Al despertarme me froté los ojos, y me giré para ver si Ferran estaba a mi lado. No estaba, qué raro.
Me levante de la cama y fuí al cuarto de baño para lavarme la cara y cuando salí bajé las escaleras en dirección a la cocina, y ahí estaba él. Sin camiseta, como no, y con sus bóxers negros que le quedaban tan bien. Los músculos de su espalda bien marcados, su cabello tan perfecto... Como me encantaba.
Se dió la vuelta y se dirigió hacia mi. Me dió un beso suave de buenos días.
-Hola - me dijo mirándome con sus ojos seductores.
-Hola - respondí, pasando mis manos por su mejilla.
-Tu hermano ha ido a montar en skate con unos amigos, pasará todo el día fuera.
-Ah vale, ¿y nosotros? ¿qué haremos? - le dije con una medio sonrisa.
-Pues nos podemos quedar aquí viendo pelis, y... bueno... ya sabes - ya me estaba besándo de nuevo. Sus labios gruesos con los míos, estaban hechos el uno para el otro. Me agarró del culo y me levantó, le pasé mis brazos por su cuello mientras le iba acariciándo el cabello. Nos sentamos en el sofá y desayunamos mirándo una peli. Ferran cogió una galleta y se la puso en la boca, pero la mitad de la galleta se le salía de la boca, entonces se giró hacia mí y mordí la galleta y le di un pico. Que mono. Estábamos mirando la peli "Unbroken", entrelacé mis dedos con los suyos y posé mi cabeza en su hombro. Ya sé que esto de ver una peli no es nada del otro mundo, pero verla de esta manera... No tiene precio; para mi era especial.
Nos pasamos toda la película así, hasta que se acabó y entonces Ferran sin decirme nada me cargó, camino a mi habitación. Me dejó sentada encima de la cama :
-Ferran... Una cosa - dije mientras le agarraba la mano.
-Dime - él jugaba con mis dedos.
-Que yo... yo nunca... yo nunca he hecho... - me estaba sonrojando.
-¿Eres virgen?- preguntó. Hice un gesto de afirmación con la cabeza. Y me sonrió.- Yo también.
-Ah vale, no lo sabía.
-Bueno pues sí, soy virgen. Creo que tendremos que arreglar ésto eh... - me dijo mientras me tumbaba en la cama y me empezó a besar en el cuello. Como me gustaba cuando hacía eso. Sin darme cuenta me quité la camiseta y Ferran posó sus manos sobre mis pechos. Yo le acariciaba el pelo. Nuestras respiraciones se aceleraban. ¿Qué estábamos haciendo? ¿Quiero hacerlo? Sí. Lo quería, aunque no se hubiera portado muy bien. Pero lo quería. Podía ser un capullo, pero siempre me sacaba una sonrisa.
