fading│𝘁𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻

🌹║13

A Ten se le es duro explicar cuánto puede doler su garganta cuando esta ya mejoraba y luego de haber desayunado avena, salió de la ducha con la voz cruda y áspera nuevamente. Él les dice a los chicos que el vapor afloja la flema en el pecho y tose, sabiendo el porqué de aquello. No dice como su garganta arde en carne viva de nuevo porque purgó su desayuno antes de que se preparara para la universidad. Johnny insiste en que Ten los acompañe. Taeil y Johnny siempre van en coche juntos, pero Ten va solo porque tiene cosas que hacer después de clase, Johnny tiene fútbol y Taeil se junta con sus amigos y por lo general regresa a casa alrededor de la hora de cenar. Sin embargo, el torneo de fútbol de Johnny ha terminado y Taeil siempre está cerca de casa cuando sabe que Ten se siente por lo general mal.

El trayecto hacia la escuela es tranquilo; Ten se sienta en el asiento trasero con la cabeza pegada a la ventana, Taeil y Johnny intercambian preocupadas miradas en el asiento delantero. Ten se pasa todo su primer período preguntándose si debería quedarse fuera del estudio para no ver a Taeyong. Ten sabe que Taeyong va a ir a verlo si está de vuelta en la universidad, a pesar de que no ha respondido ninguno de sus mensajes de texto. Lo último que necesita es toparse con Taeyong durante el segundo período y explicarle por qué ha hecho caso omiso de sus mensajes. Tendrá que ir, va a tener que actuar como si todo estuviese bien. Si tiene una oportunidad, Taeyong no aparecerá. Ten no recibió ningún mensaje de texto en la mañana como usualmente lo haría así que tal vez, el peliazul no llegue al estudio.

Suena la campana después de la primera hora y Ten recoge sus cosas para ir a la siguiente, con la esperanza de que tal vez Taeyong no venga. Desempaca sus cosas en la estación de trabajo a pesar de que no tiene nada que hacer. Termina cruzando los brazos y poniendo la cabeza gacha, esperando simplemente dormir durante todo el período. Sin embargo, no pasa mucho tiempo antes de que haya una gran mano en su espalda, frotando suavemente hacia arriba y hacia abajo. Ten se aclara la garganta y levanta la cabeza. Taeyong está parado al lado del taburete a su lado, su mochila en sus pies mientras una arruga se haya entre sus cejas. Ten ofrece una débil sonrisa y se endereza, la mano del menor se queda en su hombro. Taeyong lo mira por un momento antes de que se incline, atrayéndolo hacia sus brazos.

Ten solo se tensa por un momento antes de que se deje hundir en el abrazo un poco, aceptando los brazos de Taeyong, envolviéndolo calurosamente por los hombros y sujetando su cintura. Ten piensa en la posibilidad de preguntarle acerca de los mensajes o algo, pero no lo hace. Taeyong solo sostiene a Ten por poco tiempo y posa sus manos en la extensión de sus brazos, mientras sus ojos buscan el rostro del tailandés.

—¿Cómo te sientes? —pregunta con cuidado.

—Estoy bien. —dice Ten, pero su voz todavía está ronca.

Taeyong frunce el ceño.

—¿Todavía te duele la garganta?

—Un poco. —Ten se encoge de hombros.— Estoy bien.

Taeyong asiente y saca un taburete, sentándose al lado de Ten. Ten pone su cabeza sobre sus brazos y está agradecido cuando ve a Taeyong sacando sus libros de texto. Lo aprecia porque cree que tal vez el peliazul no quiere hablar ahora, pero a medida que escucha el lápiz de este dar leves trazos en el papel, se siente culpable. No es culpa de Taeyong. Ten no puede controlarse, no puede dejar de sentir esa atracción por él. Taeyong no merece ser ignorado cuando ha sido nada más que agradable con Ten.

Ten va a tener que cargar toda su mierda junta y tal vez presentarle a Taeyong algunas de las chicas en el ensayo del lunes, así no tendrá que sentirse tan culpable por no hablar con él después del show. Ten levanta la cabeza y encuentra a Taeyong con mechones de cabello  cayendo por debajo de su gorrita mientras garabatea en su cuaderno. El coreano tiende la mano para alcanzar un marcador y se da cuenta que la cabeza de Ten no está gacha por primera vez. Le ofrece una pequeña sonrisa mientras destapa el marcador y lo arrastra a través de una línea en su cuaderno.