Diste vuelta mi mundo ||RUBIRENA||

14. "Pijamada" (parte uno)

[Dedicado a todxs aquellxs que no pueden ser libres ni expresar su amor con total libertad. Espero con ansias el día que nadie tenga que "salir del closet", ni avergonzarse de quienes son. Con amor, J]

Maca.

— ¿Te espero en mi departamento? — Le pregunto a la castaña y sostengo las puertas del ascensor para esperar la respuesta de mi amiga.

— Iré en diez minutos.

Asiento y dejo que las puertas sigan su curso. Comienzo a caminar hacia la escalera junto con la Jacinta, quien se ha mantenido callada desde que llegamos del partido de la Rubí. La conversación que tuvimos detrás de las gradas se sigue repitiendo en mi cabeza y honestamente, no logro comprender como todo escaló de forma tan rápida.

"Es que Maca, me gustai. Desde que llegaste a mi vida no pude sacarte de mi cabeza. Y quería que lo supieras. Lamento decirte esto hoy, pero no podía continuar guardandomelo." 

No le dije nada. No supe que decirle. E incluso acepté que me acompañara a mi departamento para poder decirle alguna cosa, pero realmente mi mente está en blanco. 

¿Como podría corresponderle si realmente no siento nada por ella?

Camina a mi lado con la cabeza gacha y juega con sus manos con nerviosismo. No me dirige la mirada en ningún momento, como si tuviera miedo de lo que pudiera pasar luego. El sonido de nuestro caminar es lo único que interrumpe el silencio incomodo que se forma entre nosotras.

Al llegar a mi departamento, me giro para mirarla y darle un pequeño abrazo, pues no quiero que se sienta mal, y porque en realidad, es lo único que atino a hacer.

— No vas a corresponderme ¿verdad? — Pregunta mientras su rostro se esconde contra mi cuello.

— Yo... Quiero decir, eres hermosa, eres divertida y eres inteligente, pero...

— Eres heterosexual. — Me interrumpe.

Me separo levemente de ella y asiento con debilidad a pesar de que, realmente, aquella no es la razón por la cual no puedo corresponder a sus sentimientos.

— Lo siento. — Susurro y le doy una leve sonrisa.

— No... Está bien.

Me separo totalmente de ella y le regalo una corta caricia sobre su hombro. Ella comienza a caminar lejos de mí y suspiro, realmente espero que encuentre a una chica que la valore y la quiera. Me volteo para posicionar las llaves en la puerta y abrirla para entrar a mi hogar, pero su voz me detiene. Su voz tiene una gota de esperanza.

— Maca, espera. — La miro otra vez y el recuerdo de cuando nos conocimos, viene a mi cabeza con rapidez.

Y a pesar de que esto es completamente diferente a como cuando nos vimos la primera vez, hay una diferencia que es más notoria que las demás: sus labios están sobre los míos y yo estoy completamente paralizada.

No reacciono. De ninguna manera, ni buena ni mala, ella se da cuenta de ello y se separa. No parece triste, no parece feliz, su expresión es totalmente neutra. Y creo que es una excelente actriz.

— A pesar de que no me correspondas, soy dueña de esto. Soy el primer beso que le has dado a una mujer.

Toco mis labios con dos de mis dedos mientras mis ojos se conectan con los de ella. En su rostro aparece una sonrisa. Tiene esa estúpida sonrisa sinvergüenza que siempre ha tenido. Tiene esa estúpida sonrisa que no deseo volver a ver.

Doy tres pasos hacia atrás y pestañeo un par de veces, aún descolocada por todo lo que acaba de pasar. Me doy cuenta que en su mirada, vuelve a aparecer aquel brillo lleno de coquetería y sus palabras resuenan en mi cabeza, cargadas de aquella esencia llena de picardía que sabe como usar.