Capítulo 13

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Abrí los ojos, y me encontré con un chico a mi lado, tenía un brazo rodeado a mi cintura. Recorrí con mis ojos la pierna que le quedaba al descubierto, subía por su abdomen, y finalmente su cara. Sonreí.

-¿Como me miras eh? - abrió los ojos. Mierda, me ha pillado.

-¿Te estabas haciendo el dormido? - le digo mientras él se pasa la mano por la cara.

-Sí -  me dice, mientras me tumba debajo suyo, acariciándome, y me da un beso en los labios - Voy a preparar el desayuno, y desayunamos en la cama. 

-Vale - le devuelvo el beso.

Ferran sale por la puerta, y aprovecho y voy al baño a lavarme la cara. Cuando regreso a mi habitación veo una bandeja llena de fruta, pastas y zumo. Entonces me acerco a coger el zumo, y cuando bebo un poco unos brazos me rodean, una boca me besa por el cuello y sus labios susurran:

-Yo soy tu desayuno. Besayúname.

Me giro y no me da tiempo a decir nada ya que sus labios presionados contra los míos lo impiden. Entonces Ferran me levanta del suelo y yo enlazo mis piernas a su cintura, así quedándonos a la misma altura. De repente él me tira encima del colchón de la cama, y sonríe. Es imposible no querer darle un beso cada vez que sonríe.  Le agarro la espalda con mis manos y me quedo yo encima de él. Cada vez nos besamos con más pasión. Él posa su mano en mi trasero, y nuestras respiraciones se aceleran. Sus manos van subiendo y pasa sus dedos por mi vientre acariciándome. Pero nos vemos interrumpidos por mi hermano, llamando a la puerta. 

-Buenos días enana. ¿Está contigo Ferran ?

Le hago una señal a Ferran para que sepa que le voy a decír que sí. Pero se adelanta y contesta:

-Hola tío. Le he traído el desayuno. Ahora bajamos. 

-Vale, hasta ahora- creo que Brent ya sabía que estaba pasando...

Ferran me coge y me sienta en el borde de la cama. Mientras él se pone su camiseta. Los dos aún tenemos la respiración agitada. Nunca había sentido algo así. A mis dieciséis años no es que haya tenido muchas relaciones. Aunque de todas ellas, Ferran es el que más me ha gustado. 

Él se acerca a mi, yo aún estoy sentada en el borde de la cama, y me da un chupetón en el cuello. Perfecto, ahora se me pondrá morado y tendré que llevar fulares.  Me besa con intensidad, me pongo de pie en la cama y por unos segundos soy más alta que él, pero entonces me coge por la cintura y me lleva hasta la pared. Acariciándome el vientre, otra vez las respiraciones se agitan. Pero mi hermano ya se estaría preguntando por qué tardamos tanto así que le digo:

-Ferran, para - me estaba besando en el cuello - tengo - intentaba hablar - que bajar - pero no podía - con mi hermano.

-Vale - me dió un último beso. Y me soltó de sus manos.

Salí por la puerta y bajé al salón donde estaba mi hermano.

Hay días buenos y días sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora