18. "Un paso hacia adelante"

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[Dedicado a todxs ustedes🤍]

Luego de la charla que habían tenido aquella tarde de domingo, Rubí había decidido que asistir a un psicólogo, era una opción totalmente acertada para comprender lo que le pasaba. Y por su puesto, su familia, la había apoyado en aquella decisión.

En un principio la mayor, había decidido que iría sola, pues era algo que deseaba resolver por su cuenta, pero luego de muchas insistencias, y sobornos por parte de su hermana, allí estaban, Agata y Esmeralda, al medio día del miércoles acompañando a la castaña.

Esperaban sentadas afuera de la sala de consultas de la psicóloga que Esmeralda había conseguido para su hermana. La misma le había dicho que era una de las mejores, y a la mayor no le quedaba otra alternativa que creer en su palabra.

Rubí se veía algo inquieta y vibraba con energía nerviosa. Su pierna subía y bajaba con rápidez, demostrando el evidente nerviosismo que la chica tenía. No sabía como enfrentar aquella situación, pero habia dado el paso, y no se había quedado escondida ante sus propios sentimientos.

Su familia estaba orgullosa de ella.

Y también debía estarlo ella misma, pero dentro del nerviosismo también habitaba la tristeza. Extrañaba a su mejor amiga, a su vecina, a su artista, a su rulitos.

No deseaba pensar en el estado en el que podía estar la rizada luego de haberla ignorado por tres días. Sabía que había hecho una promesa, que no la volvería a ignorar por nada del mundo, pero lo había hecho. Y a pesar de que los motivos por los que lo había hecho la primera vez eran igual, o quizás un poco menos, confusos que los de esta ocasión, aquello no impedía que la culpa creciera y se expandiera por su pecho.

Y a diferencia de la vez anterior, su vecina no le había hablado en ninguna oportunidad.

"Ay, Maca... Lo siento tanto."

— Rubí Cárdenas...

La voz de una mujer de unos treinta y tantos años, sacó a Rubí de sus pensamientos. Se levantó con tanta rapidez que llegó a marearse levemente, pero sin importarle demasiado, se acercó a ella.

Era pelirroja, sus ojos eran claros, entre verde y azules, sus mejillas estaban decoradas con un suave rubor y sus labios llevaban un labial rojo cereza al igual que el traje que vestía. Mientras que en estatura, era sólo un poco más alta que la castaña.

Un detalle que llamó la atención de las Cardenashans, eran sus pestañas. Sus pestañas eran increíblemente largas y Rubí tuvo que sostener a Esmeralda a su lado para que no corriera a preguntarle cual era su secreto. No era por ello que estaban allí.

— S-soy yo.

— Hola, querida. Soy María, un placer conocerte. —La miró con una sonrisa. Podía percibir el nerviosismo en su cuerpo y con delicadeza posó su mano sobre su hombro, intentando darle seguridad.

Luego de una presentación formal hacia la familia de la joven, Rubí y la profesional, entraron hacia una sala en donde ambas podrían conversar con mayor cómodidad.  

Las vibras que emanaba aquel lugar eran bastante tranquilas. Su titulo estaba colgado sobre la pared izquierda mientras que a la derecha, podía encontrarse con un par de cuadros que jamas había visto en su vida, pero que eran hermosos, dignos de un verdadero artista. El blanco de las paredes se interrumpía tambien, por hojas llenas de dibujos coloreados por niños pequeños y el olor a incienso de vainilla que rondaba por la habitación, la hacía sentirse un poco más relajada.

Pero no lo suficiente.

Tomando asiento frente a un hermoso mesón negro con detalles dorados, Rubí la escuchó hablar nuevamente:

Diste vuelta mi mundo ||RUBIRENA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora