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Oh, y para colmo, el príncipe Ivan Alekséi dijo que había estado esperando toda su vida para conocer a Lady Archer. Cuidado, vizconde, ha llegado el verdadero rival. ¿Quién es capaz de resistirse a los encantos de un hombre de la realeza?
REVISTA DE SOCIEDAD DE LADY WHISTLEDOWN
mayo 1813
ANTHONY BRIDGERTON, UNA VEZ MÁS, DECIDIÓ, y la magia se acabó.
Aimée
Aimée dejó el folleto de Lady Whistledown sobre la mesa y suspiró. Desde luego había escrito cosas peores, y ella siempre las había tomado como una broma, pero ese comentario la había molestado profundamente. Anthony no tenía que tener ningún cuidado porque no tenía rival. Sí que era cierto que el príncipe había estado gran parte de la velada con ella, pero también era cierto que Anthony la había dejado sola sin decirle que lo iba a hacer. Y sí que era cierto que se había divertido mucho con él, como si lo conociera desde siempre, y que había quedado encantada con el trato que le dio como si ella fuese su igual, pero eso no implicaba que entre ellos ocurriera nada. Quería a Anthony, lo amaba. No tenía ninguna duda sobre ello, y la aparición de Ivan Alekséi no iba a hacer que eso cambiase porque ella no lo iba a permitir.
Sin embargo, las cosas ya habían comenzado a cambiar.
Miró la última rosa que Anthony le había enviado, pero sin nota alguna diciéndole que la quería. Además, él no la había visitado en unos días y ni siquiera le había dado una razón para no hacerlo. Desde que se marchó de la fiesta sin despedirse, él no había dado ninguna señal de vida a parte de las rosas, y Aimée ya no estaba segura de que las hubiera puesto él en persona, como solía hacer. Mientras recordaba, sintió una presión en el corazón y fingió escuchar lo que la modista le decía.
Como le pareció extraño el comportamiento del vizconde, ella le envió una rosa y con ella una nota en la que le decía que lo echaba de menos, que lo quería y que iba a ir a visitarlo. Pero la única respuesta que tuvo fue una nota fría e impersonal en la que decía que se encontraba indispuesto, que necesitaba reposo y que cuando estuviera mejor iría a verla. Ningún "te quiero", ni ningún "te echo de menos". Aimée intentó no darle muchas vueltas al asunto, ni dejarse llevar por pensamientos negativos... Quizás sí se sentía mal y la nota había sido enviada por algún mayordomo... Pero en el fondo sabía que algo no andaba bien, aunque quisiera evitarlo.
Al leer lo de Whistledown se imaginó que Anthony lo que tenía era una rabieta de celos, y que se le pasaría en cualquier momento, pero no le pareció justo ya que ella no le dio motivos reales para ello. Aunque en el fondo sabía que sí, que tal vez su comportamiento fue indebido, y que parte de lo que ocurría era culpa suya. Lo que no sabía era cómo podía solucionar aquello.
