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Buenas a todos! les traigo otro capítulo (/*3*)/+++

Debía llevar a la señora a la base de sobrevivientes por atención médica o encontrar habilidades curativas, era pequeño y su poderes eran suficientes para poder llevarlos, pero debía encontrar algo en que cargarlos, las hiedras les lastimarían y el hielo les congelaría.

Pronto mientras aun intentaba pensar en una solución pudo notar por la ventana una camioneta ligera estacionada cerca, sin intentar comunicarse tomó con mucho cuidado a la señora entre ramas y fue llevada a la carrocería de la camioneta, el niño en pánico corrió pensando que algo malo le haría a su abuela pero igualmente fue tomado y subido a la camioneta la cuál comenzó a jalar con lianas que hacían palanca en las diversas farolas alrededor del camino.

Le tomó un par de horas llegar a las cercanías de la base, aún se podía ver un par de mercenarios con palas en mano apartando el hielo triturado en el camino, temía interactuar con ellos pero al final tomó una decisión.

Dejándolos en la camioneta para que esperaran corrió hacia un mercenario cercano, que para su gusto era una cara conocida; un mercenario de los que conoció en su primer día transmigrado, quien rápidamente reconoció al animal.

Intentaba correr a la base para informar y capturarlo, pero luego se deshizo de la idea cuando notó que el hurón retrocedía pero lo miraba ocasionalmente, como pidiendo que lo siguiera. Solo le tomó un poco de tiempo pensárselo hasta seguirlo, aunque en su corazón gritaba de emoción por la forma en la que daba brinquitos y miraba hacia atrás, hasta que para su sorpresa vio la camioneta donde se encontraban dos personas esperando y pudo comprender las intenciones que tenía llamándolo observando que la señora mayor se encontraba con la ropa cubierta de sangre.

-Traeré alguien con habilidades curativas

Corrió para rápidamente traer ayuda mientras que a su paso llamó a Shaoran la única persona que sería capaz de convencer al pequeño de que se quedara, para cuando la ayuda llegó Yumian se encontraba acostado en brazos del niño durmiendo débilmente; todos los suministros del niño y la abuela se encontraban en la cabina, era clara la intención.

Deseaba que les dieran protección.

Cuando comenzó el tratamiento de la abuela Yumian despertó.

Su mirada se encontró con la de Shaoran que algo incomodo deseaba decir algunas palabras.

Solamente lo miraba, se podía sentir la seriedad en esos ojitos brillantes, estaba exigiendo que como pago de su ayuda los protejan sin cobrarles, al menos hasta que el niño fuera capaz de valerse por si mismo, o eso fue lo que pensó.

Shaoran se sintió estúpido por pensar demasiado de aquella mirada pero le dijo que se comprometía a cuidarlos por su cuenta y enseñarle al niño a cuidarse a sí mismo y su abuela. Lo que nadie esperaba al escuchar aquella afirmación, el animal asintió y movió ligeramente la colita mientras se paraba sobre sus patas traseras y estiraba una de sus patas delanteras como pidiendo un apretón de mano o pata...

Para cuando la abuela fue curada la noche había caído, el niño y su abuela fueron localizados en un pequeño cuarto, junto a otra familia formada por un padre y su hija pequeña; se podía encontrar a un pequeño hurón acostado en una almohada en la deteriorada cama que se les fue entregada, profundamente dormido.

La abuela y el niño no temían al pequeño hurón porque era su salvador, pero para el resto de personas dentro del cuarto era lo contrario.

La base de sobrevivientes estaba dirigiendo un proyecto para entrenar a los niños en toda la base con el objetivo de elevar las probabilidades de sobrevivir en el futuro, mientras estuvieran en el proyecto recibirían manutención junto con su familia hasta su graduación cuando serían capaces de ser reclutados los más poderosos como guardias personales de aquellos con más poder en la base, dando oportunidad a todos los menores sin familiares que cuiden de ellos.

A la mañana siguiente cuando todavía dormían cómodamente, Yumian decidió partir.

Se podría decir que se sentía afortunado porque no se encontró con el protagonista y por dormir cómodamente, pero eso no significaba que lo pasarían de alto; mientras mas tiempo se quedara mayor sería su compromiso con la base de sobrevivientes y aun tenía cosas que hacer no podía quedarse.

Como la base no fue destruida su futuro era incierto, pero en un mundo apocalíptico ¡qué cosa estaba asegurada! ¡solo la muerte!

Sin embargo cuando estaba partiendo la abuela despertó

-No acabo de agradecerte pequeño y estás partiendo sin más!

-Perdí a toda mi familia pero no puedo rendirme, ahora porque tengo que ver crecer a mi nieto, aunque deseara seguirte para pagar tu ayuda, soy vieja y débil, me es imposible ir lejos y mi niño aun si es capaz no deseo que tenga una vida tan insegura. Lo siento por no ser capaz de pagarte.

Con aquellas palabras saltó por la ventana y partió

No tenía la intención de llevarlos conmigo a una vida de aventurarse por lugares distantes y peligrosos, debo apoderarme de poderes importantes que pertenecían a los protagonistas en la novela, por lo que conseguiré muchos enemigos.

El sol naciente cubría lentamente con su brillo todo el horizonte, dando algo de vida a la base de sobrevivientes, aun cuando la mayoría de las viviendas eran improvisadas, era esperanzador ver cuan capaz son los humanos para sobrevivir ante la adversidad.

Pensó que no sería mala idea ayudar un poco despejando de zombis la ciudad para facilitarles el crecimiento, veía potencial en las personas que eran capaces de ayudarse mutuamente para superar las dificultades, pocos eran aquellos que consideraba malos para la humanidad, pero no tenía la voluntad de interferir.

Escabulléndose hasta la salida casi dejo escapar un suspiro pensando que pronto estaría lejos de los sobrevivientes y los problemas que llevaban consigo; pero antes de relajarse sintió una fuerte intensión asesina dirigida hacia él, alertándolo para esquivar rápidamente ataques de fuego y agua que iban dirigidos a él; algunos mercenarios intentaban retenerlo y detrás de todos ellos se encontraba una cara conocida, Fang Mei.

Fang Mei cuando se enteró que quien interfirió en sus planes era aquel animal insignificante que conoció una vez y para colmo éste se encontraba dentro de la base, supo rápidamente que sería un estorbo en sus planes para alcanzar sus objetivos por lo que pensando en la personalidad evasiva de aquel animal supuso que al despertar intentaría huir de la base, aunque era bueno para ella que aquel animalejo no estuviera allí, no podía quitarse la sensación de que era un peligro oculto para ella por lo que decidió vigilar con un equipo en su poder la entrada todos los días que fuera necesario hasta poder encontrarse con el animal desprotegido, con el objetivo de aniquilarlo.

-Ataquen! no lo dejen escapar, es quien trajo los zombis para matar a nuestras familias!

Los mercenarios cegados por la ira y escasos de razón comenzaron nuevamente a lanzar todas sus habilidades, incluso aquellos que tenían dudas respecto a su orden; muchos sentían gratitud hacia el animal por ello se sentían algo traicionados de que fuera una estrategia para ganarse su confianza...

Muy molesto esquivó todos los ataques, ocasionalmente contraatacando mientras corría hacia Fang Mei, estaba decidido a tomar su cabeza porque ella era más peligrosa que los zombis mismos para todos los sobrevivientes más débiles.

-Ayuda! gritó Fang Mei fingiendo ser la víctima mientras dejaba caer lágrimas que le daban la apariencia de frágil, impactando a Yumian quien disminuyó su velocidad por un momento, pero aun esquivando los ataques que apuntaban a lastimarlo.

Un fuerte gritó se escuchó desde atrás en respuesta de ella.

Era Hou Shaoran, quien pasó a Yumian y se detuvo entre ellos con una mirada seria.

No quiero ser una mascota en el apocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora