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¡Qué se pare el mundo! Tal día como hoy hace veinte años nació Aimée Jasmine Archer... ¡Para hacer de este mundo algo mejor!
Esta Autora quiere desearle feliz cumpleaños a nuestra adorada joya de la corona. Lady Archer, que la vida le traiga todo lo que desea y merece. ¿A Lord Bridgerton, quizá?
REVISTA DE SOCIEDAD DE LADY WHISTLEDOWN
mayo 1813
DESDE QUE ERA UNA NIÑA SUPO QUE SU CUMPLEAÑOS NÚMERO VEINTE SERÍA ESPECIAL, lo fue.
Habían pasado algunos días desde que Anthony besara a Aimée. Aunque la joven estaba decidida a pasar página e ignorar a Anthony, acabó yendo tras él porque sintió miedo. Miedo de que pudiera ocurrirle algo. Miedo de perderlo.
Sin embargo, después de su beso, Aimée supo que debía hablarle claro y dejarle saber que ella había decidido aquella misma mañana ignorarlo. Aimée no era capaz de comprender sus acciones contradictorias. Anthony tampoco entendía las suyas. ¡Qué difícil eran los asuntos del corazón!
-No debiste besarme-le recriminó aún nerviosa y rozando sus labios con la yema de sus dedos-. De hecho, no debí venir detrás de ti después de todo lo que hiciste, Anthony. No te lo mereces. Me hice una promesa a mí misma de pasar página... Y la he incumplido. No quiero volver a pasarlo como lo pasé anoche. No voy a permitir que juegues más conmigo.
El vizconde la miró y asintió entendiendo que ella quisiera pasar página y que se sintiera mal al haber traicionado la promesa que se hizo a sí misma por uno de sus arrebatos. Y aunque parecía que sí, que jugaba con ella, no lo estaba haciendo. De verdad que no. Lo último que él quería era hacerle daño, pero lo hacía igualmente. ¿Entonces qué sentido tenía luchar contra lo que sentía, si de todas formas, ambos sufrían separados? ¿Por qué no arriesgarse?
-No tengo ninguna excusa, pero sí lo siento mucho, Aimée, no debí marcharme así, y mucho menos debí decirte lo que dije. No fui justo contigo, ni conmigo mismo. Lo que dijiste antes de que siempre tenía que decidir por los demás es cierto: Me obligo a mí mismo a alejarme de ti, y como soy incapaz, intento que tú te alejes de mí. Entiendo que no quieras verme, sé que a veces soy insoportable, pero estoy intentando aprender a hacer las cosas bien... Al menos hacerlas bien, contigo. Pero no me pidas que me disculpe por el beso porque no lo siento.
-No sirve de nada que me digas eso, me ilusiones de nuevo, y después todo siga igual. Necesito más de ti, Anthony, pero no voy a pedirte nada que no sientas.
Esas palabras ocuparon la mente del vizconde los dos días siguientes, y desde entonces Aimée recibía una rosa blanca con alguna nota romántica cada amanecer, y luego la visita del vizconde durante horas. Anthony Bridgerton había decidido cambiar y luchar por Aimée Archer aunque la tragedia estuviese en camino.
