𝟑

11.2K 980 102
                                    


───────────────

3

───────────────

Aimée

AUNQUE ERA REACIO A LOS EVENTOS SOCIALES, SIMON TENÍA ALGO CLARO: NO IBA A PERDERSE EL DEBUT DE AIMÉE... A pesar de que eso le costara su paz.

Durante los días anteriores estuvo casi encerrada en casa, pero los días en Londres pasaban rápido. Lady Danbury y ella tomaban té, charlaban y paseaban, pero evitaban salir al centro pues sería mucho más interesante, cautivador y sorprendente si llegaba «anónima» a la presentación ante la reina. Londres no paraba de hablar de la chica desconocida y su anonimato generaba expectación, y la expectación siempre era buena. Como decía su madrina, el factor sorpresa siempre era beneficioso tanto en la guerra como en las temporadas, que para ella,...eran similares.

Esa mañana, Úrsula fue a despertarla pues debían preparar mil cosas para su presentación del día siguiente. Sin embargo, Aimée ya estaba despierta y mirando por la ventana. ¡Simon acababa de llegar! Ignorando la petición de su doncella de vestirse, agarrando su bata, corrió hasta la entrada de la casa.

—¡Simon!—el nuevo Duque de Hastings se giró para encontrarse con la niña con la que había crecido... que ya no era tan niña. Avanzó hasta ella y la abrazó con mucho afecto, afecto que ambos sentían por el otro.

—Jas, cariño, ¡qué preciosa estás!—Aimée le sonrió y los ojos del Duque se iluminaron.

Hacía años que no se veían, pero el tiempo solo los había cambiado físicamente. Aimée, o Jas, como le gustaba llamarla, se había convertido en una mujer y aunque seguía actuando impulsivamente, cosa que aunque no era bien vista en una señorita, Simon lo agradecía.

Aun en bata, Lady Danbury, Simon y ella desayunaron juntos poniéndose al día de lo que habían sido sus vidas en esos años, de los proyectos que tenían para el futuro y otros temas triviales. El tiempo parecía no haber pasado pues mientras hablaban, los tres se sintieron en casa, en familia.

Sin embargo, la tranquilidad que Simon Basset sentía se vio destruida cuando fue prácticamente arrastrado al salón, donde había una veintena de preciosos vestidos esperándolos.

—¿Cuál es mi papel aquí exactamente?—preguntó sin querer que se notara mucho su tono irónico. Aimée rodó los ojos y señaló hacia los vestidos.

—Pues darme tu opinión, ¿qué esperabas?—Simon intentó oponerse, pero era Aimée Jasmine, su Jas, y no podía negarle nada—. Eres libre de probarte el que te guste—ante sus palabras, el Duque le sacó la lengua como burla. Lady Danbury los miró y sonrió: seguían siendo sus niños.

Mientras Aimée se cambiaba los vestidos, Simon leía uno de los nuevos libros de Lady Danbury, hasta que dentro de este y como marca páginas, encontró la gaceta de Lady Whistledown.

—¿Qué es esto?—le preguntó a la señora, y ella riendo se encogió de hombros—. ¿Que debería conocer a los Bridgerton? Oh, no—negó Simon—. Y aun menos al vizconde, Lady Danbury. Sabemos que Aimée merece alguien mejor... Y no estoy hablando por su título pero...—la mujer hizo un gesto para que permaneciera callado—Son vividores... Conozco a Anthony...—pero lo volvió a interrumpir.
—Simon, no hables de esto aquí. Cuando llegue el momento, se verá—el Duque asintió; no muy convencido.

𝐒𝐀𝐃 𝐁𝐄𝐀𝐔𝐓𝐈𝐅𝐔𝐋 𝐓𝐑𝐀𝐆𝐈𝐂 |a. bridgerton Donde viven las historias. Descúbrelo ahora