La vieja cabaña.

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La tarde había llegado, y con ella también el cansancio por la larga caminata que había hecho.

Al fin me detuve, había llegado a mi destino.

La sociedad de almas se veía muy distinta desde ese punto. Y con los rayos de sol cubriéndola un poco se veía majestuosa, a pesar de las nubes que comenzaban a llenar ese cielo azulado.

"Seguramente ahora mismo el capitán Kuchiki esté preguntándose donde estaré..."

Me senté un momento, puesto que ya no podía seguir de pie.

El olor a lluvia empezaba a llenar el aire. No tardaría en llover. No me preocupé mucho, estaría a salvo de la lluvia, aunque no del frío si no hacía algo al respecto.

"Nunca imaginé que alguien pudiese tener un corazón tan duro... y mucho menos que alguien tan buena, bondadosa, noble y pura como lo era Hisana pudiese enamorarse de él..."

Recordé entonces la conversación que había escuchado y, con las últimas palabras que escuché de Byakuya mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas.

[ -¿Cómo llegaría yo a fijarme en una chica como ella? Simplemente imposible. ]

Cayó la noche así, y me fui a dormir.

Esa noche, soñé con aquella conversación, no sabía que mi inconciente pudiese guardar tantos detalles...

[ -Capitán Kuchiki, ¿por qué no sólo admite lo que siente por Natsuki?

-Ya te lo dije. No tengo nada que admitir, no siento nada por ella.

-¿Entonces por qué la tiene aquí desde el pasado otoño? ¿por qué fue a visitarla a la prisión cuando estuvo ahí? ¿y por qué siempre está ella con usted? ¿y por qué desde que llegó no para de sonreír? ¿y por qué...?

"¿por qué me besaste?" -pensé.

-Para ya. -lo interrumpió molesto. -¿Esto es un interrogatorio acaso?

-Sólo quiero una explicación, no tendría sentido nada de lo que ha hecho hasta ahora si no es por esa chica.

-¿Crees que no tiene sentido? Te lo explicaré entonces ya que tu ignorancia te ciega por completo.

Verás, cuando esos hollows empezaron a aparecer la capitana Unohana y el capitán Mayuri fueron asignados al caso en una junta de capitanes que hubo.
En la cual no estuviste, ¿lo recuerdas ahora? Bien, -prosiguió sin esperar su respuesta -en esa junta el capitán general Yamamoto nos pidió apoyarlos en todo aquello que nos fuera posible.
Además de que procurarámos que no hubiese ningún infectado.

Todos los capitanes en algún momento tuvimos la tarea de encargarnos de los hollows cuando aparecieran.
A excepción de Zaraki que es un irresponsable.

Y un día, en un invierno, un hollow más apareció. Como me encontraba cerca de la zona tuve que ir. Sin embargo, luego de encargarme del hollow sentí que había un reatsu muy extraño en esa chica, pensé que habría sido infectada o algo así por lo cual no me preocupé. Éso ya no era mi deber.

Pasó el tiempo y una tarde, en otoño, hubo un shinigami que debíamos capturar.
Pero terminé topándome con esa chica de nuevo. Su reatsu seguía sintiéndose inusual. La mantuve aquí un tiempo, mientras llenaba unos informes para la capitana Unohana. Luego, tú la acompañante hasta su casa.

Entonces, esa mañana Unohana me pidió que la mantuviera cerca de mí para poder observarla más detenidamente.
Tuve que volver a mi casa con ella. Además Mayuri me pidió un favor en confidencialidad, este era el de hacer todo lo posible para ganarme su confianza y poder saber que sucedía.
Pero no debía de parecer que trabajábamos en conjunto.

Tuve que visitarla inmediatamente que la arrestaron, pero no soportaba verla. Intenté inventar excusas y hacer todo lo necesario para asegurarme que esa chica seguiría a mis pies.

-Pero... en verdad... ¿no siente nada por esa chica?

-¿Cómo llegaría yo a fijarme en una chica como ella? Simplemente imposible. ]

Desperté con lágrimas brotando de mis ojos, amenazadoras de no cesar.

Seguía lloviendo en la sociedad de almas. Aún era de noche. Normalmente me encantaba la vista ahí de las estrellas, pero las nubes no me permitían verlas.

Aquella noche no pude volver a dormir.

"Un nuevo comienzo..." -pensaba con los primeros rayos de sol.

Había sido un final la última vez que me encontraba ahí, en aquel gran cerezo.
La última vez que había estado ahí, había sido poco antes de la boda de Hisana... aquella tarde...

"¿Es acaso una coincidencia que todos esos hechos hayan sido, y ahora sean en primavera? ¿o es... porque en todas ellas hay un nuevo comienzo?"

Un atardecer, un amanecer, una amistad, un amor... pero nada de eso valía en lo absoluto. Porque ahora no tenía a nadie con quien compartirlo. Estaba sola.

"Si la felicidad fuese algo tangible, seguramente sería muy pequeña, podría caber inclusive en la palma de mi mano, y aún así... es suficiente para compartirla..."

El amanecer culminó con esos pensamientos.

Volví a introducirme en esa pequeña cabaña que habíamos construido hacia ya muchos años. Cuando era normal quedarnos ahí incluso días enteros, cuando estaban vivos, cuando había... días felices.

Luego llegó la noche, me hubiera gustado decir que el tiempo se me había pasado rápido pero no era así.
En la soledad, el tiempo parecía detenerse con malicia y soberanía, haciéndome sentir más tiempo el profundo dolor.

Pero ya no podía seguir llorando, no era correcto. No iba a derramar más lágrimas en el mismo sitio donde mis amigos y yo habíamos reído antes.

***

Se empezaron a escuchar ruidos afuera de la delicada cabaña, los cuales me despertaron.

Había alguien afuera, alguien que sabía que estaría adentro. Alguien cuyo nombre y rostro desconocía seguramente.

Salí de ahí con la mano sobre mi zanpakutō, dispuesta a luchar si era necesario. El silencio del bosque me ponía nerviosa, pero no debía mostrarme así.

Entonces escuché el crujido de una rama rompiéndose detrás mío.

-Así que aquí estabas. -me dijo una silueta entre la profunda oscuridad.

-Eres tú... -dije al reconocer a la persona que se encontraba frente a mí.

|Bleach| Narraciones de la Luna...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora