Capítulo 12

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—¿Estás segura de eso?

—Sí, te digo que se lo he visto durante la clase de educación física.

—Estoy segura que fue ese chico que siempre la pasa a buscar los viernes.

—Es tan ardiente. ¿De dónde los saca?

—No es más ardiente que el chico con el que la vi en París el verano pasado. Créeme, por conseguir uno así sería capaz de pagar lo que fuera.

—¿Creen que sea otro amigo de su hermano?

—Seguramente. ¿Por qué los universitarios son tan sexys?

—Debe tener la suerte de ir a las fiestas de su hermano, allí los conoce. Si yo fuera a una de esas fiestas...

—Si yo fuera a una de esas fiestas haría lo que fuera necesario por estar con Ethan Stonem. ¿Por favor, lo han visto?

—¿Seguirá soltero?

Ignoré lo mejor que pude los murmullos pero no pude evitar suspirar al escucharlas. Nada como un grupo de chicas hablando a tus espaldas sobre tu vida como si simplemente no estuvieras unos metros más lejos terminando de configurar el equipo de audio en la consola del DJ. Las vacaciones de invierno se acercaban lo cual significaba dos cosas: A) La noche de estreno de Antígona estaba cada día más cerca y B) Mi hermano estaría oficialmente de visita en Londres (como si alguna vez en realidad se fuera de allí en el año). Así que, como era habitual, y considerando que casi todas las chicas del instituto estaban enamoradas de él, no me sorprendía que estuvieran hablando de mi hermano. Si tan solo supieran que Ethan en realidad no iba a la universidad sino que era un espía... Eso y que andaba con el Chat Noir por así decirlo.

—Hacía tiempo que no escuchaba hablar sobre los hombres en tu vida —dijo Andy agachándose a mi lado y me pasó un vaso de cartón—. ¿Frapuccino? Solo para recuperar la energía.

—¿Está limpio? —pregunté.

—Por supuesto. ¿Qué clase de chico crees que soy? —dijo él.

Lo miré un momento, y luego mi mirada se desvió al grupo de chicos tomando de una botella de agua cuyo contenido claramente no era H2O por no mencionar los brownies que se estaban repartiendo por el lugar. Nada como dejar libre a un año entero para que preparen el lugar que habían conseguido para el show. Acepté el frapuccino y bebí un largo trago antes de seguir conectando diferentes cables a distintos puertos. Y detrás de mí seguían hablando de mi vida y mi hermano como si simplemente no estuviera presente. ¡Por favor, ya casi no quedaba marca en mi cuello!

—Casi me había olvidado lo que se sentía ser el centro de los chismes —dije.

—Bueno, ha pasado tiempo desde que realmente fuiste objeto de un buen chisme —dijo Andy.

—Cierto, el affaire de París en el verano —dije y suspiré—. Debieron aburrirse mucho mientras tanto.

—No, tenían el asunto de tu pelea y enemistad repentina con Cam.

—Cierto.

—Eres la chica de oro, siempre serás algo de lo que hablar —dijo Andy y miró mi trabajo—. ¿Dónde aprendiste eso?

—Mamá siempre trabajando, Ethan fuera, Stelle con suerte sabe usar el microondas. O aprendía a valerme completamente por mi cuenta en todo sentido o la iba a pasar muy mal, sobre todo considerando mi poca paciencia algunas veces.

Me levanté del suelo donde estaba arrodillada y me senté en el lugar del DJ. Andy se dejó caer a mi lado y chocó su taza de café con caramelo con la mía. Trabajo hecho. Ambos bebimos mientras observábamos a los demás terminar con sus respectivos deberes. Con algo de suerte recaudaríamos más de lo que habíamos previsto para esta noche, y eso que el número previsto por el equipo del cuadro de honor de matemáticas era bastante bueno. La noche de estrellas había agotado la venta de anticipadas y la demanda indicaba que el pequeño número de entradas que habíamos guardado para una casual reventa en la entrada al mejor postor sería todo un éxito. Eso, más las consumiciones en el interior, garantizaban una buena recaudación.

Nana (Pandora #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora