Tenencia Responsable

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Marcos, sentado en una silla playera y con los piés metidos en la tibia agua de mar no hacía más que pensar.

Vinieron a la playa él y su esposa Claudia. La idea era pasar la tarde del domingo descansando en la playa. Y como muchas ideas quedó todo por la mitad.

Al aprontarse discutieron sobre las cosas que tenían que llevar. Marcos quería llevar lo escencial y Claudia quería agregar sus artículos tecnológicos. Celular, cargador y la laptop. Marcos se cansó de decirle que no los llevará pero Claudia le ganó por cansancio.

La playa en la que estaban era poco concurrida por lo lejos de la capital que está. Además de ellos dos habían dos familias con ninos chicos los cuales se pasaban jugando a la pelota.

Marcos se había zambullido en el agua en cuanto llegaron. Claudia en contraparte se sentó en la silla con su laptop. Generalmente tenían siempre temas para hablar, pero la mayoría eran temas de trabajo. Claudia era fiscal y siempre traía a las conversaciones las historias de sus casos más interesantes. Marcos opinaba tal como lo haría un lector de novelas de suspenso. Siempre decía que en los casos faltaba Sherlock Holmes para concluir rápido esos casos que duraban meses.

Pero hoy Marcos quería descansar. Su trabajo como analista en seguridad empresarial lo tenía atareado toda la semana. Quería aprovechar ese domingo para distender los nervios acumulados durante la semana.

Marcos empezó a undir sus pies en la resbaladiza arena de la costa cuando Claudia le habló.

-No sé que hacer con este caso de reclamo de patria potestad. Hasta donde sé ninguno de los padres entá en condiciones mentales óptimas como para criar una mujercita de tres años.

Marcos dejó de zabullir sus pies en la arena y miró a Claudia.

-No hay mucho que se pueda opinar sin conocer los detalles.

Claudia cerró la laptop y se cubrió los ojos para ver a Marcos, que estaba frente al sol.

-es simple en realidad. Ambos padres trabajan todo el día y a ambos su hija los desespera. La verdad es que ni entiendo por qué se pelean por la custodia si ambos reconocieron que contratarían una niñera que la cuide mientras trabajan.

Marcos se levantó de la silla y metió la cabeza bajo el agua para sacarla un instante después y sacudir su melena negra.

-imagino que la ven a ella como un trofeo. Un trofeo al que pueden educar a su modo. Y ambos han de pensar que la vida son cosas distintas. ¿Qué opinas de la tenencia compartida?

Claudia apoyó sus delicadas manos sobre la laptop que reposaba cerrada sobre falda y se quedó un instante mirando el horizonte tal como lo venía haciendo Marcos desde que llegaron. Permaneció un minuto así hasta que Marcos la interrumpió.

-Ahora entiendo,-le dijo mirándola a los ojos. -No quieres que tu historia se repita. Por eso insististe tanto en traer la laptop y trabajar hoy domingo.

Claudia miró el suelo hecho de arena y a sus pies descalzos. Finalmente dijo.

-Si les doy la tenencia compartida esa niña va a ser mensajera de las desgracias de sus padres. Me conoces. Yo pasé por eso. Es duro.

-No siempre pasa pero tienes razones suficientes para pensarlo como una posibilidad. Es una pena que no tengas entrevistas con ellos para conocerlos personalmente.

-¿Quieres caminar un poco Marcos? Así pienso un poco como ayudar a esta niña.

Marcos aceptó y dejaron las cosas en la sillas mientras caminaban por la costa. Marcos chapoteaba en el agua con cada paso mientras que Claudia caminaba por la arena seca.

Claudia observó ese detalle y dijo.

Este caminar me transmite lo que siento. Yo decido desde la tibia arena mientras que esa niña vivirá caminando sobre arena mojada. Tendría que haber dado un veredicto el viernes pasado pero lo retrasé por mis dudas. Y no quise hablar contigo para intentar hallar una respuesta por mi misma. La verdad estoy varada.

Marcos, que andaba sin remera se rascó el brazo mientras pensaba que en un rato sería medio día y habría que haber la sombrilla.

-¿Ya pediste el test psicológico de ambos?

-Lo hice, y me dió más inquietudes de las que tenía. Ambos están enfocados en lo laboral y le restan importancia a la crianza de la niña.

-Como en la mayoría de las familias supongo. Me temo que terminarás dándole la custodia a la madre y un régimen de visitas para el padre.

Las sillas se veían pequeñitas y Marcos hizo un ademán con la mano para que volvieran.

-hay que estar cerca de las cosas, no sea que uno de tus acusados ande por esta playa también y te robe información de la laptop.

-Que imaginación tienes, -dijo Claudia. -Mis acusados capaces de hacer eso están todos en prisión.

-Si cometo un delito espero no me toques como fiscal.

Volvieron en silencio hasta las sillas y Marcos tomó la sombrilla que estaba en el suelo y la colocó cubriendo ambos asientos. Cuando se sentaron los ojos de Claudia se enfocaron en Marcos y le dijo.

-No estaría mal darles tenencia compartida si ambos acuerdan concurrir a un psicólogo semanalmente como ayuda para la crianza.

-Muy buena idea la verdad. Pero tienes que asegurarte de que irán.

Claudia se recostó en la silla y cruzó sus piernas extendidas. Se notaba que la tensión con la que había llegado a la playa se había ido.

-Pondré a las consultas como requisito para mantener contacto con la niña para ambas partes. Si el psicólogo es competente los ayudará a que no transmitan sus frustraciones en la niña. Incluso hablaré mañana con Rafaél, un psicólogo de oficio que conozco bien y le explicaré mis reticencias.

Marcos volvió a undir sus pies en la arena mojada y cuando terminó dijo.

Si ese es su veredicto declaró al resto del día como descanso. ¿Qué opinas de la película que vimos ayer?

-No puedo opinar nada. Ayer estuve pensando en el caso mientras la veíamos. Apenas si recuerdo que era de acción. ¿Estaba interesante?

Marcos sonrió, contento por tener un tema ameno del que hablar.

-te la cuento a mi modo y luego la ves y me dices lo que te pareció a ti.

Pasaron el resto de la tarde hablando de películas y sus actores y la laptop quedó guardada en su estuche junto a la silla de Claudia. Cuando bajó el sol juntaron sus cosas y volvieron al auto que estaba estacionado en el estacionamiento de la playa mismo. Volvieron a su casa distendidos los dos. El veredicto si bien no se había dado ya estaba resuelto.

Fin

El Dragon De CiudadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora