|Bleach| Narraciones de la Luna...

Final 2

***

Rápidamente, me comencé a sentir mejor sin el tratamiento que con él, tal como lo había dicho Unohana. Salí de ahí recuperada totalmente en tan sólo tres noches.

Me agradaba poder estar junto a Byakuya otra vez. Era lo único que realmente quería. Sabía que él nunca me llegaría a querer como yo a él, pero no me importaba si estaba junto a mí.

Una tarde, lo encontré en la biblioteca observando una antigua fotografía de Hisana junto a una reciente fotografía mía. Ambas las acariciaba de la misma manera dulce.

Me fui a otra habitación. Definitivamente él nunca llegaría a sentir lo que yo sentía por él.

Siempre estaba pensando en él. Mis entrenamientos, mis esfuerzos, mis lágrimas y mis sonrisas siempre habían sido para él.

Tanto, que ahora temía que si algo alguna vez le llegara a pasar, no podría volver a sonreír de la misma manera en la que lo hacía ahora. Nisiquiera si en algún momento volvía a querer a alguien más.

Pasé esa tarde caminando por los bosques de la sociedad de almas. Justo a lado del río en el cual había llorado una estación atrás.

Casi dos años habían pasado ya desde la primera vez que lo había visto. Aún así, no podía evitar que lo que sentía por él fuera creciendo más y más. Mis sentimientos eran un enorme huracán que amenazaba con seguir creciendo.

"Si los sentimientos que tengo ahora, fueran un huracán, seguramente acabarían destrozando todo a mi alrededor. Amar con tanta fuerza... puede llegar a lastimar un corazón..."

Luego de cada abrazo, cada caricia, cada tierno beso que recibía de él, todo mi cuerpo se estremecía.

A veces me preguntaba:

"¿Será posible que un corazón pueda amar tanto, que sea capaz de morir de amor...?"

Siempre que lo miraba, o inclusive lo pensaba, él terminaba irremediablemente acelerando frenéticamente mi corazón, hasta que ya no podía más.

Aún sigo sin comprender completamente lo que sucedió aquella tarde.
Sólo sé que, pensando en él, esa tarde mi corazón se detuvo...

***

Cuando Byakuya me encontró pensó en un inicio que me había quedado dormida. Así que, tal como un caballero de brillante armadura, intentó despertarme con un suave beso en los labios...

... fue entonces cuando se dio cuenta de que mi respiración se había detenido.

Unohana le había dicho que había muerto por el cambio brusco de temperaturas de aquel día. Él nunca supo que pensar.

"Nunca me di cuenta de lo importante que era para ti... hasta que ya fue demasiado tarde, porque ya te habías ido..." -éso era lo que me decía en sus pensamientos meses después.

A veces también pensaba: "¿Será que esté condenado a que mi felicidad me sea arrebatada? ¿será que a aquellos que no deberíamos de derramar lágrimas nos pondrán siempre pruebas que nos hagan hacerlo...?"

***

Y ahora estoy aquí.

Desde mi propio cielo los observo, así como la luna lo hace también acompañándome en mi ahora profunda "soledad".

A veces me pregunto si él sabe que lo estoy cuidando, que lo extraño, que quiero que sea feliz... y que siempre lo seguiré amando.

-¡Estoy aquí! -le digo, pero no puede escuchar mi voz. -¡Aquí...! No, no allí. ¡Aquí! ¡Cuidandote! ¡Aquí...!

Mientras me encuentro con mis amigos de aureola y alas, cuido a los que en vida fueron mis ángeles, recordando como acabó todo en aquella luna de verano.