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- Viejo, te veo muy pensativo últimamente... -menciona CDMX al ver que su padre se quedó en trance en el sofá... por tercera vez en el día.

- ¿Ah? -el mayor recién se había dado cuenta de la presencia de su hijo.

- Estás peor de lo que pensé... -suspiró y dejó en la mesa los archivos que tenía en mano- Estás así desde que regresaste de tu viaje a España -se sentó a su costado- ¿Qué te pasa?

Habían pasado 2 semanas desde que tuvo esa reunión con el español y ni él ni los otros latinos han logrado encontrar al dichoso peruano. Ya empezaba a ser frustante.

- Nada... -desvió su mirada.

- No te creo -le dijo medio enojado el menor.

A decir verdad, parecía niño siendo regañado por su madre, lo que causaba gracia a algunos de los hijos de México que pasaban por ahí.

- No me dirás, ¿verdad? -el mayor negó con la cabeza- ... sé que nosotros como statehumans no podemos intervenir en las cosas de los countryhumans -relajó su mirada- pero eres nuestro padre, sabes que puedes contar con nosotros, ¿no?

El mayor soltó una suave carcajada, junto con un "gracias".

- La verdad es que estoy buscando a alguien... -decidió contarle; al ver el silencio del otro, prosiguió- Una persona que sepa sobre cocina y tenga nacionalidad peruana.

La ciudad de México se sorprendió, agarró sus archivos y empezó a buscar entre las hojas. El mayor solo lo miró un poco confundido.

- Quizá... ¿alguien como él? -le mostró una de las hojas, era una sucursal.

México la tomó con cuidado y le dio una lectura rápida. 

- Sí, es él -sonrió.

Sacó su celular y prosiguió a informar el hallazgo a sus amigos en el chat grupal. No tardó mucho hasta que todos lo hayan leído. Como si la suerte estuviera a su favor, a Ecuador, Chile, Bolivia, Venezuela y Panamá les llegó la misma sucursal. Así sería más fácil de contactar. Finalmente, acordaron quienes serían los que tratasen de convencer al peruano de participar, siendo México y Chile los encargados.

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Él solo había pedido permiso para crecer su empresa al extranjero. Sabía que sería difícil ya que, para su país, era muy raro ver a alguien teniendo éxito afuera. Él era alfa, realmente, uno de los pocos que habían en su país. Sin embargo, su subgénero no garantizaba si iba a triunfar o no y, debido a ello, algunos le criticaban por "desperdiciar" su potencial de alfa.

El temor de ser rechazado, hizo que presentara dicho pedido a más de un país. A comparación de muchos (por no decir todos), él no se cambió de nacionalidad para ello, a pesar de que los demás le decían que debía hacerlo si quería expandirse. A fin de cuentas, lo que él buscaba era construir restaurantes con concepto de cevichería peruana. Incluso había pensado en colocarles "La mar" o "Tanta". Planeaba un negocio de banquetes, pero lo que realmente quería era...

Una aventura culinaria

Él era un tanto famoso en su país. Había logrado hacer platillos exquisitos con los ingredientes y recetas de su gastronomía, inauguró uno que otro restaurante en algunas ciudades peruanas, hasta escribió toda una colección de libros de cocina. Pero no podía quedarse ahí. Algo dentro suyo le decía que podía hacer más. Así que lo intentaría, se arriesgaría. Y así lo hizo. Entonces... 

¿Por qué motivo ahora se encontraba en frente del Palacio de la Moneda (Chile)?

Retrocedamos... Un día, como cualquiera, se levantó de lo más tranquilo cuando, en eso, unos señores tocaron a su puerta. Él fue a abrirles cordialmente y ellos le informaron que tenía que viajar a la sede del presidente de la República de Chile. Iba a tener una reunión ahí; quiénes estarían o sobre qué cosa era la citación exactamente, no le dijeron. Quizá por eso ahora se encuentra tan nervioso...

- Pase por aquí, señor -le indicaron al bajar del carro.

El peruano fue guiado hasta una sala,- "Tal vez no sea nada malo..." - trataba de converserse a sí mismo. Grande fue su sorpresa cuando, al abrir las puertas, vio dentro a los contryhumans de Chile y México. Con nervios bien disimulados, ingresó, le cerraron la puerta y se dirigió a los presentes.

- Buenas tardes... -saludó estrechando las manos con cada uno y tomó asiento frente a ellos.

- Buenas tardes, señor -saludó Chile calmadamente.

- Le agradecemos de ante mano el que esté presente -sonrió México.

- No es nada -respondió un tanto sorprendido por la formalidad. 

- No se preocupe, señor -habló México- Solo queremos dialogar con usted sobre esto -sacó unas hojas de un folder manila.

El peruano tomó los papeles y supo de inmediato qué decían. Eran sus sucursales.

- Si es sobre mi nacionalidad, yo podría... -fue interrumpido.

- No no no -negó el chileno- no tenemos nada en contra de su pedido. Por el contrario, queremos pedirle ayuda con algo -miró a México para que explique.

- Dentro de unos meses, se realizará Madrid Fusión, un concurso que presenta la gastronomía de cierto pais, y estamos planeando presentar algo nuevo... -se tomó una pausa para continuar- Sabemos que esto puede ser complicado, pero queremos integrar a la gastronomía peruana para esta ocasión.

- ¿Eh?

Para sacar al humano de trance, el chileno garraspeó su garganta, logrando captar su atención.

- Creemos que eres el indicado para esto. Sin embargo, no te vamos a obligar a participar...

- ¿Cuál es su decisión...


















...señor Acurio?

Hijo de la luna (Perú Harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora