Capítulo XIII

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El gran salón tenía una llamativa entrada, extravagantemente decorada, los invitados se quedaban boquiabiertos con tanta majestuosidad, la gran escalera en forma de caracol era el centro de atención y la iluminación era perfecta, había lámparas a gas en cada rincón. Los aristócratas y burgueses estaban ataviados con sus mejores galas esa noche.

Los lujosos vestidos de las jovencitas no pasaban desapercibidos, trajes hechos a medida por las costureras y modistas de la ciudad, las de clase baja fabricaron sus propios vestidos llegando a lucir igual de atractivas que las nobles, todas sin excepción, estaban esperando ansiosas el inicio del baile, deseando ser escogidas por el príncipe Ryan.

Cándice bajó por las escaleras en brazo de Matius, convirtiéndose ambos por un momento en foco de atención, la princesa llevaba puesto un vestido púrpura muy delicado y bien adornado sin llegar a ser muy pomposo, Matius llevaba un traje de chaqueta azul marino con botones dorados, camisa blanca, corbata, un chaleco y pantalón beige, guantes blancos y unos escarpines negros.

El príncipe Ryan, como se esperó, lucía perfecto, con un ademán saludó sonriente a los presentes y se acercó a conversar con alguno que otro noble, la joven Mackenzie por su parte, aún no aparecía por el salón, se encontraba en su cuarto esperando al soldado Haler sentada en su cama. Varios suspiros y minutos después, decidió abandonar su cuarto, lo más probable es que Haler recibió alguna orden de permanecer en las entradas y no pudo pasar por ella.

La joven castaña tenía una belleza especial, su vestido era sencillo al igual que el peinado y el maquillaje; caminaba con delicadeza por los pasillos logrando ocultar su preocupación y nerviosismo, cuando llegó al salón nadie lo notó, busco con la mirada a Haler y no llegó a verlo por ningún lado, preguntó por él a otros soldados y nadie lo vio.

—¿Dónde estabas?, ven conmigo— habló su padre apareciéndose en frente de ella y tomándola del brazo, interrumpió por completo su búsqueda.

—¿Has visto a Haler? — inquirió saliéndose de su agarre sin dejar de caminar a su lado.

—La verdad es que no lo he visto en todo el día, estoy seguro de que no tardara en aparecer— le sonrió— quédate aquí con las muchachas, ¿de acuerdo?

—Está bien, no te preocupes— se cruzó de brazos y permaneció inmóvil, su preocupación ahora ya era evidente porque no veía a Haler por ningún lado, ¿sería capaz de dejarla plantada?

De un momento a otro, su padre también desapareció, gracias a la gente aglomerada, pudo escapar de la vista de su hija dirigiéndose a la herrería donde se encontraba su socio; Collegius.

La conversación de ambos fue muy breve, porque todo ya estaba claro, Harold se despidió y volvió al baile para no levantar sospechas. Estando en el salón permaneció al lado de su hijo; ambos conversaron entre risas y susurros, burlándose de alguna que otra mujer del pueblo y de las criadas del palacio, Matius alcanzó ver a Cleonise junto con las demás muchachas, ella lo miró inexpresiva sin pestañear, lo que borró la gran sonrisa que el hijo del duque tenía.

Ryan se acercó a ellos y les saludó, haciendo que Harold terminará su conversación con Matius para así alejarse de ambos.

—¿Te sucede algo? Creo que está pálido señor Collegius— preguntó el príncipe levantando una ceja.

—No, no me sucede nada, creo que estoy aturdido por la belleza de estas mujeres— sonrió forzosamente y señaló a las jóvenes con la mirada, Ryan se echó a reír.

—La verdad es que tienes razón, son todas muy hermosas.

—¿Sabes quién es la más hermosa y la adecuada para ti? — le susurró, esta vez sonriendo con cierta picardía.

—Aún no me decido por ninguna para el baile— Ryan observó a todas con detenimiento, las jóvenes le sonreían y no dejaban de mirarlo.

—Esa mujer de allá, la que está cruzada de brazos, ella es perfecta para ti— volvió a señalar con la mirada, pero esta vez, señaló a Mackenzie, quien ni siquiera notó las miradas posadas en ella por estar mirando al suelo, la preocupación que tenía se volvió tristeza porque Haler no
llegaba, ¿le habrá pasado algo?

—¿Ella no es la hija del señor Allen? — quiso confirmar sus dudas.

—Si y también trabaja en la cocina, sé que parece absurdo elegir a una criada del palacio teniendo a tantas mujeres de afuera, pero mi queridísimo Ryan, la joven Mackenzie supera por mucho a todas ellas— le guiñó ojo al príncipe dándole una pequeña palmada en el hombro y este solo se limitó a mirar a Mackenzie.

La música cesó y todos los soldados tomaron sus lugares para dar inicio al esperado baile, cada uno escogió pareja, Matius como era de esperarse, avanzó con Cándice, mirando de reojo como Cleonise era tomada por un soldado.

Ryan fue de inmediato hasta Mackenzie, debía escoger a una pues él debía iniciar, persuadido por los consejos de su primo, se acercó a la castaña y le rogó que la pieza le sea concedida; Mackenzie lo miró boquiabierta.

Pensó en Haler, el que nunca apareció y no aparecería en toda la noche, se sintió terrible y tan decepcionada de que no sea el soldado quien la invite a bailar, pero ya era muy tarde para pensar demasiado.

—Supongo que negarme a semejante petición es un delito— habló aceptando la invitación del príncipe.

El minueto inició con una muestra de respeto a los reyes y luego entre ambos, Mackenzie había ensayado toda su vida los complejos pasos, eso hizo que los movimientos de ambos sean precisos marcando el ritmo. Los nervios invadieron a la joven, pero varios pasos después, las sonrisas del príncipe lograron otorgarle confianza mejorando aún más su postura, lo que la dotó de una increíble elegancia.

Ryan y Mackenzie eran los únicos, era una costumbre que el príncipe o protagonista iniciara el baile y que la pieza sea bailada solo por él y su pareja.

Élevé izquierda— susurró Ryan temiendo que la castaña no conociera todos los pasos.

Pass marché derecha — indicó ella haciendo que Ryan quedara sorprendido

Ronald Allen oía la música desde la herrería, imaginando a Mackenzie y el príncipe, sus pensamientos fueron interrumpidos cuando su acompañante despertó.

—Silencio— ordenó Ronald, el soldado se esforzaba por gritar con una mordaza de tela puesta, tenía varios golpes en el rostro.

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¡HOLA!
VOLVÍ CON NUEVO CAPÍTULO POR FIN
Espero que les esté gustando la historia♡☆
No olviden dejarme su voto y comentario.

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