s i e m p r e

451 49 34
                                    

[Advertencia: extenso]

¿No dirías que siempre hay una pequeña luz en la oscuridad? Ese es el momento en el que puedo ser valiente.

Era verdaderamente increíble. Un día ambos estaban discutiendo por cualquier cosa diciéndose el uno al otro "te odio"; y ahora caminaban juntos, riendo al unísono y bromeando, sonriendo. Casi tomándose de las manos. Eran felices. Era como si hubieran vuelto a ser niños que acababan de conocerse y ya eran inseparables. Solo que ambos ya eran lo suficientemente maduros para entender esos sentimientos. Pero no lo suficiente como para expresarlo.

Una tarde, simplemente caminaban por las heladas calles de la ciudad. Ninguno se había percatado de lo oscuro que se estaba haciendo el cielo y el frío comenzaba a sentirse por todas partes. Habían quedado entonces en ir al departamento de Bucky, ya que era el lugar más cercano para resguardarse.

Ambos llegaron juntos y entraron. Dentro no se sentía del todo frío, Sam había notado que el otro parecía preocuparse más por su propio bienestar -y eso era bueno, Bucky ahora intentaba no dormir en el suelo y no pasar frío en los helados inviernos de la ciudad. Los abrigos de ambos desaparecieron junto con los guantes, dejando al aire sus manos y el deseo de tomarse de ellas. Pero no lo hicieron.

—Creo que voy a preparar algo de café.— Dijo Bucky en algún momento mientras ponía el agua a calentar. Sam lo observó mientras lo hacía, sin darse cuenta de los miles de pensamientos que pasaron por su mente al hacerlo. Tenía muchas ganas de decirle que era lindo, que lo quería y que moría por abrazarlo y decirle además cursilería y media. Sólo que no sucedió, y en cambio pronunció otras palabras que no tenían relación con sus sentimientos.

—No sabía que te gustaba el café.— Sonrió mientras se sentaba en el sofá.

—Bueno, es calientito.— Y apenas escuchó la tenue voz de Bucky, su corazón quiso salirse de su pecho. No podía entender porque ahora pensaba que el castaño era adorable con cada cosa que hacía o decía.

Unos minutos después, Bucky se había acercado al sofá donde Sam se había sentado anteriormente y le tendió una taza con café humeante. Se sentó al lado del moreno sin darse cuenta del brazo que estaba sobre el respaldo detrás de él. Y aparentemente Sam tampoco, porque no se movió por ningún motivo. Ambos bebieron un poco del café, calentando un poquito sus corazones y perfumando la sala con el olor de la bebida caliente.

Espero que eso no arruine nuestro primer beso.

Decidieron que lo mejor para pasar la noche sería ver una película -demasiado cursi para ellos mismos. Por algún motivo que intentaba desconocer, Bucky no se iba a permitir dejar ir a Sam. No por el frío ni porque era de noche, sino porque no quería que se fuera de su lado. No cuando su compañía era acogedora, cálida y lo hacía sentir completo. Pero no lo sabía.

No era como que el castaño tuviera películas para ver, así que quedaron en ver lo que sea que estuviera en la tele. A ninguno le incomodaba la idea; era lo contrario.

Se habían quedado callados mientras observaban los colores que la pantalla iluminaba. El silencio se había vuelto su amigo, después de un tiempo conviviendo se dieron cuenta que no era necesario comunicarse mediante palabras para ellos. Podían hacerlo mediante sus miradas, gestos y acciones, era algo así como su propio lenguaje -su propio lenguaje de amor.

Y para colmo de todo, la película en la que se detuvieron era de esas románticas. Si no fuera por el amor que nacía desde lo más profundo de ellos, jamás hubieran podido entender la trama. Sin embargo, lo hacían. Y todo porque estaban perdidamente enamorados el uno del otro como si fuera la primera vez. Pero ninguno era capaz de decirlo.

¿Y esto qué es? [Sam + Bucky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora