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- Detente no ataques! gritó Shaoran

Pensó que el pequeño hurón estaba intentando matar humanos y quería detenerlo.

Yumian lo miró con ojos tristes y desilusionados pero no detuvo su ataque, con toda la velocidad que tenía se posicionó detrás de Fang Mei preparándose para atacarla, cuando fue atrapado de una patita con una cadena metálica.

Retenido en ese momento estaba considerando un contraataque, pero no pudo seguir en modo ofensivo porque los ataques nuevamente llovieron sobre él; Shaoran rugió para que se detuvieran y no lo dañaran, consideraba que podía calmar al pequeño, pero fue ignorado porque tenían ordenes de no dejarlo sobrevivir; incluso con la promesa de que, quien lo matara se quedaría con su núcleo que evidentemente era de nivel elevado.

Pronto algo sorprendió a Shaoran, su poder se salió de control y lo desobedeció, dejando de retener a Yumian y pasando a dañarlo.

Las cadenas apretaron la pequeña patita hasta que se escuchó un fuerte crujido y sangre comenzó a brotar por las heridas creadas de donde estaba sujeto y clavos fueron arrojados hacia él los cuales en su mayoría fueron evadidos salvo algunos que produjeron heridas en el abdomen de su pequeño cuerpo.

Asustado, Shaoran se dio cuenta que era el uso de control mental y solamente Fang Mei era usuaria de poder mental en la base, comprendió que no le darían la oportunidad de escapar al pequeño.

Que hizo para que no le dieran opción, no podía entenderlo, había salvado la base no podía ser enemigo de los humanos, entonces ¡¿porque?!

El pequeño lo miró directamente a los ojos, con profunda tristeza como si hubiera traicionado una profunda confianza, le dolía el pecho aquella mirada por lo que bajó la mirada sin el valor de volver a mirarlo directamente.

Yumian dio por muerto al pensamiento de cooperar con esta gente y dejó de considerar a Shaoran como uno de los suyos. Al parecer era ingenuo considerar a los humanos como iguales, ya no tenía aspecto humano y ellos lo consideraban o una amenaza o alimento para sus habilidades.

La ira se apoderó de su raciocinio, sin importar que su núcleo aun estaba debilitado concentró toda la energía que pudo y rápidamente congeló a todos los mercenarios cercanos, las cadenas no resistieron el cambio brusco de temperatura y se fracturaron, liberándolo, dándose la vuelta para huir.

- Espera, quiero que me escuches

Dijo Shaoran esperando que el pequeño se detuviera y pudieran solucionar las diferencias, pero jamás volvió a mirarlo, era obvio que jamás volverían a encontrarse en el mismo bando y le daba toda la razón porque ni siquiera lo consideraron por salvar la vida de todos los más débiles de la base.

- No lo dejen escapar, hoy debe terminar su vida

Gritó Fang Mei, pero antes de que los mercenarios reaccionaran y atacaran nuevamente; cientos de sobrevivientes salieron por la entrada de la base y comenzaron a gritarles.

Escoria!

No lastimen a nuestro salvador!

déjenlo en paz!

los niños tiraban piedras a los mercenarios

Shaoran en algún momento se sintió avergonzado por oponerse a quien merecía su gratitud, era como una bestia que mordió la mano que le dio de comer, el también tenía familia que pudo perecer en su descuido, incluso si el pequeño atacó primero le debía el derecho de defenderse, pero este se le fue negado.

La abuela y el niño que fueron rescatados por Yumian salieron a tropiezos entre la multitud para dirigirse hacia el herido hurón ignorando a los mercenarios ensangrentados que los miraban atónitos.

- Cuando mi familia fue asesinada, fue ese pequeño quien nos protegió y vengó, incluso nos trajo consigo a esta base humana donde fácilmente podrían considerarlo su enemigo, trajo junto a nuestros exhaustos cuerpos alimentos para pagar nuestros primeros auxilios. Si ahora le doy la espalda que diferencia tengo de la escoria que asesino a mi familia

Gritó entre lagrimas la abuela del niño, que tomaba de la mano a su pequeño nieto mientras lo alejaba del lugar que consideraba más seguro para criarlo si vacilar.

- No quiero vivir con gente mala que traiciona a los demás!

lloró el niño mientras repetía ignorando las caras de los demás que insistían en que no fueran impulsivos y volvieran.

- Esta base de sobrevivientes y todos dentro de ella están muertos!! sin aquel animal quien sobreviviría, ni siquiera su familia se quedó a protegerlos! basura son basura! volvió a decir la abuela

Cuando se acercaron a Yumian el niño lo tomó en sus brazos y lo cargó alejándose.

La expresión de Fang Mei se tornó rígida incluso comenzó a mostrar irritación en lugar del rostro de victima que llevaba anteriormente, liberó su poder y controló a los mercenarios más cercanos, obligándolos a usar sus habilidades.

Delante de todos desapareció la racional y amable líder que mostraba ser, sacando su lado más vicioso.

- Es su culpa que todo termine así! planeaba crear la base más fuerte de todas! van a pagar!!

Utilizando su habilidad mental al máximo manipuló las habilidades de todos los mercenarios presentes para que atacaran

- Maten a todos los desertores! No pueden considerarse humanos si están de parte de un mutante!

Con aquella furia asesina dirigió todos los ataques al indefenso niño y su abuela, muchos mostraban miradas horrorizadas ante lo que pasaba delante de ellos, pero las esperadas muertes no llegaron, un frágil muro de hielo cubrió a la aterrorizada familia.

Con mucho esfuerzo logrando contener el atroz ataque, lograron salir caminando llevando consigo al debilitado animal en brazos del pequeño niño; su respiración era pesada debido al extremo cansancio y las heridas que tenía por todo el cuerpo, pero su mirada ligeramente nublada mostraba determinación, por sobrevivir y seguir adelante, determinado a protegerlos en el camino que sin miedo decidió tomar.

Los pasos de la abuela eran cortos y rápidamente se cansaba, obligando al niño a detenerse, para suerte de ellos el día anterior cuando eran llevados a la base la zona fue liberada de zombis por lo que se encontraban relativamente seguros.

Tomar descansos no era un problema, incluso el niño tomó un trozo de tela entre sus prendas para limpiar las heridas del pequeño en sus brazos, algo aterrado de que empeorara las heridas si utilizaba inadecuadamente su fuerza.

Siguieron caminando sin un lugar fijo como objetivo solo necesitaban un lugar para descansar y sanar las heridas a salvo.

No quiero ser una mascota en el apocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora