San Francisco, California.Brenda Jones
Odio mi vida, si hubiera sabido de antemano que la vida iba a ser tan dura, quizás dejaría que otro espermatozoides sea el afortunado de ganar la carrera para llegar al óvulo.
Me encuentro fumando en el balcón de mi apartamento, llevo más de media hora observando la carpeta que contiene todos los datos del sujeto que debo matar.
Se trata de Nikolay Ivanov, hijo del mafioso ruso Boris Ivanov, uno de los sujetos más buscados por la U.S.ARMY. Esta noche debo matarlo, llevo planeando su muerte desde que supe que él fue el creador de la droga que me inyectaron años atrás.
-Brenda -dice una voz detrás de mi.
-¿Qué haces despierta a estas horas? -pregunto y le doy una calada al cigarro.
-Es lo mismo que iba a preguntarte a ti, ¿Por qué no estas en la cama? Hace frío para estar aquí, y en un par de horas debes ir al aeropuerto -dice mientras se acerca a mi lado.
-¿Ahora eres mi madre? -pregunto.
-Solo me preocupo por vos, ¿Me compartes del cigarro? -pregunta.
-No, eres pequeña.
-Tengo 19 años Brenda, no soy una niñata.
-Pues para mi lo sigues siendo Iara -la observo, trae puesto su horrible pijama rojo y tiene el cabello amarrado en una coleta alta- ¿Qué haces despierta? -vuelvo a preguntar.
-Me preguntaba si mañana puedo viajar contigo.
-No voy de excursión, así que no -respondo cortante. No me gusta que ella este metida en las mismas mierdas que yo.
-¿Este es el hombre que tienes que matar? -pregunta mientras revisa la carpeta con la información del tipo- ¡Pero mira que guapo es! -sonríe cuando ve la foto.
-No importa si es guapo o no, de todas formas tengo que matarlo -termino mi cigarrillo y lo dejo en el cenicero- ¿Acaso no leíste quien es? -pregunto indignada cuando veo que se babea por él.
-Es Nikolay Ivanov, hijo del Boss, tiene 29 años, es quien dirige el área narcotraficante, y no se ve tan mal, yo me lo follaría y luego lo mataría -dice mientras observa la foto.
-Deberías tener en cuenta que si te lo follas, primero debes darle algún somnífero o algo.
-Pero así no lo voy a poder disfrutar -dice desilusionada.
-Iara, es narcotraficante sino te droga, te mata -le explico- Tiene en su poder a más de mil hombres, no está solo.
-¿Te paso alguna vez? -pregunta y no se a que se refiere.
-¿Si me paso qué?
-¿Te drogaron alguna vez? -pregunta curiosa.
-No, nunca lo hicieron miento.
-Me alegra escuchar eso -dice sonriente- ¿Vamos a dormir? -asiento y nos adentramos al apartamento.
Cada una se va a su habitación y por más que quiera no puedo evitar recordar aquel día cuando desperté asustada en un hospital, ¨-Casi mueres de sobredosis, Luci.¨
Miro la hora desde mi celular y son las 05:15hs a.m, abro la valija que se encuentra sobre mi cama, y comienzo a guardar algunas prendas de mi armario en ella.
Saco debajo de mi cama una maleta roja y la guardo adentro de la valija, esta lleva adentro armamento y dinero en efectivo suficiente para el viaje.
Busco en el cajón de mi mesa de luz el pasaporte falso, mañana seré Lucí Allard, una mujer de 20 años de edad, nacida en Francia. Todavía no entiendo porque no falsificaron mi edad, según los documentos de ¨Hell¨ tengo 23 años, sin darle mucha importancia al asunto comienzo a desnudarme para poder darme un baño.
Regulo el agua de la bañera y entro en ella cuando esta tibia, no suelo tardar mucho, así que solo lavo y nutro mi cabello, para luego lavar y enjuagar mi cuerpo. Cierro la perilla del agua y envuelvo mi cuerpo en una toalla, voy hasta el pequeño armario que está al lado del espejo a cuerpo completo, y de allí saco las cremas para poder nutrir mi cuerpo.
Luego de hacer todo el aseo personal voy hasta mi armario para comenzar a cambiarme, saco del cajón mi ropa interior blanca calvin klein, escojo un pantalón negro enogamado y una blusa de tiras finas del mismo color, me pongo mis zapatillas blancas nike y tomo la campera de jean donde Iara pinto una rosa roja en la espalda.
Dejo mi cabello suelto y maquillo mi rostro con rimel en mis pestañas, algo de sombra en los parpados y labial morado para mis labios. Me observo en el espejo y al ver que me gusta el resultado de mi outfit improvisado, salgo de la habitación con mi valija en mi mano derecha, y mi celular y pasaporte en mi mano izquierda.
Antes de irme, paso por la habitación de Iara y al verla dormida profundamente sonrío, esta a punto de caerse de la cama y tiene la mayoría de las almohadas en el suelo, dejo una nota sobre su mesa de luz donde se encuentra un número telefónico para que me llame cuando se despierte.
Salgo de su habitación al ver que se esta por caer, cuando cierro la puerta escucho un golpe.
-Joder, otra vez -se queja.
Vuelvo a sonreír y salgo por los ascensores hasta recepción, me encuentro con María, una de las señoras que trabaja en limpieza.
-Hola, buenos días joven Lucí -saluda amablemente.
-Buenos días, María -le devuelvo el saludo.
-¿Hacia donde viaja esta vez, joven?
-Washington D.C. -le explico mientras bajo mi valija- ¿Podrías cuidar a Leila? -pregunto- Echarle una miradita una vez cada tanto.
-Claro que si joven, yo la cuido.
-Muchas gracias, te dejo mi número por si sucede algo -le entrego un pequeño papel donde esta mi numero anotado.
-Suerte en su viaje y bendiciones -deja un beso en mi mejilla y se retira.
Voy hasta el estacionamiento del edificio y busco con la mirada mi auto, un Jaguar negro, el cual encuentro a unos metros de la salida, hago una llamada para que puedan transportar el vehículo hasta donde me voy a residir por unas semanas, concuerdo lugar y fecha con el hombre del servicio y corto la llamada.
Luego llamo un taxi, espero a las afueras del edificio y cuando llega el móvil subo a él, junto con mi valija.
-¿Donde la llevo, jovencita?
-Al aeropuerto internacional, por favor.
Holaa!
Nos adentramos a la mente de Brenda. Siempre voy a aclarar en la parte superior cuando cambia el narrador del capítulo 🙌🏼
No olviden dejar su ⭐
Besoos ❤
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PRUEBA MIS LÍMITES
Action• Poner límites no solo es saludable, en muchos casos es vital para sobrevivir • Eso es justo lo que estaba haciendo, sobreviviendo, poniendo límites entre nuestros mundos, resistiendo a la atracción de nuestros cuerpos. ¿Pero cómo controlaremos la...