No quiero ser una mascota en el apocalipsis

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la habilidad de elemento madera era muy débil, incluso sin poder de lucha, en toda la novela jamás apareció un solo mercenario que la usara y los pocos que contaban con ella solo se dedicarían a cultivar vegetales comestibles para la base; pero el núcleo que pensaba tomar era único, su habilidad para criar plantas era OP, no necesitaba semillas para producir solamente concentrarse en la apariencia de la semilla y la planta que quería de ella; pero aun mejor, contaba con mucho potencial de ataque, creando lianas o raíces casi con vida propia que obedecerían a todas sus ordenes, fuertes como el acero, capaces de inmovilizar zombis de altos niveles y firmes capaces de atravesar cuerpos incluso cráneos, con la habilidad pasiva de protección al portador; ni balas ni ataques de larga distancia serian un problema y como cualquier planta adquieres la habilidad de camuflar tu respiración de ser vivo, es decir ser invisible para un zombi! no tomarlo es ser tonto!

con el paso de los días, nuestro pequeño protagonista iba y venía entre los pisos superiores e inferiores, tomando nota de cada experimento que pudiera significar peligro para él, además de mantenerse al día con la hora y fecha.

con todo lo que observó pudo comprender que quizás muchas de las raras mutaciones de zombis fueron de alguna manera creadas en los diversos laboratorios ocultos por todo el país; algunos de los animales mutantes eran incluso más perceptivos que fácilmente notaron su presencia y pronto intentaron escapar hacia donde él estaba, comprendían que era una forma de escapar! aunque para su suerte las celdas donde todos se encontraban atrapados eran resistentes sobre todo en las ventilaciones y los mutantes con los que experimentaban eran todos de gran tamaño.

las plantas mostraban señales de que evolucionaban a pasos agigantados y eran sacrificadas para potenciar el núcleo de planta que comenzaba a tomar su forma final, el zombi de comportamiento extraño comenzaba a verse más humano con el pasar de los días y la ausencia de hambre; quizás sería al evolucionar uno de esos zombis mutantes con gran capacidad de raciocinio y talvez incluso su evolución sería mayor.

si aquella terrible situación fuera a suceder al menos tenía la esperanza de que no le atacaría, aunque quizás aquella mirada concentrada era la de un cazador acechando su presa; el solo pensar en ello le ponía los pelos de punta, pero por muy extraño que pareciera, sabiendo de la bomba de tiempo que tenía delante, no sentía el deseo de atacarlo.

todos los zombis que estaban encadenados desde su llegada, ahora se encontraban inanimados, la descomposición avanzaba a pasos acelerados; los zombis que comían a diario eran más feroces que aquellos que encontró durante su camino a éste lugar, eran aún más violentos cuando la comida se demoraba en llegar. pronto los investigadores comenzaron a pensar que era momento de eliminar los zombis restantes, durante sus extracciones para probar sus diversos sueros y aparatos con la finalidad de controlarlos habían perdido algunas personas del personal por el incremento de fuerza; nuestro peludo amiguito llegó a considerar que quizás estos iban a evolucionar a nivel 1 si seguían por mucho tiempo de esa forma.

el zombi que siempre lo miraba, en cambio era bastante tranquilo incluso al punto de llamar el interés de los investigadores, ya que no veían que era alimentado con comida normal, pensaban que era un caso especial que sin comer era capaz de paralizar el avance de la descomposición; pero no tenían la capacidad de sacarlo de aquella celda ya que se encontraba en lo más profundo contra dos muros, detrás de todos los feroces zombis. para alcanzarlo primero deberían eliminar a los demás.

pronto descubrieron que dentro de sus cráneos en el área frontal del cerebro, se encontraban núcleos semejantes a los de los usuarios de habilidades, aunque transparentes y del tamaño de una semilla de sésamo; por lo que se plantearon que si subían de nivel como los humanos estos también podrían desarrollar habilidades.