Al principio debo confesar que me aterraba, tenía miedo de esto que llamábamos "nosotros", pero me convenció, me ganó una vez más.Fue amoroso cuando debía de serlo, duro cuando fallaba. Sus ojos siempre me decían que nunca estaría sola, pues él no estaría dispuesto a dejarme. En la cama, su forma de tocarme y hacerme sentir cosas que jamás había sentido. No sé exactamente en qué momento dije: "Es él, verdaderamente es él."
Lo que sí sé es que no puedo permitirme seguir dudando de "nosotros". No. Nosotros somos y seremos mucho más de lo que alguna vez fuimos.
La vida daba muchas vueltas y era irónico volver siempre a como las cosas empezaban.
—Mi padre hará una fiesta esta noche en el hotel.— anunció Christopher mientras peinaba su cabello con sus dedos—. Iremos, ¿verdad?
—Nosotros nos conocimos en una fiesta de esas que organizó tu padre en el hotel.— recordé al hacer memoria.
—Oui.— asintió relamiendo sus labios—. Lo hicimos. Es un agradable recuerdo.
—Lo es.— admití—. Aunque yo en aquel entonces no lo definiría como algo agradable.
Él rió como si estuviera recordando el momento exacto en el que ocurrió todo.
—Desde luego, por culpa de mi hermano te llevaste un gran golpe.— negó con la cabeza—. Tuviste suerte de que un caballero como yo te ayudara, ¿eh?
Quise reír al definirse como caballero.
—¿Caballero? Eras muy egocéntrico y presumido.
—Lo era, pero tienes que admitir que así de egocéntrico y presumido te mojaba las bragas con tan solo un par de palabras que soltara en francés y un guiño de ojo arrimado.— se burló poniendo sus manos en mi cintura y pegándome a él—. Esto último creí que no ha cambiado, ma belle.
—Ni lo último ni tampoco lo primero, sigues alardeando de todo, este es el claro ejemplo.
Rió antes de llevar su boca al hueco de mi cuello, aspira mi aroma antes de soltar un gutural sonido de aprobación.
—Hueles que alimentas.— susurró mordisqueando la zona.
—Se supone que eso se le dice a la comida y no a las personas.— reclamé.
—Je sais.— balbuceó sobre mi piel—. Parece que tú no quieres captar la indirecta.
Oh, joder.
Él me estaba comparando con la comida porque quería comerme.
Deseaba esto pero también deseaba llegar a tiempo a la fiesta que su padre organizaba así que no podría permitírmelo.
—No, tenemos que arreglarnos.— regañé—. Anda, tira para la ducha.
—¿Quieres que lo hagamos en la ducha?— inquirió juguetón.
—¿Qué? ¡No! ¡Claro que no!— sacudí mi cabeza al tiempo que mis mejillas enrojecían, como si nunca lo hubiéramos hecho en la ducha—. No me estaba refiriendo a eso y tú lo sabes.
—Tu es tellement ennuyeux.— se quejó.
—No soy aburrida... ¡Y deja de hablar francés que ya sabes el efecto que causa en mi!— chillé antes de alejarme de él, desde la habitación pude escuchar su risa para nada suave.
Habrían pasado unos cuarenta minutos cuando ambos estuvimos listos, Christopher subió la cremallera de mi vestido con lentitud y dejó un beso en mi nuca cuando finalizó la acción.
Nos miramos en el reflejo del espejo y sonreímos, podrían haber pasado veinte años pero parecía que nada había cambiado.
—Mon amour.— tomó mi mano para llevarla a sus labios y besar mis nudillos—. ¿Te apetece dar un paseo antes?
—¿Qué planeas, Vélez?
—¿Yo?— preguntó con fingida inocencia—. No planeo nada, mi vida.
Entrecerré los ojos mirándolo, tratando de entender que quería hacer pero no encontré nada que pudiera indicármelo. No me quedó de otra que aceptar.
No era noche cerrada pero las farolas ya estaban iluminando las calles, me gustaba el toque que le daban al ambiente.
Caminamos siguiendo el río Sena, entonces una bombilla se encendió en mi mente, recordando el momento exacto en donde habíamos hecho eso por primera vez.
—Dije que haría de tu vida una realidad de ensueño, o algo así.— se encogió de hombros restándole importancia—. Lo intenté, lo intento y sé que algún día lo conseguiré... Sé que cuando tengamos muchos más años encima echarás la vista atrás y todos los recuerdos de París te atacarán con emoción, ilusión y nostalgia. Entonces podrás decir que viviste un sueño, uno de esos que suelen tener las protagonistas en los buenos libros o en las películas que ponen en Antena 3.
—He cumplido muchos sueños ya contigo.— murmuré con los ojos empañados—. Y estoy segura de que nos quedan otros tantos por cumplir...
Los mejores recuerdos eran con él.
Todo vuelve a su sitio, las emociones, las personas... Nuestro amor perduraría, en París o en Chile. Vivíamos nuestra realidad de ensueño, envuelta entre brillitos y colorines porque así era mejor para nosotros. Sin grises de por medio. Con una mirada vacilante y una sonrisa en los labios.
No nos olvidaremos.
No nos olvidarán.
Porque, quieran o no, siempre seremos recuerdos de París.
ESTÁS LEYENDO
Recuerdos de París
Fanfic¿Es tan fácil, como dicen, la vida amorosa de dos personas en la ciudad del amor? París. Allí donde todas las emociones se multiplicaban, donde el amor se vivía muy intenso y el desamor muy vulnerable. Donde nacen las ilusiones pero también donde...