Lo que te escondo - Meldris

Capitulo 1

Despierto

POV Zeldris
Tengo sueño. Hace 5 horas que estoy simplemente dando vueltas en mi cama. No quiero pensar en nada y menos en el. Hoy fue un buen día, me sonrío, jugamos videojuegos, en el camino a la escuela hablamos con fluidez. ¿Hace cuanto que no nos tratábamos así?

Creo que todo comenzó cuando te enamoraste de ella. Dejamos de vernos tan seguido, no venías a casa en las noches, no me hablabas en la escuela, me hacías volver solo porque "debías acompañar a Elizabeth para saber que llegó bien" pero dime hermano ¿que hay de mi?. Los días que se peleaban ustedes dos eran los peores, simplemente descargabas tu ira conmigo.
Uno de esos días me estabas gritando y recuerdo que la insulté a ella. Me golpeaste, quede atónito, nunca pensé que vería esa parte de ti.

Lo más triste de todo es que aún te amo. Pero no como tú a mi, me encantaría dejar de hacerlo, de verdad, quisiera ser alguien común, un hermano común, un hermano que mereces. Lo raro de todo es que a pesar de vivir juntos, y vernos casi todos los días, nunca notas nada. Esta bien de todas formas, así es más fácil sacarme el dolor, y no quiero que veas los demonios que hay en mi cabeza o el dolor que tengo, pero hay momentos en los que el dolor es tan grande que no lo soporto, y solo me gustaría que tú me encontraras castigándome y me detuvieras en ese instante.

Que hablaras conmigo, y no solo de cosas frívolas como el partido de la escuela o la estupida de Elizabeth. Me gustaría que solo me abrazaras por una vez, me gustaría poder contarte todo lo que me pasa por la cabeza, me gustaría que alguna puta vez notaras las marcas que tengo en mis brazos y por todo mi cuerpo. Solo me gustaría que me salvaras...de mi mismo.

Sin darme cuenta ya tenía lágrimas resbalándome por mis mejillas, me dolía el pecho, mi respiración era errática. Me senté en la cama y me abracé para intentar sentir algo de contención que no tenía. Solo me comencé a alterar más y mas. Mi pecho me estaba doliendo demasiado, y no paraba de llorar a más no poder. Solo me hundí, ya no había retorno, sabía que esa noche no iba a poder dormir.

Sabía que podría calmarme, pero le prometí a Gelda no volver a hacerlo, no quiero que ella de moleste. Tal vez en algún lugar imperceptible.
Aún en el estado de angustia y desesperacion  en  la que me encontraba, abrí mi mesa de noche, y la vi.
Tenía navaja de afeitar en mi cajón. Dude un instante en su tomarla, ya que sabía que si lo hacía ya no habría vuelta atrás. Llevaba 1 semana sin hacerlo. Curiosamente la misma semana que la estupida de Elizabeth se había ido de viaje.

Lágrimas rodaban por mis mejillas y un apretón de mi corazón cansado de sufrir, la tome. Sabía que esto está mal, pero me ayuda a calmarme en momentos así, o más bien, a sobrellevar el dolor.
Aún estaba sentado en mi cama, mirando la navaja con dolor. Sabía que iba a terminar así, siempre termino así, solo me hundo en mi mente y pasan cosas.

Coloque la navaja de forma horizontal en relación a mi muñeca, una última lagrima se deslizó por mi mejilla, y solo pase la navaja por mi muñeca.

Lo volví a hacer, una y otra y otra, cada vez con más violencia, solo quería castigarme con el dolor que merecía, por no ser un buen hermano, por amarlo de una forma indecente, por ser débil, por ser una puta carga para todos.

Termine con una respiración agitada, lágrimas en los ojos, pero me sentía algo aliviado, mi pecho ya no apretujaba tanto. Podía ver mis cortes, eran profundos, veía como la sangre comenzó a rodar por mi brazo, comencé a manchar parte de el piso y mi cama.

No me importo. Solo me acosté mirando hacia arriba, pero deje mi brazo saliendo de la orilla de la cama, veía como mi sangre se escurría desde la herida, hasta chocar con el suelo.

Era mucha sangre, siempre me pregunté, que tal vez si no dejara de sangrar, sería lo mejor, ya que tal vez por fin podría descansar en Paz. Luego de este último pensamiento, comencé a marearme, mis párpados me pesaban. ¿Me estoy durmiendo? ¿Me estoy desmayando? No interesa, de todas formas yo no importo. Caí. No se si dormido, o me desmaye pero después de una larga noche al fin conseguía no pensar en nada y descansar.

POV Meliodas

Escuche el despertador soñando. Maldición no quería ir a la escuela, pero no había de otra, me levante y vi que eran las 7:30. Tenía que despertar a Zeldris. Me vestí y salí de mi habitación para dirigirme hacia la de el. Toque su puerta y lo llame. No hubo respuesta, volví a llamarlo. Me sentí un poco extraño, como si deberia entrar.

Meliodas — Zeldris levántate, voy a entrar— coloqué mi mano en la perilla y abrí.

Zeldris estaba sentado en su cama con un suéter y un pantalón de esos para dormir. Pero todas sus sábanas estaban en el piso. Me pareció ver algo líquido debajo de ellas. Pero suongo que solo será agua o mi mera imaginación.

Zeldris — M-Meliodas que te pasa? Te dije que tocaras la puerta si ibas a entrar—

Meliodas — La toque y como no respondes entre. Uj ya déjate de tonterías y  vístete por completo. Después bajas a desayunar—

Supongo que no era más que imaginación mía, el esta bien.

POV Zeldris

Carajo, casi ve todo, suerte que me puse un suéter rápido. Ay maldición, voy a tener que lavar mis sabanas. Bueno al menos creo que no lo notó, nunca se da cuenta de nada.
Me dirigí al baño y me vi en el espejo, estaba fatal. Mis ojos estaban rojos, mi cabello estaba despeinado y estaba bastante pálido, supongo que es por la sangre de ayer, pero cuanta perdí?

Volví a mi cuarto levante las sábanas todas arrugadas y ensangrentadas, y vi el charco de sangre medio seca/coagulada. Era bastante sangre. Supongo que tendré que tomas agua, para poder aguantar todo el día y no desmayarme.

Comer sería una buena idea, me ayudaría a no estar cansado, pero no quiero tener más peso, me da culpa lo que sea que trague. Además la última vez que comí y no resistí Meliodas casi me atrapa vomitando en el baño.

Volví de mis pensamientos, al escuchar a Meliodas llamándome desde abajo diciendo que se nos hacía tarde para ir a la escuela.
Supongo que lavaré las sábanas al volver de clase.

Baje y el ya estaba listo para salir, tome una botella de agua chica de la cocina y salimos a la escuela, supongo que será otro día de este maldito suplicio
—————————————————————
Hasta aquí el capituló de hoy, por favor díganme si les gusto o no, si quiere. Que sea más o menos largo, con más o menos diálogos o cualquier sugerencia que tengan díganme, quiero que esta historia les guste tanto a ustedes como a mi. Son más hasta el próximo cap, voy a tratar de subirlo lo más pronto posible!
Cariños
1222 palabras