07. "Encuentros"

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Miguel había llegado diez minutos después de lo planeado, a pesar de que aquello no era un problema para muchos, a Rubí le gustaba la puntualidad.

Su madre lo había recibido con una sonrisa y lo había hecho entrar sin problemas al cuarto de su hija. A pesar de que era una persona con una mentalidad bastante amplia, si ambos iban a estar en la pieza, la puerta debía mantenerse abierta.

— Gracias por dejarme entrar, tía.

— Ya, ya, no me digai tía. — Le respondió con una pizca de desagrado en su voz. Le molestaba que le dijeran de esa manera. — Portense bien, y me mantienen la puerta abierta.

Y sin más se retiró.

— ¿Le caigo mal a tu mamá? — Preguntó rascándose el cuello con inquietud.

— Puede que un poco, te recuerdo que no ayudaste el día de la fiesta. Y tú fuiste el que más desorden causó. 

El joven revolvió sus rizos mientras la miraba con una mueca. Rubí lo miró suavemente, aquella acción le recordaba a la rizada. ¿Por qué debía pensar en ella justo en ese momento?

Estaba intentando evitarla y simples acciones le recordaban a ella. Odiaba a su cerebro.

— ¿Y a tí también te desordené? — Preguntó mientras tomaba su cintura y dejaba pequeños besos sobre uno de sus hombros. 

El joven con rapidez había juntado la puerta antes de acercarla a él. Rubí sabía hasta donde podía llegar aquello y a pesar de que no correría el riesgo, quería divertirse. No era como si fuera a enamorarse del chico.

— Te tienes muchísima fe... — Susurró mientras rodeaba su cuello con sus brazos y se dejaba llevar por los labios del contrario. Quería romperle la burbuja y decirle que realmente haber bailado con él en aquella fiesta, no había sido la gran cosa, pero no estaba de humor.— Puede ser...

— Soy un ser completamente seductor, Rubí... No sabes hasta donde llegaríamos si estuvieramos solos, no podrías resistirte.

"Dios, ¿Por qué no deja a un lado su estúpido ego?" Pensó.

El chico apretó su cintura y la apegó aún más a su cuerpo para sentirla cerca de él. Comenzó a subir sus besos por su cuello, sentía sus labios humedos intentando marcar su piel y a pesar de que la sensación era agradable, no podía dejarlo.

— Sin marcas... — Se separó levemente de él y le advirtió para luego juntar sus labios.

El beso era algo bruto, Miguel intentaba tomar el control absoluto de la situación y su lengua había entrado de lleno a la boca de la influencer. Mordía su labio inferior con poca delicadeza y no podía mantener sus manos quietas. Rubí soltó un quejido que el mayor tomó como una especie de jadeo y creyó que estaba haciendo las cosas bien.

Ambos se recostaron sobre la cama y continuaron besándose hasta que sintieron que la puerta se abría de golpe, dejando ver a la madre de la chica completamente enojada. Se levantaron de la cama con rápidez mientras intentaban arreglarse.

Cuando Rubí levantó la mirada por completo, cayó en cuenta que detrás de su madre, estaba su amiga observando la escena con destellos de tristeza en su mirada.

"Mierda."

•••


La rizada estaba frente a la puerta del Penthouse pensando en qué podía decirle a la que se había convertido en su mejor amiga.

"Hola. Decidí que no vas a ignorarme más porque necesito respuestas."

Pero aquello sonaba demasiado duro para ella.

Diste vuelta mi mundo ||RUBIRENA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora