Estaban a varios kilómetros del palacio, el hombre se había adentrado mucho por el bosque con el objetivo de no ser hallado por nadie, la joven seguía gritando dentro de la caja, una muy pequeña para ella que no la dejaba respirar; tenía las manos atadas con una cuerda y solo podía dar patadas con gran fuerza golpeando una y otra vez la madera de la que estaba hecha la caja.
Sus intentos eran en vano, permaneció en silencio y ya muy agotada cerró los ojos tratando de tranquilizarse, dentro de poco ya estaría amaneciendo y de seguro notarían su ausencia en la cocina, su padre no habrá dormido en toda la noche debido a la preocupación por qué; su té nunca llegó y su hija tampoco.
—¿Ya se dio por vencida señorita? — el hombre habló sarcástico mientras bebía una copa de vino en el sombrío cuarto, con una pequeña vela encendida que luchaba por seguir alumbrando a causa del viento que invadía desde una ventana en la esquina.
—¿Quién es usted?¡Ayuda! —ella comenzó a dar patadas nuevamente desde la caja sin dejar de gritar—, ¡auxilio! —exclamaba desesperada mientras lloraba.
—Tranquila señorita, usted no morirá, a no ser que su padre no aparezca. Eso sería una pena— susurró inclinándose hacia la caja golpeándola despacio.
—¿Mi padre?, ¿qué significa eso? A ver, señor, dígame porque estoy en esta horrible caja, ¡me tiene secuestrada! —preguntó con mucho temor, más de lo que ya tenía, la voz le salía notablemente temblorosa. Le sudaban las manos y de vez en cuando las secaba con su vestido.
—Sí, tu padre y sus malos negocios, muy malos negocios—Respondió moviendo la cabeza de un lado a otro, mientras una sonrisa se formaba en sus labios.
—Hábleme claro, que no estoy entendiendo, se lo suplico viejo psicópata— su voz empezó a tomar fuerza nuevamente, ¿a qué clase de malos negocios se refería él?
—Mira, mejor quédate callada, que no tengo paciencia, tu padre debió haber llegado hace como diez minutos. La impuntualidad es tan común en él...— suspiró levantando sus pies sobre la caja, le dio un último sorbo a su vino.
Ella sin decir nada, se acomodó en su pequeño espacio y esperó lo que sería su muerte, estaba segura, su padre de seguro la estará buscando, no la encontraría jamás. El tiempo parecía no pasar para el malhumorado hombre y ella seguía pensando en que tipo de "negocios" podría estar metido su padre, sus pensamientos no iban más allá de la caja, deseaba entenderlo todo.Su vida ya estaba completamente enmarañada por todo lo que le había ocurrido en los últimos años, la caja lo hacía todo más difícil, cuando la situación parecía no poder empeorar más, se encuentra secuestrada sin entender nada, llevada a la fuerza durante la noche y sintiendo la terrible sensación de la muerte, dejaba escapar unas lágrimas en silencio y suspiraba profundamente buscando calmarse y esperar.
Se encontraba muy cansada y había estado toda la noche gritando sin detenerse, quien ya había pegado los ojos en su silla era aquel hombre calvo, moviendo la cabeza de un lado a otro somnoliento. Las horas de la madrugada fueron pasando como si nada, Mackenzie no lograba conciliar el
sueño, no conseguía dejar de temblar y por mucho que lo intentara, le resultaba imposible dejar de llorar, tenía mucho miedo de lo que le fuera a ocurrir y rezaba para que alguien apareciera a rescatarla.El padre de la joven, tal y como lo imaginó ella, abandonó el cuarto al notar que su hija se estaba demorando demasiado con el té y con una lámpara encendida, emprendió una búsqueda sigilosa por los lóbregos pasillos sin lograr visualizar a nadie, los soldados de guardia admitieron haberla visto salir de la cocina (creyeron haberla visto). Ronald armó el rompecabezas de inmediato y por fortuna pudo deducir lo que había sucedido con su hija, o más bien, quien se la había llevado.
"El maldito Collegius cumplió su amenaza", murmuró para si mientras ensillaba un caballo para luego dirigirse al bosque, el sitio donde supuso que fue llevada Mackenzie.
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SIRK
Teen FictionMackenzie Allen, una joven criada del palacio de Sirk; descubre a su padre envuelto en un complot con el duque real para destituir al rey Thomas Platzman. En sus intentos por frenar a su padre, Mackenzie conseguirá desenterrar secretos de su pasado...