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AIMÉE RECIBIÓ VARIOS PRESENTES Y ALGUNAS VISITAS A LA MAÑANA SIGUIENTE, pero esperó ansiosa alguna señal de Anthony Bridgerton.

De todos los pretendientes que habían pasado por su salón esa mañana, el que más gustó a Aimée fue Lord Fitzwilliam, y no tenía nada que ver con su sonrisa perfecta ni con su pelo castaño cobrizo. El hombre le había regalado un ramo de flores precioso y la había hecho reír. Lady Danbury no se opuso al conde, y con gusto los acompañó a tomar el té, pero Simon permanecía reacio a cualquier hombre que se acercaba a ella. Después de descubrir que el hombre al que vio desnudo en el lago, y el que le despertaba sus instintos como mujer era Anthony Bridgerton, supo que debía estar mucho más atento.

Lord Fitzwilliam intentó comprender la relación tan cercana entre ambos porque resultaba algo chocante. Por parte de Aimée vio un trato más de amistad que sentimental, o al menos eso fue lo que quiso ver, pues no supo con seguridad si lo que pensó fue cierto; la conexión entre ambos era demasiado obvia. Por otro lado, Simon se veía mucho más protector con ella, pero no esa clase de protección que se esperaba de alguien cercano, si no que parecía más... ¿Celos? Sin embargo, él no quería darse por vencido porque Aimée era una perfecta candidata para convertirse en condesa.

Varios hombres más pasaron por el salón de Lady Danbury. Ninguno convenció a Aimée, que amable charlaba con ellos, pero que buscaba cualquier debilidad de ellos para invitarlos a marcharse. Cuando el último de estos se fue, Aimée bajó a ver a Alexandra y sin decir nada, esta la entendió.

-Estás hoy siendo especialmente un incordio... Por quinta vez: no ha llegado nada del vizconde Bridgerton—Aimée fingió desinterés a pesar de que eso la decepcionó lo suficiente como para sentir una punzada en el corazón.
No es que esperase recibir nada del vizconde, ni una visita, pero ella había sentido esa conexión, y él debía haberla sentido también. Era imposible que Anthony no la hubiese sentido... Se engañó a sí misma diciéndose que no le importaba en absoluto... Aunque sí que lo esperaba.

-No he venido por eso.

-Sí, sí lo has hecho, Aimée. Ambas lo sabemos...-ella hizo una mueca y Lady Alexandra sonrió algo triste. Era demasiado obvio lo que su amiga sentía por ese vizconde-, pero no te pongas triste, ha llegado esta nota de tu hermano.

Querida y adorada Aimée,

Han pasado semanas desde que dejaste este nuestro hogar y te extrañamos. Sin embargo, sé de buena fuente que estás en perfectas condiciones y que estás feliz.
Hermana, ten cuidado y no confíes en nadie fuera de nuestra familia. Sé que Lady Danbury y tengo entendido que Simon están ahí acompañándote, pero debes cuidarte de cualquier habladuría o cualquier problema. Eres mucho, Aimée, y mereces mucho.
Freya y yo estamos deseando viajar a Londres para visitarte, y te puedo asegurar que en cuanto podamos, nos tendrás allí contigo.
Y, Aimée... Vas a ser tía, y si aceptas, madrina. Freya tiene algunas semanas de embarazo, y llora mucho porque quiere que seas tú quien la acompañe.
Quién sabe si dentro de poco eres tú la que nos sorprende con un precioso bebé con tus mejillas.

Te quiero mucho, Aimée.
No lo olvides,

Trevor Edward Archer, Duque de Suffolk.

Algo emocionada cogió el sobre y leyó. No pudo dar algunos grititos de felicidad al descubrir que se iba a convertir en tía... Que Trevor iba a ser padre, y que iba a tener al futuro heredero del ducado.

Al subir a su dormitorio para arreglarse antes de ir a tomar té a casa de los Bridgerton, escuchó algo que no le agradó en absoluto y que, aunque no quisiera admitirlo, le rompió el corazón.

𝐒𝐀𝐃 𝐁𝐄𝐀𝐔𝐓𝐈𝐅𝐔𝐋 𝐓𝐑𝐀𝐆𝐈𝐂 |a. bridgerton Donde viven las historias. Descúbrelo ahora