t o n t o

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—¿Estás bien?

Bucky había perdido la cuenta de todas las veces que Sam le había hecho la misma pregunta, pero entendía que el otro se preocupaba por él.

—¿Buck?— Lo volvió a llamar, mientras se acercaba a él.

Bucky yacía con la mirada baja, sentado sobre la encimera de la cocina. Le avergonzaba admitir que era lo que le tenía mal. Entre tantas razones, esa en específico le avergonzaba demasiado. Sam se acercó a él, haciéndose ligero espacio entre sus piernas. Intentó buscar su mirada, pero los ojos cristalinos de Bucky parecían perdidos.

—¿Sucede algo? ¿Hice algo que te hirió?— Preguntó Sam, cada vez más preocupado al no obtener una respuesta de Bucky. Ni con su cuerpo, ni con su voz, ni mucho menos su mirada.

Amo todo lo que haces, aún cuando me dices que soy jodidamente tonto por la estúpida mierda que hago. Quiero dejarlo todo, desnudar mi alma, no volver a tener miedo. Por ti.

—¿De verdad crees...— Bucky comenzó a hablar en un tono sumamente bajo, pero debido a su cercanía, Sam fue capaz de escucharlo claramente. —... que soy un tonto?

No tuvo el valor para mirarlo a los ojos, ni para corresponder su abrazo, ni para hablar en un tono normal. Se lo había confesado de una manera indirectamente directa. Realmente no le gustaba que el otro pensara que era un tonto, ya sea por sus primeros encuentros, por su pasivo-agresividad, por su pasado, o simplemente porque no le caía bien. O por todas y cada una de sus inseguridades acumuladas. No quería ser un tonto molesto para él. No quería que pensara que era un tonto que sólo causaba problemas y se los echaban en cara cada que podían.

—¿Eso es lo que te preocupa?— Sam preguntó, y aunque era obvio, necesitaba que Bucky se lo dijera. Necesitaba saber que era eso y no le estaba ocultando sus verdaderos sentimientos.

Bucky pasó saliva mientras asentía levemente, sintiendo como sus lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos. No quería levantar la mirada. No quería si quiera sentirse tonto, pero ahí estaba. Sintiéndose como un completo tonto por no querer serlo.

—Mírame— Dijo Sam, pero Bucky no quería hacerlo. —, vamos, James, puedes hacerlo.

Bucky comenzó a negar, pero Sam tomó el rostro de Bucky entre sus manos, haciendo que levantara por fin su mirada. Tembló por toda la tensión y ansiedad que su cuerpo estaba acumulando. Tenía miedo de que Sam le dijera que era un tonto por estar así de vulnerable en ese momento.

—Nunca haz sido un tonto— Sam limpió una de las primeras lágrimas derramadas por Bucky esa tarde. —, no lo eres. Jamás lo he pensado realmente. Pienso que eres más inteligente de lo que crees; eres fuerte, eres noble, eres valiente. Más de lo que deberías ser. No quiero que pienses que te veo de esa manera, o que te dejes llevar por los comentarios de otras personas juzgándote, porque eres más que eso. Yo no pienso lo peor de ti. Pienso lo mejor.

Y ahí fue cuando el de ojos tristes se rompió. Apenas soltó un sollozo, Sam lo apegó a su cuerpo, comenzando a acariciar su espalda. Constantemente le repetía que lo dejara salir todo, que llorara, que gritara, todo mientras lo sentía esconder su rostro entre su hombro y su cuello. Todo si era necesario para sacar esa espina de su pecho y cargar un peso más ligero en su espalda, y así poder pasos más ligeros. Sam quería que Bucky entendiera de alguna manera que nunca fue su intención que se sintiera como un tonto. Nunca hubiera querido contribuir de ninguna manera a las inseguridades y temores del otro. Y haría todo lo que estuviera en sus manos para hacer que Bucky se sintiera como el humano más querido y deseado, costara lo que le costara.

Amo todo lo que haces, amo todo de ti, así que dejaré ir todas mis inseguridades por ti. Y por mi. Y por nosotros.

¿Y esto qué es? [Sam + Bucky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora