Capítulo 16

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Lo genial de vivir en Londres era que resultaba muy fácil encontrar un punto lleno de turistas o mejor dicho testigos para evitar que me mataran en medio de la calle. Y además aquello era ideal si se deseaba esconder a una persona. ¿Ya que qué mejor lugar para esconder un árbol que en medio de un bosque? Lo único malo era que a alguien, por alguna razón, se le había ocurrido cortar exactamente hoy a la mañana el puente de Westminster así que tuve que correr sin descanso hasta el puente más cercano, cruzar, y luego volver hasta el puente de Westminster. Debí haberme dejado puestas mis zapatillas. Otra cosa que tendría que considerar sacrificar por mi nuevo estilo de vida, adiós a mis siete centímetros extra de autoestima.

Nada como el servicio se tránsito londinense para fallarme cuando más lo necesitaba. Aunque solo después, mientras estaba apoyada sobre el barandal junto a las escaleras que descendían hasta el London Eye luego de haber recuperado el aire, se me ocurrió pensar que quizás no era una coincidencia que el puente estuviera cerrado. De un modo u otro, aquí estaba, a primera hora, tal como debía, presenciando el amanecer en vez de estar durmiendo como tanto desearía. Y luego tenía que cambiarme por el uniforme y correr para llegar a tiempo a clases. ¡Amaba los lunes! Nada como tener que correr desde primera hora para exaltar la sangre y conseguir un poco de adrenalina.

Suspiré, maldiciendo que el café que había tomado rápidamente en lo de Josh antes de salir no hubiera bastado para mantenerme del todo despierta. Necesitaba por una vez dormir como se debía. ¿Podría saltar clases? Porque tenía una justificación perfectamente válida para eso y seguro el MI6 desearía tener su código cuanto antes. Nadie moriría si yo faltaba a la mañana para poder dormir, o todo el día. Y los hombres de traje tendrían que cubrirme en eso, después de todo era por trabajo. ¡Y yo podría dormir! Claro, después de terminar con todo lo que tenía que hacer aquí.

Vi a Bel Ami bajar de un bus y acercarse hasta donde estaba. Ya no lucía tan encantador como antes había sido ni me ofreció una sonrisa cuando finalmente se reunió conmigo. Al parecer el hecho que lo hubiera descubierto había acabado con su buen humor. Él se descolgó un estuche cilíndrico de la espalda y me lo pasó. Lo abrí y me fijé en la pintura que contenía dentro, lamentablemente solo sabía identificar si joyas eran falsas pero la pintura no era lo mío. Lo miré con desconfianza, no había nada que me asegurara que él no estaba intentando estafarme.

—Extraño gusto por el arte tiene Janus —dijo Enzo.

—No es mi asunto —dije y miré extrañada la firma en el lienzo—. ¿Quién se supone que pintó esto?

—Hitler —respondió él y por un instante lo miré incrédula.

—Genial, tengo en mis manos una obra de una de las personas que más odio de la historia —dije y volví a cerrar el estuche—. ¿Cómo sé que no la falsificaste?

—No lo hice.

—Pues discúlpame si no te creo. No es como si realmente se pudiera confiar en ti.

—No pretendo engañarte ni tengo ningún interés en hacerlo —dijo Enzo y le sostuve seriamente la mirada—. Tampoco tengo intención de estafarlo a él.

—Tus palabras no me bastan —dije y sostuve el estuche fuera del borde, tan solo bastaba soltarlo y entonces se lo tragaría el Támesis.

—¡No! —exclamó Enzo y sonreí antes de colgarlo de mi espalda.

—Entonces sí es el original. Aprecias el arte así que no soportarías que se perdiera.

—¿Tenías que hacer eso para comprobarlo? —dijo él molesto—. ¡Es un original!

—Era necesario. ¿Y el anillo?

—¿Y mi hermana? —preguntó Enzo.

Tomé mi teléfono y rápidamente busqué entre las fotografías. Le mostré la pantalla para que viera la imagen de Nana tranquilamente durmiendo sobre mi cama hacía unas horas. La desconfianza se borró casi al instante de su expresión junto con cualquier otro sentimiento. Y por eso mismo no podía odiarlo o culparlo por lo que había intentado hacer conmigo, porque en aquel momento no era nada más que un simple joven que había pasado los últimos ocho años de su vida buscando a su hermana, que se había metido en el mundo criminal para eso.

Nana (Pandora #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora