- Decide, ¡¿De quién estás enamorado?!,¿Él o yo?
En el fondo, ni el mismo sabia la respuesta.
- No lo se... ¡Los amo a los dos!
Un triangulo amoroso que conecta todas las puntas.
¿Quién dice que tienes que elegir solamente a uno?
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...
Mark abrió los ojos con pesadez. No entendía por qué le ardía el labio y la mejilla, sin hablar del intenso dolor de cabeza.
Sus ojos comenzaron a acostumbrarse a la luz y pudo apreciar lo que estaba frente a él.
Un torso desnudo estaba abrazándolo por la cintura y había un enorme hombre abrazándolo por detrás.
¿Será este un sueño?
Mark podía ver las largas pestañas de Darrel que se encontraban a escasos centímetros de su rostro y también podía sentir la respiración del moreno chocando contra su nuca.
Mark sintió que una de sus tantas fantasías se había vuelto realidad. El pequeño pelirrojo pellizco su brazo para asegurarse que no fuera otro sueño húmedo. No podía creerlo.
Pero aún estába la incógnita de cómo había llegado a dormir entre esos dos hombres. Mark trato de recordar lo que había sucedido la noche anterior y lo único que obtuvo fueron pequeños flashbacks.
Él había sido abandono por su mejor amigo en aquel bar, un hombre le invito un trago, todo iba normal hasta que su cabeza empezó a dar vueltas, su acompañante le dijo que lo llevaría a un lugar más privado para que descansará, partir de ahí todo se volvió borroso. Lo último que recordó, fue un hombre sobre él intentando desnudarlo, el moreno cargándolo en brazos y por último recordó a Darrel y Jack en el frente mientras estaba recostado en el asiento trasero.
Aún que cualquiera en su lugar gritaría por amanecer semidesnudo en medio de dos hombres, para Mark era como estar en el paraíso, era lo que más deseaba en el mundo.
El pelirrojo se acomodo mejor entre los brazos de aquellos dos dioses y se removió un poco entre las sábanas, pero había algo que lo hizo sobresaltar.
Las mejillas del menor se tornaron de rojo y la temperatura comenzó a subir a su cabeza. Aquello que sentía golpeabdo su trasero, era igual que en sus más retorcidas fantasías.
La mente del pequeño empezo a trabajar rápidamente, explorando el mundo de posibilidades estando en la cama y brazos de los mayores.
El bulto en la entrepierna también comenzó a crecer, el sudor mojaba su cuerpo y lo hacía sentir tan caliente. El roce de la respiración del mayor en su espalda, mandaba miles de corrientes eléctricas por su espina dorsal.
