08- La costumbre es extraña.

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ELIA

Cuando me duche pude observar la real envergadura de la herida en mi espalda, si bien no era profunda si que era grande. Adornada por unos moretones cerca de la cadera donde más sentí el impacto con el árbol. En ese momento, tome la decisión de pedir un día libre en el trabajo. Hasta hoy no lo he pedido, así que mi jefa me lo dio y me pidió que caminase con más cuidado.

─ Ya, ya ─ dije entre risas─ No puedo más...

─ ¿Por qué te parece tan gracioso eso? ─ conteniendo la risa lo mejor que pude lo miré unos segundos.

─ Haber, que un pájaro te atacara por subirte al árbol fue divertido, pero verte corriendo del pequeño animal parecía sacado de una caricatura.

─ No fue tan gracioso. ─ se quejó. ─ No para mí.

─ Mi abuela estaba riéndose también. ─ tome un poco de cola ─ Sabes bien que ella no ríe mucho.

─ Eres la única de tu familia a la que he escuchado reír.

En casa después de la muerte de Luisa parecíamos vivir en silencio. Todo el mundo se volvió serio, casi sombrío. De vez en cuando conseguía sonrisas de mi padre y una que otra carcajada de mi abuela, pero mi madre. Ella no volvió a sonreír, al menos no a mí. Seguro fue eso lo que apago la risa de mamá. Puede que su partida terminara con una parte de ella y solo encontró refugio en su trabajo. Teniendo la mente ocupada pierdes el poder de divagar en todos esos pensamientos que corren como la luz. No sabes cuando llegaron ni porque, pero ya están ahí.

─ Supe que mi madre volvió a tomar pastillas para dormir ─ le dije. A parte de Taehyung nadie más lo sabía, no quería que nadie más lo supiera ─ Dice mi abue que ha estado peor en los últimos meses.

─ Lo sé ─suspiro─ pase por su casa hace unos días y pude saludarla. No se veía bien Elia.

─ ¿Qué significa eso? ─ inquirí.

─ Que no se ve bien. Ya sé que tu madre siempre fue delgada, pero ahora parecía que el viento la movía sin ella poder controlarlo.

─ Oh – fue lo único que logre formular.

─ Tal vez podrías ir a verla ─ lo miré sorprendida─ o no.

─ No puedes mirarme como si mi decisión de no verla hubiese sido lo más fácil que he hecho. ─ estaba comenzando a sentirme molesta─ Ella mando a sacarme del departamento que tenemos en la ciudad. Nadie lo usa, pero claro... Como su hija no estaba haciendo lo que ella quería pues que mejor que mandarla a la calle.

─ No te estoy juzgando Elia. Jamás haría algo así. ─sonrío ─ ¿Cómo podría hacerlo? No he tenido a otra persona que fuese tan buena conmigo como tú. Ni si quiera en mis días de locura.

─ Yo juraba que terminarías teniendo descendencia al final de ese semestre. ─ Confesé.

─ Oh no ─ dejo su lata de cola sobre la mesita- Mis padres hubiesen terminado con mi existencia si eso pasaba. O me obligaban a casarme.

─ Aún están a tiempo. ─ bromee

─ Siempre están a tiempo.

+++

Esta mañana no llovía, lo cual agradecía ya que tenía que ir caminando a la universidad. Debía ahorrar el dinero que me quedaba para poder pagar en los meses de invierno la calefacción o moriría congelada. Mi parte favorita ha sido poder escuchar diez minutos sin interrupción de música.

Al entrar en la facultad, las pocas miradas que se posaron en mi siguieron su camino segundo después. No era alguien popular, como para ir a saludar o preguntar qué tal me fue el finde o con quien salí.

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