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Hola como están! muchas gracias por apreciar mi novela y esperarla n.n! Tras mi largo descanso por motivos de salud, he retomado la novela como siempre! en verdad siento la demora pero gracias por el apoyo!

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El camino en la ciudad era un completo cementerio de vehículos y cadáveres a medio devorar, aunque pocos zombis se encontraban deambulando, la mayoría de los zombis había migrado a lugares con mas alimento ya que debido al último ataque de la base los sobrevivientes salían con menor frecuencia ya que estaban dedicándose en su totalidad a reformar la base, luego de que todos los sobrevivientes amenazaran con destituir a los cargos de la base después de descubrir que abandonaron de manera muy descuidada a los más vulnerables de la base y fueran incapaces de protegerlos.

Con el pasar de los días la base se convertía en una ciudad abandonada debido a dos diferentes movimientos, uno el que exigía la expulsión de las familias influyentes de la base que optaron por extender la base a costa de abandonar a los más vulnerables desprotegidos durante el incidente de la gran horda zombi; mientras que el otro movimiento consistía en los defensores de la exiliada mascota que a pesar de sus esfuerzos para salvarlos fue arrojada herida a un mundo inseguro.

Aunque el nombre de cada movimiento sonaba muy humano, como en todo acto político el verdadero motivo para manifestarse era intentar hacerse con el control de la base para beneficios personales.

Los primeros en tirar la toalla durante las disputas fue el gremio de comerciantes que fue formado al comienzo del apocalipsis; los lideres de las diversas ramas en las más grandes bases eran personas con un olfato único por las ganancias, por lo cual no dudaron en abandonar aquella sucursal al fin y al cabo siempre eran bienvenidos en cualquier base a la que dedicaran una mirada.

Con la disolución de aquella rama de comercio las demás bases comenzaban a menospreciar cualquier acción que tomaran y respecto a negocios que intentaran realizar aun cuando eran rentables para todos intentarían arruinar sus planes para luego tomar la idea como propia; la base de sobrevivientes de la ciudad M era una de las más grandes y poderosas desde el comienzo del apocalipsis por lo que fue muy fácil que durante sus mejores tiempos hiciera muchos enemigos los cuales ahora buscaban terminar con los viejos rencores.

Tras mucho forcejeo por el poder y la constante lucha por adueñarse de los escasos recursos sobrantes en los alrededores la base de sobrevivientes, las diversas familias que ocupaban importantes posiciones en la base comenzaron a dividirse, resignando su puesto para unirse a cualquier otra base que les prometa iguales o mejores condiciones.

Como resultado las personas que ahora eran vulnerables sin un gobierno estable tuvieron que abandonar en búsqueda de un nuevo hogar, dejando lo que alguna vez fue sinónimo de esperanza para muchos ahora como una ciudad fantasma. Sin habitantes que mantuvieran en condiciones optimas los muros, pronto se convirtió en una tierra de muertos que ingresaban y eran incapaces de abandonar entre los laberintos de casas y tiendas de acampar abandonadas por doquier.

El proceso de destrucción de la base fue menos sangriento pero el resultado terminó igual al de la novela que recordaba nuestro protagonista.

La familia Hou tras un largo análisis decidió dirigirse a la ciudad B, la cual tenía una muy buena reputación entre los diversos sobrevivientes que al migrar por la base conocieron, aunque se encontraba bastante más lejos que otras bases, además que era el lugar donde se encontraba su hermana menor Pai y su tío quien estaba protegiéndola.

La familia Hou sería muy bien aceptada en cualquier base porque ahora con la disolución de la base, sin perder el tiempo recuperaron su poder militar para ir a un nuevo lugar a establecerse y obviamente cualquiera con un cerebro en la cabeza jamás rechazaría combatientes adicionales para fortalecerse.

Aunque todos estaban preparados para partir sin vacilación, en el corazón de Shaoran aun existía una enorme piedra que presionaba y no le dejaba vivir con la culpa; recordaba el como cruelmente atacó al pequeño hurón como si se tratara de un terrible monstruo, lastimándolo mortalmente.

En aquel momento sus pensamientos se vieron interrumpidos, como si fuera incapaz de pensar por si mismo y sus habilidades se movieron a máximo poder como si esa fuera su voluntad pero cuando todo terminó y vio al pequeño herido en brazos de aquel niño, mientras huían en la distancia sintió que no era lo que deseaba. Quería detenerlos y tomar en sus propios brazos al pequeño para llevarlo a primeros auxilios pero un muro de hielo fue colocado entre ellos, como trazando una línea entre ellos cuando antes pensó eran muy cercanos; sintió que jamás volverían a estar tan cercanos como cuando se conocieron.

Sentía que el pequeño era más que un solo animal, en el poco tiempo que llevaron juntos sintió un cálido corazón humano dentro de su pequeño cuerpo, era como encontrar a un amigo que sería capaz de tocar la fibra más sensible de su corazón pero ahora todo había terminado; deseaba con todo su corazón disculparse e intentar solucionar los problemas entre ellos, pero también temía descubrir que ya no respiraba por las heridas que le ocasionó, sentía aun más vergüenza intentar ayudar a esas dos personas que si estuvieron de lado del pequeño o más bien envidia.

Solamente podía tragarse el amargo sentimiento y partir con su familia, deseando olvidar todo para dejar de sentir dolor; aunque algo si jamás olvidaría... su odio por la odiosa mujer que provocó el conflicto, ahora era muy consciente que ella deseaba apoderarse de todo el poder de la base y aquel pequeño era un obstáculo por como los sobrevivientes lo idolatraban, deseaba matarla y hacerla sufrir, jamás la perdonaría pero no estaba en su forma de ser el destruir la vida de otros vilmente.

Fang Mei estaba muy frustrada por su fracaso de apoderarse de la base y fue la que más luchó porque ésta no desapareciera, pero debido a su falta de poder sólo pudo esconderse tras otros y agachar la cabeza mientras huía con el rabo entre las patas; lo que más detestaba era el tener que mantenerse como una herramienta para Lin Yi, definitivamente se desharía de él cuando pueda pero de momento sólo podía mantenerlo interesado para que tuviera quien cuidara de ella.

Cuando fuera posible encontraría un muslo dorado más grueso del cual sostenerse!

Aunque ella no era consciente de que pronto las cosas se tornarían más complicadas para ella y tendría que tragarse un amargo trago.

No quiero ser una mascota en el apocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora