.  Ferran.

-Que bien cantas, ¿no?

-¿¡ Qué haces aquí !? - exclamé, a pesar de que soy consciente de que no me puede ver gracias a la cortina de la ducha, me cubro el cuerpo con las manos.

-Pues como estabas sola... Pasaba para ver si estabas bien.

-Emm... sí que estoy bien, gracias...- entonces volví a oír la puerta, pero esta vez la de la entrada, y unos pasos, que iban subiendo las escaleras. Era mi hermano Brent. 

-Hermanita - dijo llamando a la puerta- ¿Estás visible? Voy a entrar. 

Mierda. Si veía a Ferran ahí en la ducha... Ya sabéis como son los hermanos, que siempre protegen a su hermana pequeñita. Bueno, o almenos, así era el mío. Agarré a Ferran y lo entré a la ducha conmigo, justo en el momento que mi hermano abrió la puerta.

Sí amigos míos... Yo soy de las que actúan y luego piensan.

-Como hables o hagas algo no sales vivo de esta - susurré y le guiñé un ojo al chico que tenía pegado a mi cuerpo.

- Hola Brent, ¿qué te pasa, necesitas algo? .

- Quería preguntarte si sabías donde está Ferran, quiero hablar con él.

-Sí, está en la ducha conmigo, ¡no te jode! - Ferran se tuvo que tapar la boca con las manos para poder aguantarse la risa. - ¡ Y yo que sé dónde está Brent ! Y vete que me está entrando frío con la puerta abierta.

Acto seguido, se cierra la puerta. Analizo la situación; estaba desnuda y mojada delante de mi novio, y mi hermano casi nos pilla. Al momento me sonrojé. Entonces levanto la vista y veo que Ferran tiene la camiseta blanca mojada y pegada al cuerpo,  dejando ver su cuerpo trabajado y bien definido. Tiene sus ojos pegados a mi. Me tapo con las manos.

- Un poco tarde, ¿no?.

No me salían las palabras. Nadie nunca me había visto así. Me sonrojé aún más. Entonces él me agarró de la cintura, y me acercó hacia él, así dejando cada vez menos espacio entre nosotros. Sus labios se posaron sobre los míos. Entonces nos separamos, me miró, me sonrió y salió de la ducha.

Salí, me sequé con la toalla, y me puse mi pijama: unos pantalones cortos y una sudadera. Cuando abrí la puerta había pisadas de pies mojados, Ferran, dejando rastro. Jajaja, bajé al comedor y vi a mi hermano y a Ferran hablando. Me acerqué a ellos y mi hermano me dijo que hoy Ferran se quedaba a dormir aquí.

Cogí a Ferran por el brazo, y le dije:

-Le tenemos que decir hoy a mi hermano que estamos saliendo, ¿de acuerdo?

Hizo un gesto de aprovación.

Llegó la hora de la cena, y le dijimos a mi hermano que estábamos saliendo.

-Ah, bueno... Y Ferran, la norma de "a las hermanas de los colegas ni tocarlas" ¿qué? - dijo con el ceño fruncido.

-Brent, quiero a tu hermana, y la cuido como a nadie. Tranquilo que la voy a hacer sentir como nunca.

Hay días buenos y días sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora