Sept

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Simón.

-No- Entre en su habitación y tome asiento a lado de él.-No te dejaré solo, ¿Qué sientes?- No me miraba, él estaba recostado en su cama, y aunque le estaba hablando, no me miraba. -¿Matteo?- Sus ojos me enfocaron, pero no me prestaban atención. -¿Te duele?- Seguía ignorandome.

-No, es solo que...- Iba a seguir haciendo preguntas, pero el comenzó a hablar- Es raro, unos mese atras, idealizaba mi boda con ella, pero ahora me siento libre y no porque ella me agobiara, es solo que, le fui infiel, contigo- Y ahi fue dónde sus ojos por fin me volvían a mirar, pero ya no era con amabilidad, estaba, ¿Molesto?.

-¿Por qué me miras así?- Me senté en la orilla de su cama y el se sentó, dejando de estar acostado.

-Porque, no sé que me haces sentir- Guardo silencio y yo no sabía que decir, no es que el ambiente se volviera incómodo, es solo que, eran cosas qué no estaba listo para decir. -Simón, te veo y quiero golpearte, pero también quiero subir a tus brazos y besar toda tu cara- Me sonroje ante su comentario, ¿Golpearme?, No pensé que también quisiera hacer eso.

-Hazlo- No dije nada más, pensé que lo entendería. -Golpeame y después besa cada parte de mi rostro- Negó con la cabeza, mientras que me acercaba a él.

-No voy a hacer eso- Giró su rostro, ignorando por completo, mi vulnerabilidad frente a él.

-Dale, házlo- Seguí acercando mi rostro a él.- Se que tienes ganas de hacerlo, tu mismo lo dijiste, házlo- Él solo giro, me miro y sin que siquiera pudiera mentalizarme, me golpeó justo en el rostro, con su puño cerrado, un golpe justo en la mejilla. -¡Mierda!, No imaginé que fueras tan fuerte- Retrocedi instintivamente, sujetando con mis manos mi mejilla golpeada.

-Lo siento, pero si no lo hacía, no ibas a parar y la verdad, no quiero juegos, solo quiero no hacer nada- Se volvió a recostar y cubrió su cuerpo con las cobijas.

-Esto aún no a terminado, ya hiciste una parte, falta que hagas otra- Me metí en su cama y también cubrí mi cuerpo con sus cobijas. Ambos estábamos cubiertos, su rostro esta muy cerca mio, pero el no me estaba mirando, sus ojos miraban hacía abajo, a sus rodillas supongo. -¿Qué es lo que te pasa de verdad?- Tomé su mejilla con mi mano y lo hice mirarme. -Puedes confiar en mí, estoy aquí- El ya había puesto su mano, sobre la mía, para intentar quitarla, pero al tocarme, simplemente posó la suya sobre la mía.

-Ya te lo dije, solo estoy raro, no estoy triste, definitivamente no, pero tengo la sensación de qué, aún hay algo que debo decirle a Luna, ella no sabe lo que pasó o casi pasa contigo, Simón, ¿Podrías darme un poco de tiempo?, Por favor, solo quiero saber que es lo que pasa por mi cabeza- Descubrió nuestras cabezas y volvió a sentarse sobre su cama.

-Bueno, si lo pides de esa manera- Me levanté de su cama y salí de si habitación, el no dijo nada, no me detuvo y tampoco fue a mi habitación, así que solo lo esperé, esperé a que estuviera listo.

Matteo.

La tarde se había acabado, y nuestros padres no habían llegado.
Me levanté de mi cama y salí de mi habitación, caminé a la habitación de Simón e iba a entrar, pero desde fuera escuché como tocaba su guitarra.

La tonada era suave, algo melancólica, y me sentía identificado, no habia letra, era solo la melodía, no toqué a su puerta, por instinto me sente al pie de está, escuchando tu tocada.

Pasaron unos minutos, hasta que se detuvo. Limpié las lágrimas que al parecer habían salido y me puse de pie,volvia a estar ante su puerta nuevamente. Iba a tocarla, pero el ya la había abierto.

-Hola- Miraba su pecho, y no es por qué no pudiera verlo a los ojos, es solo que su torso descubierto me lo impedía.

-¿Ya estás bien?- Puso su mano en mi mentón y levantó mi rostro, para que pudiera ver el suyo. -Lloraste- No me dejo explicar que todo estaba bien, que las lágrimas habían salido por su música, antes de que pudiera siquiera decir algo, me abrazó, me rodeó con sus brazos y ahí supe que estaba bien, que todo estaba bien. -Estoy aquí, puedes contar conmigo-  Me deje abrazar y me sentí seguro.

-Estoy bien- Me separé de su pecho y lo mire a los ojos. -Gracias, también estoy para ti, pero no llore, solo me llegó tu talento, sentí tu melodía, estoy bien- Me dejó entrar en su habitación y me senté sobre su cama. -¿Por qué esa tocada?, ¿Tú estás bien?- Me senté sobre su cama y el hizo lo mismo.

-Si, solo recordaba algunas cosas, ¿Sabes por qué no han llegado nuestros padres?- Cambió el tema, estaba claro que no quería hablar sobre ello y no soy nadie para forzarlo.

-Es fin de semana, tal vez solo fueron a tomar algo, no hay de que preocuparse, papá hacia eso todo el tiempo, asi fue como se conocieron, están bien- Era verdad, después de un año de la muerte de mamá, mi padre comenzó a salir con amigos los fines de semana, decia que creia mejor hacer eso, que solo tomar en casa, frente a mi.

-Matteo, ¿Qué pasa entre nosotros?- Sentí como si una bomba acabara de explotar.

-No lo sé, ¿Hay algo entre nosotros?- Vi como su rostro se entristecía. -No me refería a eso, lo que quiero decir es; ¿Quieres que haya algo entre nosotros?- Me miró sorprendido, creo que el tampoco sabia a lo que esta pregunta se refería, solo me miro, mientras que yo también lo hacía.

-Quiero algo contigo, pero nuestros padres nos ganaron- Sonrió de manera tímida, algo que no solía ser común en él.

-¿Por qué?, No hay ningún vínculo sanguíneo entre nosotros, ¿Que nos impide ser algo más?- Me miro y suspiro.

-No es correcto, seria un gran problema "familiar", tal vez no seamos hermanos sanguíneos, pero es como si lo fueramos, podríamos, solo arruinarlo todo- Miro el suelo, y no dijo nada más.

-No, si nadie se entera- Tomé su rostro y obligué a que me mirara. -Tambien quiero algo contigo, tal vez no una relación, pero se que quiero estar contigo, y nada se va a ir a la mierda, si nadie se entera, así como nadie lo ha hecho, solo tu y yo- Estaba confundido, lo podía ver en su rostro, claramente no lo estaba convenciendo. -Nadie tiene por que sospechar, somos de casi la misma edad, ambos somos chicos, la gente creerá que es normal llevarnos tan bien- Lo mire directo a lo ojos, en ellos vi el miedo que podria llegar a tener, aunque no sabia si era el suyo o el mío, llegué muy lejos con todo lo que dije, que no se que mas decir o si en verdad yo estoy convencido de ésto.

-¿Pero y la gente?, Podrían decirle algo a nuestros padres- El podía ser mas alto, verse mas serio, pero en ese preciso momento, él era el conejo corriendo a su madriguera, con miedo de ser comido, por una sociedad llena de lobos.

-Tu familia es de México, la mia de Italia, vivimos en Argentina y mi padre odia a los vecinos, asi que no les presta atención en absoluto, no hay nadie que pueda descubirlo, solo seríamos tu y yo, juntos- Tomé sus manos, decido. -¿Que dices?, ¿Aceptas estar conmigo, aunque tengamos que ser un secreto?- Entrelazó sus dedos con los mios y supuse que su respuesta era un si.

-No creo que vaya a ser fácil, pero, aceptó- Me sonrió, como si fuera un puberto descubriendo lo que es el amor. Y sin darme cuenta, ya estaba besando sus labios, sentado sobre su regazo, mientras que sus manos recorrían toda mi espalda, por debajo de la ropa.

Me Niego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora