01. "Miradas y presentaciones"

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El reloj marcaba las 08:30 de la mañana cuando Macarena sintió a su hermana saltar suavemente sobre su cama.

Su alarma había sonado hace diez minutos pero el sueño la mantenía presa entre las sábanas.

Al percatarse de quién era la persona que estaba saltando sobre su cama, soltó un gruñido e intentó cubrirse con una almohada.

Amaba a su hermana, pero realmente deseaba dormir un poco más.

— Vamos Maca, ¡despierta! — Animaba Josefa con una sonrisa.

— Pero, Jose... — Susurró con evidente sueño en su voz. — Dejame dormir... Sólo unos minutos más.

— Noo, Maca, despierta. — La menor finalmente quitó las mantas de la cama de su hermana, para así lograr que se levantara.

La mayor la miró con los ojos entrecerrados y con una suave sonrisa. Su hermana sabía que era lo que estaba pensando e intentó correr.

No sirvió de mucho.

La chica de ojos oscuros, tomó a su hermana en brazos para luego recostarla a su lado y así poder empezar una guerra de cosquillas.

— No... Maca, no. — Josefa reía suavemente entre los brazos de su hermana y trataba inútilmente safarse de los brazos de la mayor.

— ¿Ves lo que ocurre cuando me despiertas muy temprano?

— S-sí lo sé, pero s-sueltame... — Pedía la menor entre carcajadas.

Estuvieron un tiempo jugando entre ellas, entre cosquillas y risas, ambas quedaron con una sonrisa en el rostro.

La mayor adoraba su vida, el despertar cerca de sus seres queridos, era una de las cosas que más amaba en la vida. Extrañaba a su madre en ocasiones, pero desde que se había ido cuando ella era pequeña, decidió que no se lamentaría por ello. Creció sin una figura materna, pero con el amor que su padre le brindó, siempre se sintió completa.

Y por ello siempre trataba de que su hermana estuviera completa también.

— Papá dice que tenemos reunión hoy con los arrendatarios del edificio, y tienes que acompañarnos.

— Está bien, ya voy. Deja arreglarme primero, cabra chica.

Y sin más, la menor se retiró de la habitación que ambas compartían.

Sonriendo ladeadamente, se sentó sobre la cama al mismo tiempo que un bostezo escapaba de sus rosados labios. Sus manos recorrieron su rostro, de arriba hacia abajo, intentando quitar hasta el último rastro de sueño.

Realmente habría preferido dormir otros cinco minutos.

Sus clases nocturnas y sus deberes, poco a poco, le quitaban preciadas horas de sueño.

¿Quién dijo que estudiar no es exhaustivo?

Si hubiera sido ella quién despertaba a su pequeña hermana de su sueño con Harry Styles y Louis Tomlinson, probablemente le hubieran llegado manotazos y un par de almohadazos.

En cuanto estuvo lista, se dirigió al comedor, en donde su padre y su hermana la esperaban con una sonrisa.

— Buenos días, Maquita... — Su padre la saludaba sonriente mientras tomaba unos importantes papeles entre sus manos.

Era el administrador del edificio. Al ser un hombre adulto, no se relacionaba muy bien con la tecnología y prefería mantener sus registros de una manera poco moderna.

El hombre se caracterizaba por tener un muy buen humor durante el desayuno. Le agradecía cada día a "Su Señor" por el día que le venía por delante, por sus hijas y por el alimento que recibiría. Era un buen padre, ninguna de las dos chicas que compartían su vida con él podían negarlo. Pero en algunas ocasiones, sus ideas y pensamientos, eran... Poco racionales.

Diste vuelta mi mundo ||RUBIRENA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora